Es acojonante, pero en estos
momentos en los que escribo, Expocómic corre peligro. Quizá cuando esto se
publique esté ya todo solucionado, ojalá, pero a día de hoy, las gestiones del
ayuntamiento de Madrid han dejado la feria anual del cómic de Madrid sin sitio
donde celebrarse. Bueno, los comiqueros que os pasáis por aquí de vez en cuando
ya sabréis de qué va todo esto, pero por si alguno no está puesto en
antecedentes, desde aquí os cuento.
Todo empezó la noche de
Halloween y en el Madrid Arena, con una fiesta de la que todos habéis oído
hablar seguro, fiesta cuyo resultado fueron cuatro chicas fallecidas y una que
a día de hoy sigue en peligro. En los días siguientes oímos muchas cosas, a día
de hoy parece que esas cosas, a pesar de que en otros sentidos continúan siendo
muy turbias, comienzan a aclararse. Ya parece claro que la organización, una
empresa privada que alquilaba el recinto al Ayuntamiento de Madrid había
vendido un número indeterminado pero muy elevado de entradas por encima del
aforo permitido, lo que sumado a unas medidas de seguridad por debajo de lo que
era necesario (y por supuesto más baratas) que permitieron que mucha gente se
colara en el recinto en el momento en que comenzaba la sesión del DJ invitado,
preparó el terreno para la tragedia que llegó y que podría haber sido mucho
peor.
Las preguntas comenzaron a
hacerse en voz alta desde el mismo día siguiente. ¿Qué responsabilidad en lo
ocurrido tenía el Ayuntamiento de Madrid? Las campanas de alarma sonaron con la
intervención en televisión del Teniente de Alcalde, que se apresuró a eso de
las 15:00 del día 1 de Noviembre (es decir, pocas horas después de lo ocurrido
y sin ningún informe todavía) a exonerar de toda responsabilidad tanto al
Ayuntamiento como, lo que fue más raro, a la empresa. Vamos, que si alguien no
tenía sospechas de que algo raro estaba pasando, ya vino este señor a decir
“no, si no pasa nada”, haciendo de nuevo verdad el viejo dicho excusatio non petita, acusatio manifesta. O
algo huele a podrido en Madrid, que diría Shakespeare.
Por falta de tiempo no sigo
demasiado las noticias en la tele, y los periódicos me dan bastante pereza, de
modo que estaba un poco descolgado de todo esto, cuando de pronto me llegó la
noticia. La Alcaldía de Madrid (sí, esa, la Alcaldía No Electa, la marcada al
gran dedazo, la de la especialista nacional en macedonias y a la que le parece
fatal que las manzanas se junten con las peras… vale, tenía que decirlo, es que
creo que es la peor analogía de la historia), como representante de todos esos
madrileños que no la han elegido, declaraba que los edificios municipales
dejaban de ser accesibles para las empresas. Es decir, como modo de evitar que
se repitiera lo ocurrido en Madrid Arena, se decidía que las empresas privadas
no podrían alquilar o realizar eventos en ninguno de los recintos propiedad del
Ayuntamiento de Madrid. Supongo que en estas situaciones, lo correcto habría
sido afirmar que el Ayuntamiento iba a asumir sus responsabilidades sobre la
seguridad de este tipo de eventos, comprobando que todo era correcto, que no
había fallos de ningún tipo… Es decir, que el Ayuntamiento iba a realizar un
ejercicio de responsabilidad.
Pero no, claro. Así no hay
ejercicio de responsabilidad ninguna. Se cierran los recursos, y punto, así no
hay que revisar nada. Es la versión botellil de acabar con las protestas
acabando con los que protestan. Y con todo esto, yo no me di cuenta hasta que
no me lo dijeron: Tomás, que si cierran los pabellones de la Casa de Campo… no
se puede hacer Expocomic.
Y yo, con cara de emoticono
sorprendido. Obviamente, la seguridad es lo más importante de todo (algo que en
Expocomic ha estado siempre cubierto) y lo que ocurrió en la noche de Halloween
en el Madrid Arena no debe repetirse. Por desgracia, en este país las cosas
funcionan así, aprendemos a base de muertos, y a veces no del todo. Solo Dios
sabe cuantas fiestas se habrán celebrado con características similares a las de
esa noche, y no ha pasado nada hasta que ha pasado. Pasó así con los puertas de
las discotecas, tuvo que haber muertos para que se dieran cuenta de que era un
mundo dominado y dirigido por mafias de matones. Ha pasado con tantas cosas que
buscar antecedentes es hasta absurdo. Es así. Pero la solución del Ayuntamiento
no es una solución. Es una puñetera rabieta. Es un “¿Sí? A tomar por culo, es
mi Scattergories y me lo llevo”. Este tipo de pabellones del Ayuntamiento eran
una forma de mover dinero, y si todo se hiciera bien, una forma segura de
hacerlo. Son muchos los salones de todo tipo que requieren de estas
instalaciones, muchos los empresarios que las necesitan, mucho el dinero que se
mueve, y mucho lo que se podría aportar a las arcas del Ayuntamiento.
Ahora, nada. Cerrado. A una
semana y pico, parece que va a haber Expocomic… aunque no se sabe donde. Y nos
encontramos de nuevo con una gestión pésima, no por parte de la organización
del evento, por supuesto, sino del Ayuntamiento. ¿O no? Porque tal vez lo que
nos encontremos pronto es que existe una empresa, gestionada por algún amiguete
de alguno de los mandamases de la ciudad, que sea la que se dedique a la
gestión privada de este patrimonio municipal… porque esas cosas de
privatizaciones como que al PP le molan…
¿Apostamos?
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