Después de la desaparición de la espada, todos los ojos, incluso los de los jugadores, se dirigieron a los Ravnos que habían actuado en la corte, y cuyo líder, Silas, se había escabullido tras unos cortinajes en el momento de la aparición de Morrow y sus Gangrel. Siguiendo a Silas, a la noche siguiente, Raquel bar-Seraph pudo encontrar al Ravnos, que se escabullía por una de las ventanas de la torre cargado con una bolsa. Tras asaltarle en su caravana, los personajes descubrieron que Silas había robado diferentes fruslerías durante la fiesta, pero negaba tener algo que ver con la desaparición de la espada… hasta que los personajes la encontraron escondida en el carromato.
Silas trató de escapar, pero Pier Francesco le detuvo, y finalmente, fue entregado a los hombres de Jurgen, a quien los personajes devolvieron la verdadera espada. Jurgen interrogó a los Ravnos, pero pese a ser torturados, estos no aceptaban estar implicados en el asunto de la espada. Aún así, Jurgen determinó que eran los culpables, al descubrir que tres meses atrás habían actuado en la corte de la Reina Isolda de Blaise, Sire de Lady Rosamund, donde podrían haber dado el cambiazo entre las espadas.
Sin embargo los jugadores no estaban convencidos de la culpabilidad de los Ravnos, y tampoco lo estaba Lucrecia von Hartz, responsable de haber llevado a los Ravnos a la corte. Lucrecia creía que había algo más tras todo aquello, y pidió ayuda a los jugadores para encontrar la verdad. Sospechando que quizá la intervención de Morrow había sido algo más que una distracción, Pier Francesco y Antoine se dirigieron a los bosques, donde encontraron a Morrow y su clan (o más bien, los Gangrel les encontraron). Morrow admitió haber sido informada por Kara Vlaszy Lupescu de la reunión en Magdeburgo, probablemente en un intento de los Tzimisce de utilizar a los Gangrel para acabar con el Ventrue, pero los Gangrel no estaban dispuestos a dejarse manipular. Mientras, Raquel bar-Seraph acudía a hablar con Rosamund d´Islington, descubriendo que la embajadora no se había separado de la espada en todo el viaje, y siempre había habido alguien de su séquito con la espada, incluso después de ser recibida por Albino, el espía Caitiff al servicio de Jurgen, en la noche anterior a su llegada a Magdeburgo. Reunidos todos de nuevo y transmitiendo a Lucrecia sus noticias, esta supo de inmediato que algo raro pasaba, pues Albino había recibido órdenes directas de no acercarse a los Toreador hasta que estos estuvieran en la ciudad. De inmediato, buscaron a Albino, pero los aposentos del Caitiff habían sido destrozados y había rastros de que este había sido herido y había huido.
Tras buscar a Albino, le encontraron finalmente en unos almacenes, donde el herido Caitiff les suplicó ayuda, momento en que fueron atacados por una extraña criatura, un amasijo de ratas unidas entre sí para crear una forma insectoide con dos guadañas como arma. Tras ser destruida la criatura, Albino confesó que él cambió la espada de los Toreador, siguiendo las órdenes de los Tremere, a cambio de lo cual estos le enseñarían Taumaturgia y podría destruir a Jurgen. Los personajes entregaron al traidor Caitiff al Príncipe, mientras la Tremere Alexia de Nicosia asumía la responsabilidad de lo ocurrido, ya que esperaba que si la alianza entre los Toreador y los Ventrue se tambaleaba, sería más fácil para los Tremere conseguir una alianza con el poderoso Jurgen. Furioso, Jurgen expulsó a los embajadores Tremere de Magdeburgo, y a pesar de la ayuda recibida de ella, puso en entredicho el dominio de Raquel bar-Seraph sobre Kronstadt, decidiendo que desde ese momento, la ciudad sería intervenida y dominada por los Caballeros Teutónicos, mientras ella permanecía en Magdeburgo.
Pero al ser expulsados los Tremere de Magdeburgo, Raquel les siguió, descubriendo que todo era un plan urdido por el Sire de Alexia, Jervais, y que actuaban en connivencia con Lucien, el chiquillo de Lady Rosamund. De regreso a Magdeburgo, Raquel denunció la participación de Lucien en la trama (aunque no la del propio Jervais), por lo que Lucien fue estacado y enviado a las Cortes de Amor donde sería juzgado. Jurgen tenía asuntos más serios de los que preocuparse: los Tzimisce le esperaban, pronto habría guerra…
1 comentario:
¡Leído! Vaya lío tengo en la cabeza con tanto nombre :S
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