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domingo, 31 de enero de 2016

RAVENLOFT: TELARAÑA DE ILUSIÓN (IV)

Después de pasar un par de días en Tvashti, preparándose para su encuentro con Lord Arijani, los personajes partieron finalmente hacia el norte de Sri Raji, donde se encontraba la ciudad maldita de Bahru, y en ella, el gran templo de Kali, Mahakala, donde residía el Lord Rakshasa. Tras un viaje complicado, llegaron a Bahru, una ciudad desierta, completamente abandonada, y donde Lady Sombra se adelantó para explorar, encontrándose que todo estaba absolutamente vacío. Bastian creyó ver un rostro de mujer en una ventana, lo que despertó la suspicacia de Clavis, que utilizó sus habilidades para detectar magia, quedando en shock ante la gran cantidad de efectos mágicos que había a su alrededor. En ese momento, y mientras sus compañeros se preocupaban de él, fueron atacados por tres nagas espirituales, Sombra deshizo sus pasos para ayudar a sus compañeros, y pese a los esfuerzos de Balduin por proteger a sus aliados, Ronna y Bastian recibieron serias heridas, especialmente causadas por el veneno de las Nagas. A duras penas consiguieron acabar con las tres nagas que les atacaban, pero Bastian descubrió que se acercaba a ellos todo un enjambre de Nagas Espirituales, de modo que escaparon hacia Mahakala. La entrada al templo estaba tallada en el interior de la boca de un gigantesco tigre, cuyos ojos brillaron como esmeraldas cuando los personajes se acercaron. Entraron en Mahakala, y gran boca del tigre se cerró tras ellos, de forma ominosa. 



En el interior de Mahakala, aprovecharon unos minutos para descansar y curarse, pues Bastian y Ronna aún estaban sintiendo los efectos del veneno de las Nagas, y finalmente, avanzaron en el interior del templo, cruzando las pagodas que daban forma a este. Después de enfrentarse a un gólem de arcilla que causó heridas malditas a Ronna y Balduin, llegaron a una extraña sala donde sobre ellos se formó una tormenta que les golpeaba con violentos rayos, y cuyas puertas se cerraron con muros de fuego. Mientras Sombra, Clavis y Bastian escaparon trepando a un balcón superior, Ronna y Balduin decidieron atravesar los muros de fuego, sufriendo quemaduras... antes de ser emboscados por cuatro Rakshasa que les esperaban al otro lado y que llevaron a Ronna al borde de la muerte. Mientras, arriba, Clavis descubría que el templo estaba bajo el poder de fuertes hechizos de ilusión. Tras convencer a Bastian y Sombra de que el fuego que tenían ante ellos no era real, dieron con unas escaleras que descendían, y las siguieron, consiguiendo llegar a tiempo de ayudar a Ronna y Balduin. Finalmente, entre los cinco, consiguieron acabar con los Rakshasa, aunque todos con heridas, siendo la de Lady Sombra especialmente misteriosa. Después de registrar la sala y encontrar el tesoro de los Rakshasa, decidieron continuar explorando el templo, de nuevo reunidos; encontrándose con que cada sala del templo traía un nuevo peligro, y estaba lleno de trampas e ilusiones. Sombras, piscinas con ácido, tormentas de hielo... Y durante todo el camino, la sensación de que Arijani estaba jugando con ellos como un tigre con su presa. Finalmente, encontraron la Pagoda de Savitri, donde pudieron disfrutar del poder curativo de la diosa, justo a tiempo de prepararse para hacer frente a una manifestación de la propia Kali, la diosa de la Muerte a la que Arijani servía, que apareció de un tapiz, armada con dos espadas de fuego y dos látigos, y que causó fuertes daños a los personajes, antes de que gracias a los hechizos de Clavis y Balduin, Lady Sombra y Ronna pudieran causar daño real a la manifestación de la diosa, y finalmente, después de Balduin la derribara, Ronna consiguiera decapitar a la figura... que desapareció. 

Y aún no parecían estar cerca de Arijani... 

2 comentarios:

Alfonso Junquera dijo...

Esta la estoy dirigiendo yo, o mejor dicho la estaba ya que lleva parada casi un año, y ahora mismo los jugadores acaban de entrar en la primera sala del templo. A ver si soy capaz de convencerlos para darle el ultimo latigazo y acabar (o ser acabados).
He de decir que lo que hemos jugado me gusto bastante sobre todo si consigues meterles la idea, o mas bien la sensación, a los jugadores del calor pegajosos constante, de los sonidos de la selva, del olor a putrefacción y sobre todo de la total oscuridad nocturna. En mi caso fui un poco pesado y creo que al final lo conseguí que hasta alguno se olvido de ponerse la armadura cuando fueron a buscar la cimitarra al templo perdido (donde supuesta mente hacia mas fresco). ¿y en tu caso lo estas logrando o van a lo loco como si estuvieran en los reinos olvidados y no hubiera dolor ni miedo a nada?

Tomás Sendarrubias dijo...

Los pobres míos tienen más miedo que vergüenza... Lo que intento es tenerles descolocados en el sentido de no saber de dónde puede venirles la ostia... porque la ostia llega, seguro...