En un post anterior,
estuvimos hablando de Leyendas del Abismo,
el primero de una serie de tomos que recopilaran para ECC viejas historias del creador
de The Sandman. Hablamos ya de la primera de las historias que contiene el
volumen, Orquídea Negra, y ha llegado
el momento de hablar de la segunda: La
Cruzada de los Niños.
Y aquí hay que entrar
en antecedentes de varios temas. El primero, por supuesto, el editorial. Y es
que la Cruzada de los Niños surgió
con espíritu de ser el primer crossover que diera unidad a la línea Vértigo
dentro de las publicaciones de DC. Neil Gaiman y Chris Bachalo se encargarían
del primer número, mientras que para el segundo, se contaría también con Alyssa
Kwitney y Jamie Delano a los guiones, y los lápices serían para Peter Snejberg.
La idea era que esta serie limitada diera cohesión a la línea Vértigo, y por
ello, está protagonizada por personajes que vienen de diferentes puntos de este
universo. Así, los protagonistas son Edwin Paine y Charles Rowland, los “Detectives
Muertos” que aparecieran en las páginas de The
Sandman; pero también aparecerán el propio Tim Hunter (Los Libros de la Magia), Suzy (Orquídea
Negra), Maxine Baker (la hija de Buddy Baker, Animal Man), Tefé Holland (la
hija de Alec Holland y Abigail Arcane), y Dorothy Spinner (personaje
relacionado con La Patrulla Condenada). Además
de en los tomos que incluye Leyendas del
Abismo (La Cruzada de los Niños 1 y 2), la seria tendría resonancia en
los primeros anuales de Orquídea Negra,
Animal Man, La Cosa del Pantano, La Patrulla Condenada y Los Libros de la Magia.
Por otro lado, todos
tenemos cerca el recuerdo de otra saga llamada La Cruzada de los Niños, una serie limitada obra de Allan Heinberg
y Jimmy Cheung, protagonizada por los Jóvenes Vengadores y en la que se
ahondaba en las consecuencias y las raíces de Dinastía de M y la Bruja
Escarlata. Y es que el evento histórico conocido como La Cruzada de los Niños es
uno de los que más repercusión ha tenido en la ideografía popular. Hace años,
yo mismo escribí un relato con este título. ¿Qué fue la Cruzada de los Niños?
Gaiman lo explica a su (genial) manera dentro de la historia que nos narra,
pero nosotros vamos a dar un paso más. La Cruzada de los Niños fue uno de los
mayores desastres de la historia de la Edad Media, especialmente desde el punto
de vista de la historiografía más tradicional. En ella se cuenta que en el
siglo XII, varios niños comenzaron a predicar una cruzada pacífica en Francia y
el Sacro Imperio, con la intención de recuperar Tierra Santa de manos de los
Infieles (Jerusalén se había perdido en 1187, cuando Saladino había derrotado
al Reino Latino de Jerusalén en la batalla de los Cuernos de Hattin). Unos
treinta mil niños se habrían puesto en movimiento, sólo para ser engañados por
unos mercaderes, que los conducirían a Marsella, donde serían vendidos a
egipcios y tunecinos. Los últimos acercamientos históricos a este movimiento
difieren un poco de este concepto clásico, pero realmente, es este el que da
juego y al que Gaiman se refiere en la obra que nos ocupa.
Así, Gaiman, Kwitney y
Delano se embarcaron junto a un Chris Bachalo que aún sabía dibujar y un genial
Peter Snejberg en una historia que toma elementos de la historia medieval, de
narraciones tan populares como El Flautista de Hamelin y Peter Pan, y otra
menos conocidas pero no menos importantes (hay alusiones por doquier a la Torre
Oscura del poema de Robert Browning, que también inspiraría la saga La Torre Oscura, de Stephen King). Todo
comienza con la desaparición de todos los niños de un tranquilo pueblo inglés,
y los intentos de la hermana de uno de los desaparecidos de encontrar a su
hermano, lo que la lleva a contratar los servicios de la única agencia de
detectives a su alcance: Paine and Rowland. Y es que estos dos fantasmas, que
aún se encuentran en nuestro mundo como los Detectives Muertos, se verán pronto
implicados en la desaparición de dichos niños, no solo de la localidad inglesa,
si no de diversos puntos del mundo, encontrándose con una respuesta “extradimensional”,
la existencia del llamado Reino Libre, gobernado por niños, dirigido a los
niños, y alimentado por niños. El consejo del Reino Libre ha decidido salvar a
todos los niños del mundo, y para ello, deben conseguir llevar allí a niños de
gran poder: Tim Hunter, Tefé Holland y los otros mencionados antes. Sin
embargo, la idea de un gran reino mágico infantil no es tan bonita como parece,
y hay sombríos intereses detrás, lo que complica la búsqueda de Rowland y Paine…
Quizá La Cruzada de los Niños se quedó en
menos de lo que se esperaba, pero vuelve a ser una prueba de lo bien que Gaiman
domina las narraciones infantiles y el genial manejo que hace de los niños como
personajes protagonistas de unas historias de fantasía que terminan siendo
totalmente coherentes… así como de la capacidad que tiene de convertir lo que
parecen ser simples cuentos infantiles en historias de un sutil horror. Lo hizo
con Coraline, lo hizo con Rowland y
Paine en The Sandman, lo hizo en El día en que cambié a mi padre por dos
peces de colores… Y lo hizo en La
Cruzada de los Niños.
Una lectura que, quizá es simplemente entretenida
(a falta de leer el resto de los anuales que formaron parte de esta historia,
bastante prescindibles, pues la narración se entiende perfectamente solo con
los dos títulos impulsados por Gaiman), pero que por dibujo y trasfondo,
adquiere cierta categoría de mayor solidez, tanto narrativa como visual. Y un buen complemento a la genialidad de Orquídea Negra, para hacer de este tomo
un tomo redondo.
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