Como
ya comenté el otro día hablando de las nuevas 52, hace tiempo que me descolgué
de la actualidad USA, así que realmente averigüé que se acercaba Cisma a través de los comentarios de
algunos amiguetes por los foros y de los comentarios de la propia editorial
sobre el relanzamiento de la franquicia mutante que teníamos en el horizonte.
Así cuando llegaron los números de Cisma,
la verdad es que los esperaba con cierta curiosidad.
Bueno,
debo decir que en este blog me voy a referir a la serie limitada de Cisma en sí, los cinco números con guion
de Jason Aaron que han sido editados por Panini en los números 3 y 4 de la
serie del mismo nombre. Los cuatro números de Preludio a Cisma, obra de Paul Jenkins, y que forman el 1 y el 2 de
la misma cole, son completamente prescindibles, y lo que realmente hacen es
adentrarse en los que son los personajes más importantes a día de hoy en la
franquicia mutante: Magneto, Xavier, Lobezno, y por supuesto, Cíclope. Nada
reseñable, ni en historia ni en dibujo.
Y
llegamos propiamente a lo que es Cisma en
sí. El nombre lo dice todo, un cisma es una separación, normalmente por
incompatibilidad de creencias. Normalmente, el término se aplica sobre todo a
cuestiones religiosas: el Cisma entre la Iglesia de Roma y la de
Constantinopla, el Cisma de Occidente con un Papa en Roma y otro en Aviñón… Y
ahora, tenemos el nuevo Cisma, el que
Jason Aaron ha llevado a la Patrulla-X. Desde que Cíclope reunió a todos los
mutantes (casi todos) en Utopía, era obvio que en algún momento la tensión
entre ellos tenía que estallas. Ya vimos los enfrentamientos que Cíclope tuvo
con la Bestia debido a la forma que el primero tenía de dirigir los asuntos de
los mutantes, en especial lo relacionado con X-Force. Y precisamente en X-Force
estaba Lobezno cuando tuvo su primer enfrentamiento con Ciclo, al negarse a
seguir utilizando a X-23 como asesina.
Lobezno
ha sido siempre el rebelde de los X-Men, el personaje con más “personalidad”,
por así decirlo, mientras que Cíclope ha tenido una evolución de lo más
interesante, siempre como uno de los lideres de la raza mutante, y que empezó
siendo el “soso”, para convertirse en un personaje imprescindible para todo lo
relacionado con el Universo Marvel en general y la franquicia de los X-Men en
particular. Lobezno y Cíclope han estado avocados a un enfrentamiento prácticamente
desde el mismo momento en que el canadiense se unió a la Patrulla-X, y Jason
Aaron ha utilizado precisamente esa rivalidad para desarrollar su Cisma.
Con
todos los mutantes reunidos en Utopía, Cíclope cumple funciones de líder de una
raza moribunda, capaz de hacerlo casi todo para asegurarse de que los mutantes
no se extinguen, y la aparición de Quentin Quire (un personaje creado por Grant
Morrison que protagonizaría una de las más llamativas sagas del escritor
escocés al frente de sus New X-Men) en la ONU, en una de las mejores escenas
que se han visto en el cómic actual provoca una amenaza global hacia los
mutantes. La respuesta a la aparición de Quire es la activación de protocolos
Centinela en todo el mundo, y aprovechando la situación, un nuevo y excéntrico
Club Fuego Infernal se reúne para destruir Utopía. Y ese es el punto de
fricción, pues Cíclope está dispuesto a todo para defender la isla, y eso
incluye el utilizar a los estudiantes como un ejército. Y Lobezno, se opone a
esta idea, como ya hizo negándose a que X-23 actuara como asesina para Cíclope.
Esto lleva a Lobezno y a Cíclope a tener un enfrentamiento más que dialéctico,
mientras Utopía es amenazada por un peligroso Centinela.
Bueno,
en fin, no voy a entrar a desgranar mucho más la historia, que quedará por ahí
gente que no la haya leído. Y realmente, aunque bien llevada y divertida, Cisma es una historia que se queda en
eso, en algo divertido, casi anecdótico, aunque sus repercusiones vayan a
sacudir todo el universo mutante. Como he dicho, la historia es sencilla, muy
lejos de aquella Saga de la Isla Muir de la que surgieron los Equipos Azul y
Oro de la Patrulla: dos perspectivas diferentes de lo que debe hacerse con los
jóvenes mutantes, con los estudiantes y con los chicos de Hope, dos perspectivas
que llevarán a la creación de dos grupos diferentes de la Patrulla, con lo que
se supone que serán objetivos distintos. Sobre el dibujo, cada número de Cisma está dibujado por un artista
diferente, y también con diferentes resultados. Del espectacular Carlos Pacheco
del primer número, pasamos a un poco llamativo Frank Cho en el segundo, y a
pesar de hacer unas mujeres muy espectaculares, su versión de Cïclope es de lo
peorcito que he visto últimamente. El tercer número cae en manos del español
Daniel Acuña, siempre agradable de ver, aunque sigo pensando que ha ido de más
a menos, pues sus trabajos actuales son mucho menos llamativos que su primera
gran historia, aquel genial Tío Sam y los
Freedom Fighters posterior a Crisis Infinita. Alan Davis pone el sello
clásico en el cuarto número, con su habitual estilo, y que realiza
probablemente la que sea la mejor escena de acción de toda la saga (y de mucho
de lo que hemos visto dibujado en los últimos tiempos) con el enfrentamiento
entre Lobezno y Cíclope. Y el quinto número lo lleva a cabo el sobrevalorado
Adam Kubert, del que ya he hablado mucho aquí y en otros foros, así que tampoco
voy a repetirme mucho más en lo que ya he dicho un millón de veces.
En
fin, estamos ante el preludio de lo que se supone que será una nueva época, con
dos colecciones nuevas, una en la que continuará el mismo Jason Aaron y otra
que quedará en manos de Kieron Guillen, con los flamantes lápices de Carlos
Pacheco. Como siempre en el mundo del cómic… el mañana puede ser muy grande.
¡A
ver que tal llega la Regénesis!
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