Desde que en 1981 Chris Claremont y John
Byrne, ambos en estado de gracia, crearon para la Patrulla-X la saga Días del
Futuro Pasado, han sido muchas las veces que hemos podido ver a los
mutantes, más que a ningún otro héroe de Marvel, fuera de su entorno habitual.
Se les ha transportado en el tiempo o a través de docenas de dimensiones para
mostrarnos cómo serían nuestros personajes favoritos si las circunstancias
hubieran sido otras. Muchas veces fueron en aquellos añorados (algunos) What If…?, tipo “¿Qué hubiera pasado si
Fénix no hubiera muerto?”; “¿Qué hubiera pasado si el Profesor Xavier se
hubiera convertido en Juggernaut?”, “¿Qué hubiera pasado si la Patrulla-X
hubiera muerto en su primera misión?”, etc. Pero el mayor What If de todos tuvo lugar entre 1995 y 1996, cuando un hecho
imprevisible hacía que todas las series de la franquicia mutante quedaran en
suspenso, transformándose todas en series nuevas y renumeradas. Legión viajaba
al pasado y mataba a Xavier, y así, comenzaba “La Era de Apocalipsis”.Todos sabíamos que las cosas volverían a su
lugar en el momento adecuado, y así fue, pero La Era de Apocalipsis nos enganchó a todos, entre otras cosas, por
las inesperadas versiones que ofrecía de los personajes que conocíamos. Magneto
como líder mesiánico de los mutantes, casado con Pícara y con un hijo llamado
Charles; Cíclope y Kaos al servicio de Apocalipsis; Jean Grey haciendo pareja
con Lobezno; Mercurio emparejado con Tormenta; Madrox transformado en un
sacerdote loco al servicio del darwinista definitivo; Illyanna Rasputin e Irene
Adler vivas; Destello convertida en una de las grandes protagonistas de la
serie junto a un Dientes de Sable que esta vez estaba del lado de los ángeles…
Como
sabíamos que iba a ocurrir, La Era de Apocalipsis
acababa con la victoria de los buenos, la normalización de las colecciones, y
algunos personajes que se vinieron desde el mundo de Apocalipsis y que dieron
sus quebraderos de cabeza en los 90, algunos de ellos incluso ejerciendo de
protagonistas de retrocontinuidad, encontrándonos al Hombre de Azúcar en el
origen de Genosha, o a la Bestia Oscura como fundador de los Morlock.
Holocausto y Nate Grey fueron otros de lo recapturados.
Años más
tarde, en 2005, coincidiendo con el décimo aniversario de La Era de Apocalipsis, en Marvel, con Brian Michael Bendis y Oliver
Coipel al frente, se realizó un homenaje a esta saga, con un cambio que afectó
a todo el Universo Marvel, en la llamada Dinastía
de M. De nuevo el centro del cambio estaba en los mutantes, con un Magneto
convertido en líder de una Genosha hegemónica y un mundo contrario al de La Era de Apocalipsis. Si en aquella los
mutantes eran perseguidos y eliminados en el mundo darwinista de Apocalipsis,
en esta los mutantes son los VIP del mundo, abocados a gobernarlo y formando
parte de la elite mundial. Aquí también nos encontrábamos a los personajes
transformados. Nuevas versiones (mejores o peores) de Tormenta, Spiderman, el
Capitán América o Cíclope que vivían en un mundo “mejor” creado por los poderes
de la Bruja Escarlata, manipulada por Mercurio. Pero si el final de La Era de Apocalipsis nos dejó igual que
estábamos, pero con algunos personajes nuevos, en Dinastía de M, además de
traernos a ese gran personaje en que Peter David ha convertido a Layla Miller,
todo el Universo Marvel cambia con solo tres palabras, las ya sabidas “No más
mutantes”.
