Reconozco que cuando veo películas o series de carácter histórico, hay algo que me echa para atrás, y es que a veces, poner el modo “Historiador” en Off, es difícil Así que cuando me planteé sentarme a ver las cuatro temporadas de Los Tudor, llevado a ello por las buenas críticas que había leído por un lado y por otro, lo hacía con cierto resquemor, como suele decirse. Y reconozco también que una de mis mayores dudas era la solvencia del protagonista, Jonathan Rhys-Meyers, que interpreta a Enrique VIII. Desconocía el curriculum de este actor, al que sí conocía, como casi todo los enganchados a la publicidad como yo, como “el chico de Hugo Boss”, ya que protagonizó varias campañas para esta marca.
Las dudas me duraron, exactamente, lo que tardé en ver el primer capítulo, y no es que se disiparan, es que según fueron avanzando los episodios y la serie, me fui enganchando cada vez más a todo lo que tenía que ver con la serie. Sí que es cierto que la dinastía Tudor me ha resultado fascinante desde mucho antes incluso de entrar en la Facultad de Historia, quizá más por la personalidad de algunas de las mujeres del rey que por la del propio Enrique VIII (al que siempre le tuve un poco de manía).
Como su propio título indica, Los Tudor habla del gobierno de la Dinastía Tudor en Inglaterra, centrándose en la figura de Enrique VIII, a lo largo de cuatro temporadas en las que narra, además de sus eventualidades políticas, sus amores con las que fueron sus seis esposas (y alguna amante), Catalina de Aragón (una inmensa María Doyle-Kennedy, que interpreta magistralmente a la hija de los Reyes Católicos), Ana Bolena (Natalie Dormer, una belleza exótica y un personaje que evoluciona de forma creíble, la mujer que hacer perder la cabeza por completo al rey de Inglaterra), Jane Seymour (Annabelle Wallis), Ana de Cleves (Joss Stone, bastante más atractiva de lo que debió ser la Ana de Cleves original hasta el punto de que es uno de los pocos errores de la serie, el hecho de que el rey pueda dejar a Ana de Cleves por la siguiente), Catalina Howard (Tamzin Merchant, que interpreta a una Catalina Howard con una extraña mezcla entre lascivia e inocencia) y la última de las esposas del rey, Catalina Parr (Joely Richardson, más madura que el resto de sus compañeras, pero igual de interesante).
Y no solo de compañía femenina viven los reyes, así que para completar el entorno de Enrique en la serie, tenemos a un genial Sam Neill en el papel del cardenal Thomas Wolsey, a James Franco como el inefable Thomas Cromwell, Jeremy Northan en el papel de Thomas Moro (sí, en aquella época yo hubiera sido inmensamente famoso solo por el nombre… Wolsey, Cromwell, Moro, Wyatt, Talys, Bolena, Seymour…todos Thomas) y, el que parece ser que será el próximo Superman, Henry Cavill, que interpreta al mejor amigo y compañero de Enrique VIII, lord Charles Brandon, duque de Suffolk, al que veis en la siguiente imagen (para que vayais imaginándole vestido de azul y con capa roja...)
Evidentemente, hay desviaciones de la historia, como el hecho de que se une a las dos hermanas de Enrique VIII, María y Margarita en un solo personaje, que Charles Brandon era mucho más mayor de lo que aparece en la serie, o que Whitehall, residencia de Enrique durante toda la serie no lo fue hasta bien avanzado su reinado, perteneciendo antes al Cardenal Wolsey…pero son tan nimias y la historia es tan buena que da igual (de hecho, podrían haber hecho cambios mucho mayores y hubiera dado igual del mismo modo). El único problema de la serie es que, desde mi punto de vista, acaba demasiado pronto, Los Tudor debería haber seguido más allá del propio Enrique VIII, con los gobiernos de Eduardo VI, María e Isabel Tudor, los tres hijos de “Henry”. Al final, como consuelo, sobre la vida de Isabel tenemos las dos excelentes películas protagonizadas por Cate Blanchett sobre la vida de Isabel I de Inglaterra, pero sigue existiendo un enorme vacío histórico alrededor de María I Tudor, que espero alguien se decida a solucionar en algún momento.
Por cierto, parece que Michael Hirst, creador de Los Tudor ha decidido permanecer en el mundo de las series históricas, con dos grandes proyectos a tener en cuenta: Los Borgia y Camelot. Yo ya estoy deseando hincarles el diente…
No hay comentarios:
Publicar un comentario