Tenía muy, pero que
muy muy abandonada mi sección sobre la Patrulla-X y su historia. Y al mismo
tiempo, también tenía bloqueada la sección sobre Grandes Eventos del Mundo del
Cómic en Nuestroscomics… y mira por donde, después de leer La Guerra del Átomo,
he decidido retomar esta sección desde el punto en el que lo dejé, en uno de
los momentos más difíciles para el mundo Marvel en general y el de los mutantes
en particular. Porque había llegado el momento de Onslaught.
¿Quién era Onslaught?
El personaje se había dejado caer aquí y allá, al menos nominalmente, y sobre
todo en el mundo mutante, donde parecía tener una relación especial con Jean
Grey y con Juggernaut. Todo apuntaba a que era un telépata… y así fue, pues
finalmente, en los números previos a la saga como tal, descubríamos que
Onslaught era… ni más ni menos que Xavier, el propio creador de la Patrulla-X.
La saga Onslaught
venía a cerrar tramas abiertas desde muchos años atrás, cuando Portaccio había
traído a Bishop al presente Marvel, y sus tramas sobre el traidor dentro del
seno de la Patrulla-X, donde todo parecía apuntar que Gambito sería dicho
traidor. Pero además, formaba parte de un proyecto mucho más importante y que
se extendería a todo el mundo Marvel. Eran los 90, Image había hecho mucho
daño, y las cabezas pensantes de Marvel habían decidido que había que
actualizar a sus clásicos, y lo iban a hacer con Rob Liefeld y Jim Lee como
estandartes del nuevo mundo Marvel. Heroes Reborn era un hecho, pero Onslaught
sería la puerta que llevaría a los héroes a ese nuevo y atroz mundo que nunca
debió haber existido. Nunca jamás. De verdad.
Aunque Onslaught
arrancaba en las colecciones mutantes, y sobre todo en Patrulla-X y X-Men,
durante varios meses todos los cómics de Marvel aparecieron englobados dentro
de una saga, apareciendo como “Fase 1”, “Fase 2” o “Consecuencias”, dependiendo
del mes. Y es que después de prácticamente aniquilar a la Patrulla-X (aniquilar
sin muertos, ya sabéis), demostrando que el traidor al que tanto temía Bishop
era el propio Xavier, o sea, Onslaught; el poderoso villano se hizo fuerte en
Central Park, lanzando un terrible pulso magnético sobre la ciudad, secuestrando
a Nate Grey y a Franklin Richards para un siniestro plan, y atrayendo la
atención de los Vengadores (recién salidos de la Encrucijada no mucho antes) y
de los Cuatro Fantásticos.
Con el avance de la
trama, descubríamos que Onslaught era mucho más que una identidad malvada de
Xavier, un ser de pura energía mental creado por la fusión de las
personalidades de Xavier y Magneto después de que el primero borrara la mente
del segundo en el mítico X-Men 25. También descubriríamos un siniestro plan, ya
que Onslaught planeaba utilizar a Nate Grey como “mapa” para obtener una
réplica de la Era de Apocalipsis en nuestro mundo, dominado por él, y para
ello, pensaba utilizar el poder alterador de la realidad de Franklin Richards.
Y así, con todos los
héroes unidos, se llegaba a una última batalla en Central Park en la que
ocurría algo insólito. Tras un combate con Hulk, la armadura que contenía a
Onslaught se rompía, liberando finalmente el poder psiónico de su interior. Y
Thor descubre que puede atacarse a Onslaught “absorbiéndolo”. De modo que todos
los héroes presenten se sacrifican para arrebatar a Onslaught su poder. No los
mutantes, que se convierten en parias entre los propios héroes, ya que su
presencia da poder a Onslaught, pero sí aquellos destinados a formar parte del
Heroes Reborn: los Vengadores y los Cuatro Fantásticos, incluyendo a Iron Man y
el Capitán América, que tendrían series propias en Reborn.
Así, como veis, más
allá de un evento de narrativa, Onslaught se convirtió en una saga de paso para
todos. Los Vengadores y los Cuatro Fantásticos, hacia Reborn. La Patrulla-X
hacia un mayor conflicto con la humanidad, Graydon Creed y el que se
convertiría en su nueva némesis, Bastión; y para el resto de Marvel… pues para
lanzar pruebas nuevas. Unos nuevos héroes de Alquiler con los vengadores que se
habían quedado atrás, y lo mejor que le pasó al cómic tras Onslaught:
Thunderbolts.
La parte central de la
historia en la Patrulla-X, estaba en manos de los escritores habituales de la
saga: Scott Lobdell y Mark Waid, y fue diseñado por Andy Kubert (con un aspecto
bastante molón… como es el Kubert que realmente es bueno…) A nivel de lápices,
también los habituales. Un Madu que le quitaba toda la credibilidad a lo que
dibujaba en Patrulla-X, un Andy Kubert resultón en X-Men, y un especial con los
dibujos de Adam Kubert, que no me puede parecer más insulso y sobrevalorado. En
fin, una saga que se queda a medio camino entre historia y evento (un poco en
el ámbito de lo que le ha pasado a Flashpoint.
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