De
todas las colecciones que Panini está sacando en tomos, creo que Nuevos Mutantes es la que más echo de menos
entre una vez y otra (junto a X-Factor, por supuesto), y es que aunque Zeb
Wells no era uno de mis guionistas favoritos, es justo reconocer que se lució
con su trabajo en los anteriores tomos de la serie. Y claro, esperaba con muchísimas
ganas el tomo que nos ocupa hoy, en el que dos de los guionistas estrella del
cómic actual, los cósmicos Dan Abnett y Andy Lanning, artífices del resurgir
del lado cósmico de Marvel, y que ahora se encargan de los guiones de Nuevos
Mutantes. Y lo hacen en una situación curiosa aquí en España, pues la
publicación discontinua de este material por parte de Panini ha hecho que con
todo el panorama mutante revolucionado por las consecuencias de Cisma, Cabos Sueltos aún habla de la época
anterior, incluyendo el arco en el que los Nuevos Mutantes se las tienen que
ver con Miedo Encarnado.
Como
siempre, DnA apuestan por hacer suya la colección desde el momento en que
entran en la serie. Los mismos articulistas cuentan que la pareja, lo primero
que hizo al llegar a la franquicia mutante, fue plantearse qué objetivo tenía
la existencia de un equipo como los Nuevos Mutantes dentro de la jerarquía
militarista que Cíclope mantenía en Utopía, más cuando el equipo acababa de
salir de experiencias traumáticas como lo ocurrido en el Limbo durante La Caída de los Nuevos Mutantes y las
obras de Legión en La Era de X. Por
eso, los primero que hacen, además de poner a Moonstar al frente del equipo, es
darles una razón de ser. Y es que Cíclope encarga a Dani que ella y su equipo
se encarguen de los cabos sueltos que la Patrulla-X ha ido dejando, cabos
sueltos que normalmente luego se han dedicado a estallarles en la cara.
Con
esta consigna, Moonstar, Cifra, Warlock, Mancha Solar y Magma (Illyana está
prisionera después de lo ocurrido en La
Caída de los Nuevos Mutantes, y Sam herido en la misma saga) deben asaltar
su primera misión: averiguar que fue de Nate Grey, X-Man, uno de los personajes
heredados de La Era de Apocalipsis (curiosamente este mismo mes, como habréis
visto, se ha publicado también La Saga
del Ángel Oscuro, donde la Era de Apocalipsis tiene una gran importancia)
que disfrutó de serie propia durante algunos años, y al que se recuperó en la Patrulla-X Oscura de Norman Osborn. Nate
había vuelto a desaparecer después de eso, así que los Nuevos Mutantes deben
encontrarlo… para después, involucrarse en la saga del momento en Marvel, la
lucha contra el dios nórdico del miedo, la Serpiente, ya que Miedo Encarnado llega a los Nuevos
Mutantes.
Y
lo hace, como ya ocurrió con Asedio,
a través de Dani Moonstar, antigua Valquiria y relación obvia entre este grupo
de mutantes y Asgard. Mientras el Dios del Miedo ataca el mundo, los Nuevos Mutantes
buscan la ayuda de Hela, sólo para encontrarse con que la diosa del infierno
nórdico ya ha sido atacada… y con que un error en un hechizo de transporte, les
lleva a un infierno que no es el adecuado, encontrándose con Mefisto.
Como
veis, el plan no es malo… y sin embargo, con DnA al frente y todo, no es el
mejor tomo de los Nuevos Mutantes que he leído. Quizá porque están todavía
tomándole el pulso a la colección, quizá porque los dibujantes con que cuentan
no son los mejores para estas historias… El primer arco, el relacionado con
X-Man, está dibujado por el argentino Leandro Fernández, al que pude conocer en
la pasada edición de Expocómic en una charla que dio junto a Rodolfo Migliari,
un tío bastante simpático pero que en estas páginas realiza un trabajo
demasiado “acartonado” para mi gusto, y empeora con David Lafuente, que hace un
Mancha Solar que me recuerda demasiado a la Bestia en su diseño como para que
resulte interesante.
En
fin, no es exactamente un tomo redondo, pero estoy seguro de que DnA nos traerán
muchas y agradables sorpresas en esta serie. ¡Toca esperar!
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