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lunes, 29 de julio de 2013

MUNCHKIN´S QUEST

                Hablamos hoy de Juegos de Mesa, que teníamos la sección abandonada desde la primera entrada en la que hablábamos de El Hobbit, y hoy, la vamos a dedicar a uno de los juegos más legendarios entre el mundo friki, ni más ni menos que Munchkin… pero en su encarnación de tablero, o sea, Munchkin´s Quest.



                Bajo el lema “Roba el tesoro. Mata a los monstruos. Apuñala a tus amigos”, Steve Jackson diseñó este juego, publicado en España por la sevillana Edge. En principio, Munchkin se trata de un juego de cartas en el que los jugadores se convertían en exploradores de dungeons que buscaban tesoros, y aumentar niveles, para lo cual necesitaban derrotar a los monstruos que poblaban esta mazmorra imaginaria. El objetivo del juego era conseguir el nivel 10, de modo que este se convertía en una competición de apuñalamiento entre jugadores para evitar que otros lo consiguieran antes que tu propio personaje. Munchkin  ha sido un juego de éxito, con numerosas expansiones y spin-off (Munchkin Zombies, Munchkin Cthulhu, Munchkin Apocalipsis…), y así, se ha llegado a Munchkin´s Quest, la curiosa mezcla entre el propio Munchkin y aquel legendario juego de exploración de dungeons que se llamaba Hero Quest y del que probablemente Marco hable algún día. Así, este juego, reduce el número de jugadores a un máximo de cuatro, y a través de un ingenioso sistema de piezas encajables que recuerda al Advanced Hero Quest, nos convertimos en auténticos munchkins explorando auténticas mazmorras de lo más disparatado, mientras nos enfrentamos a los monstruos que las pueblan, tratando de conseguir de nuevo el nivel 10 antes que nuestros rivales…

                A la hora de realizar Munchkin´s Quest encontramos el mismo sentido del humor que ha impregnado este sistema desde el principio, con monstruos como el “Pato Dopado”, el “Jugador de Rol Zombie”, o la “Amazona”, que se unen a habitaciones como “La Habitación Insonorizada”, “La Habitación Impar”… y docenas de otras para que cada vez que se juega, haya una mazmorra absolutamente diferente de cualquier otra que hayamos podido jugar. Las partidas son largas, y si hay que objetar algo, es el gran número de piececitas que componen el juego, lo que hace laboriosas la preparación y la recogida (sin llegar ni mucho menos al nivel de un Arkham Horror, por supuesto). Así que nada, un juego ideal para grupos pequeños dispuestos a invertir tardes largas en echarse unas risas, y que no se vayan a enfadar por las pequeñas traiciones que añaden diversión a este tipo de juegos… ¿verdad?

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