ANTES DE WATCHMEN: OZYMANDIAS

 

Antes de Watchmen: Ozymandias by Len Wein
My rating: 4 of 5 stars

Y siguiendo con los acontecimientos de Antes de Watchmen, y después de El Comediante, llega el turno de Ozymandias, el villano de la historia principal, que contó con su propia precuela de manos del guionista Len Wein y del dibujante Jae Lee (y aquí debo decir que Jae Lee es uno de mis dibujantes favoritos, así que a partir de aquí, la historia ya tiene una buena base). Y desde luego, Wein y Lee confirman que Ozymandias es, con mucho, mi personaje favorito de Watchmen. Ni Rorscharch, ni Manhattan, ni el Búho Nocturno... Ozymandias.

Ozymandias nos va a contar la historia de Adrian Veidt (Adrian Alexander Veidt, por Alejandro Magno, el que será siempre su ejemplo e inspiración), desde su propio punto de vista, una autobiografía que comienza en su infancia (tratando de pasar desapercibido en un colegio donde evidentemente no era uno más) hasta el inicio de Watchmen, con el famoso asesinato del Comediante y los planes de Ozymandias para salvar el mundo. Con una narración tan ampulosa y medida como el propio protagonista, Wein y Lee nos van llevando de la mano en ese recorrido, de forma que podemos ver como Ozymandias se va convirtiendo en un héroe y luego en un villano (el villano definitivo), y lo hace todo en favor de sus buenas intenciones y de la claridad meridiana de que el suyo es el camino correcto y hace lo que tiene que hacer. De nuevo, como ocurre en El Comediante, Ozymandias nos lleva a dar un paseo por la historia de los Estados Unidos, de esos Estados Unidos, tanto los reales, con la muerte de JFK y su romance con Marilyn Monroe, a los propios de Watchmen, con la intervención del Doctor Manhattan en Vietnam y un tercer periodo presidencial de Nixon. Los Minutemen, los Crimebusters, el Doctor Manhattan, y por supuesto, el Comediante, serán mencionados o pasarán al menos por estas páginas, con una historia perfectamente construida...

Y por supuesto, con un dibujo impactante. Jae Lee y Jane Chung, nos muestran una obra tan característica que es inevitable, con esas viñetas orladas y de formas redondeadas, colores planos y entornos pictóricos, en ese estilo que hace de cada trabajo de Jae Lee una obra de arte.



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