Poner 52 colecciones en el
mercado de golpe, todas desde el número uno y todas planteando nuevos orígenes,
enemigos o trasfondos para los personajes, es desde luego, todo un desafío. Un
movimiento editorial tan arriesgado como ha sido el reboot de DC tras Flashpoint nos iba a traer, evidentemente,
algunas genialidades, algún producto basura, y entre medias, mucha morralla.
Además,
este movimiento y la asignación de equipos creativos novedosos a la gran
mayoría de las colecciones, hace que DC haya vivido su propio “momento Image”,
con diferentes dibujantes que han saltado a la palestra como guionistas, como
en su día hicieron Jim Lee, Rob Liefeld o Todd McFarlane; y siguiendo la estela
que en DC había marcado ya Tony Daniel, autor completo de sagas tan importantes
como La Batalla por la Capucha y que
ha continuado al frente de una de las colecciones de Batman. A él se ha unido
el espectacular David Finch (con unos guiones que parecen ser bastante menos
espectaculares que su dibujo), J.H Williams (que sabiamente se ha buscado un
guionista con experiencia como apoyo para su Batwoman), y los autores del tomo
del que vamos a hablar hoy: el dibujante Francis Manapul y el entintador Dennis
Buccellato, que se encargan tanto del guión como del trabajo gráfico en Flash.
ECC
ya nos ha traído el segundo tomo de la colección del velocista escarlata,
incluyendo los números del 5 al 8 de la colección, donde nos encontramos con el
final de la saga que dio inicio a la colección y el arranque de un nuevo arco.
Y la verdad es que lo que este tomo parece ser que nos traerá tiene bastante
mejor pinta que lo que hemos ido dejando atrás. Y es que quizá por comparación
con los guiones anteriores (recordemos que la colección Flash había quedado tras Crisis Final en manos de Geoff Johns, que
se vio acompañado por el impresionante Ethan van Sciver y posteriormente por el
propio Manapul), quizá por añoranza de Wally West o quizá porque realmente el
equipo que está al frente de la colección no llega todavía a hacer un trabajo más
allá de la mera corrección, parece que el primer tomo de Flash supo a poco… y este trae planteamientos más interesantes, la
verdad.
Si
en el primer tomo de Flash posterior
a Flashpoint nos encontrábamos con la aparición de un nuevo enemigo (o de muchos,
según se mire) para el velocista escarlata, la Oclocracia; en este segundo
Manapul y Buccellato, además de concluir la trama anterior, deciden traernos
dos personajes clásicos: el Capitán Frío y un Gorila Grodd bastante salvaje que
se convierte enseguida en la amenaza que está por venir. En el número 1 de Flash habíamos visto un pulso
electromagnético que había sacudido las ciudades gemelas de Central City y
Keystone, ambas patrulladas por el Velocista, y que debido a este pulso, habían
perdido la mayor parte de su tecnología, con todo lo que eso conlleva en una
ciudad moderna. Ahora, en el segundo tomo, abordamos las consecuencias de ese
pulso, tanto a nivel social (Flash es culpado por buena parte de la población
civil de las consecuencias del PEM) como puramente comiquero, y es que, como
era previsible, el pulso electromagnético desembocó en una fuga de la prisión
de Iron Heights… y en la libertad del Capitán Frío, que por algún motivo ya no
necesita de su pistola y convertido en una especie de Hombre de Hielo malvado,
culpa a Flash del riesgo de muerte que
sufre su hermana (Lisa Snart, que en el universo DC anterior estaba muy muerta)
debido al PEM, decide olvidar sus antiguos principios éticos como “barómetro moral”
que había sido de los Villanos, y matar a Flash. O al menos intentarlo.
Y
al mismo tiempo, Barry (he estado a punto de decir Wally… ) descubre que la
Fuerza de la Velocidad está provocando auténticos problemas con el
Espacio-Tiempo, abriéndose agujeros temporales que amenazan con arrasar la
Tierra en algún momento. Para esto, Manapul y Buccellato deciden convertir la
Fuerza de la Velocidad en una especie de dimensión alternativa, más normalita
que aquella que habíamos visto cuando Johns era el guionista de la colección,
pero aún con cierto toque friki/científico que hace que este concepto sea uno
de los más interesantes de la serie,
La
lucha con Frío y los problemas con la propia Fuerza de la Velocidad son los dos
motores de la historia que se nos cuenta en este tomo, en el que, como he dicho
antes, se nos deja ver que pronto tendremos a Gorila Grodd entre nosotros. La
lucha con Frío es bastante entretenida, la verdad, y quizá sea el desarrollo de
la parte de la historia que transcurre en la Fuerza de la Velocidad (con
aparición de un nuevo enemigo para Flash incluida) la que más da la impresión
de flojear, no llegando más allá de una historia muy básica, al menos de
momento.
Así
que, bueno, nos encontramos ante una colección que, de momento, sin ser nada
del otro mundo y estando incluida en este nivel medio que ha traído el nuDC
(donde sin duda las auténticas joyas están siendo Batman, Batwoman o La Cosa
del Pantano), al menos apunta hacia el entretenimiento, y hay que reconocer
que el dibujo de Manapul tiene su puntillo.
¡Yo
estoy deseando que llegue Grodd!
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