Battlestar Galactica, o simplemente Galáctica, es la versión realizada a partir de 2003 de una serie homónima de los años 70, que aquí a España llegó a principios de los 80 y sobre la que yo tenía difusos pero agradables recuerdos de cuando era un crío. Ronald D. Moore y el canal Sci-Fi decidieron reimaginar el mundo de Galáctica, donde la humanidad se enfrentaba a unas criaturas robóticas, los Cilones. En ambas series, estos destruyen el hogar de la humanidad y a gran parte de ella, las Doce Colonias de Kobol, y en ambos casos, el único punto de resistencia a la caída de la humanidad se encuentra en una de las naves de combate de las Colonias, la Galáctica, bajo el mando del Comandante Adama (Lorne Greene en la primera versión, Edward James Olmos en la que hoy nos ocupa).
Y eso es todo lo que tienen en común las dos series... bueno, aparte de a Richard Hatch en el reparto, en la primera serie haciendo de uno de los pilotos estrellas, Apolo, y en la segunda, de un confabulador político llamado Tom Zarek. En la nueva versión de Galáctica, nos encontramos con que los Cylon han evolucionado más allá de su faceta robótica (a la que llaman Centuriones), y ahora son idénticos a los humanos. Y bajo el lema "Los hijos del hombre vuelven a casa), lanzan un ataque atómico que devasta las Doce Colonias. Sólo la Galáctica y un puñado de naves civiles sobreviven al ataque de los Cylon, iniciando un viaje en busca de un nuevo hogar para los supervivientes de la raza humana, acudiendo el Comandante Adama y la presidenta Laura Roslin (ministra de educación convertida en presidenta de las Doce Colonias debido a la muerte de todos los demás) a una historia casi mítica que habla de una decimotercera tribu, que habría partido de Kobol hacia un lugar llamado "La Tierra".
La semejanza entre los Cylon y los humanos añade a la serie una gran complejidad, que permite a los diferentes directores de los capítulos explorar cuestiones como el racismo, la paranoia o las cazas de brujas, pues nadie sabe quien puede ser un Cylon, ni siquiera los propios Cylon, ya que algunos se encuentran infiltrados en la flota como agentes durmientes. El caos amenaza la flota, no solo como los Cylon que persiguen las naves supervivientes, como en el miedo que se extiende por ella al saber que cualquiera puede ser un Cylon, y difíciles situaciones que ponen ante complejas decisiones morales y éticas a los líderes y miembros de Galáctica, que se humanizan hasta el punto de tomar en muchos momentos decisiones completamente detestables. Además de una gran historia (miento, de una gran serie de grandes historias, pues se van conectando con naturalidad hasta cuatro temporadas), Galáctica contó con un gran elenco, no de personajes famosos, si no de actores que parecen haber nacido para los papeles que han hecho en Galáctica (y que probablemente nunca se verán en otra así, el historial de Tahmoh Penikett, uno de los secundarios con más trama en Galáctica, es una muestra de que la serie no se convirtió exactamente en un trampolín hacia la fama inmortal para sus actores).
Evidentemente, cada uno tendrá sus personajes favoritos al ver la serie, yo personalmente, me quedo con Helo, Athena, Gaeta, Cáprica 6, Sam Anders y el Jefe Tyrol, lo genial es que todos los personajes tienen un gran trasfondo y virtudes y defectos suficientes como para ser odiados o admirados por los espectadores. Adama, Roslin, Apolo, Starbuck, Saul Tigh, Boomer, Tom Zarek, Caley, Duala, Billy, Leoben... todos ellos tienen sus momentos. Y también evidentemente, habrá tramas que a cada uno le gusten más o menos. A mi me encantó el enfoque religioso que tiene, el conflicto entre la religión politeísta de los humanos y sus Dioses de Kobol (basados en los dioses de la antigua Grecia), y los Cylon, monoteístas y deterministas; y la parte más mística de la serie, ¿quién guía los pasos de la flota y los Cylon, porque hay visiones, profecías... ? Pero hay mucho más: critica social, política, paranoia y mucha acción.
Y es que a través de sus cuatro temporadas, Battlestar Galactica 2003 es LA SERIE PERFECTA
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