Ahora, Mike Carey ha recogido la
vieja idea de remover el Universo Mutante desde sus cimientos, y ha lanzado de
nuevo las piezas sobre la mesa. Aunque de un modo más contenido que en las
ocasiones anteriores, ya que Carey se ha limitado a hablarnos de La Era de X en sus dos colecciones (X-Men: Legado y Nuevos Mutantes) el
planteamiento ha sido el mismo. Cambio total en todo el mundo mutante,
personajes cambiados, fuera de sitio… El planteamiento de La Era de X viene marcado por un gran enigma desde el principio, y
es ¿Qué ha pasado? En ocasiones anteriores sabíamos que la realidad había sido
modificada por la muerte de Xavier en manos de Legión, por los poderes de Wanda
o por las habilidades mágicas de Kulan Gath en su momento. Ahora, nos
encontramos un mundo totalmente cambiado. Con un trasfondo distópico que
recuerda a La Era de Apocalipsis, nos
encontramos a los mutantes perseguidos por la Liga Sapiens, a Magneto
convertido de nuevo en líder de los mutantes y vemos como en su “último refugio”
en Nueva York, Magneto utiliza sus poderes para iniciar un éxodo de los
mutantes supervivientes a lo que se llamará “Fortaleza-X”, que Magneto
construye llevándose de Nueva York algunos de sus más simbólicos edificios: el
Edificio Chrysler, el Empire State Building o la Estación Central.
Allí, en la Fortaleza-X,
conocemos a los personajes que se mueven en este mundo, un mundo en el que los
supervivientes llevan mil días luchando con los humanos para mantener en pie la
Fortaleza-X, protegida por un campo telequinético invocado por los Guerreros
Fuerza (Legión, Infernal, Mariposa Mental, Unuscione y una enigmática Ravenant);
en el que Bala de Cañón ejerce de mano derecha de Magneto como general de
campo, Cíclope se ha convertido en un fiero guerrero (Basilisco, utilizado por
Arcade como ejecutor en Alcatraz, cortándole los párpados), o la más importante
de todos, ya que será la protagonista de la historia: Pícara, a la que todos
llaman Legado (salvo Sam Guthrie, que se refiere a ella como “Segadora”), pues
su poder le permite almacenar dentro de ella las almas de los que han muerto.
Cíclope tiene una relación sentimental con Frenesí, Tormenta con Namor, el
Hombre de Hielo con Mariposa Mental… son muchas las cosas que han cambiado
durante esos mil días de batalla. Pero la aparición de Kitty Pryde (como había
aparecido Bishop en La Era de Apocalipsis
o Lobezno en Dinastía de M) con un
testimonio de lo que hay en el mundo exterior (el mundo humano, más allá del
muro de los Guerreros Fuerza), hace que todo en la Fortaleza-X se revuelva.
Y es que los descubrimientos de
Gatasombra demuestran que, más allá del Muro, no hay nada. Pícara será quien
lleve esta investigación, enfrentándose en muchas ocasiones a sus propios
compañeros, desafiando al líder de la Fortaleza-X, al que llaman simplemente “X”
y que no es otro que Moira McTaggert, que en este mundo continúa viva.
Realmente, precisamente Moira McTaggert es el eje de todo lo que ocurre, pues
es ella quien ha modificado el universo, ya que no es la verdadera Moira, sino
un ente creado por Legión, una de sus muchas personalidades, que ha modificado
el mundo para favorecer a Davir (convertido en uno de los más importantes
defensores de la Fortaleza-X como líder de los Guerreros Fuerza). Por supuesto,
Pícara, Kitty, Magneto… los héroes se alían para derrotar a X y devolver el
mundo a la normalidad, y esta vez, todos vuelven a Utopía con los recuerdos de
ese nuevo mundo creado por Moira, aunque estos irán desapareciendo en manos de
Emma Frost y sus chicas, aunque algunos, como Frenesí, se negarán a olvidarse
de vidas que consideraban mejores.
Y a grandes rasgos, esto es la Era de X. ¿La valoración? Un gran
trabajo de un gran guionista, Mike Carey, autor por ejemplo de la genial Lucifer para Vértigo, en el que en pocos
números, nos cuenta una gran historia, acompañada por los lápices de un eficaz
Clay Mann, que sin un dibujo realmente destacable, sí resulta muy eficaz a la
hora de narrarnos esta historia al a vez épica y claustrofóbica, marcada por un
fuerte cariz preapocalíptico. Y para ello recurre hábilmente a dos personajes
que maneja con gran soltura: Pícara, la protagonista absoluta de X-Men: Legado, y Legión, que ha
adquirido gran importancia en el lado mutante del Universo Marvel debido a sus
apariciones en Nuevos Mutantes, y que
seguirá teniéndolo en la nueva etapa de X-Men:
Legado, en el que Pícara, Xavier, Magneto, Gambito y Frenesí se convertirán
en un peculiar grupo ligado a Legión para solucionar muchas de las
repercusiones de La Era de X.
Una saga recomendable, entretenida, y que hará las delicias de
cualquier amante de las realidades alternativas, como yo.
1 comentario:
Siento disentir, me ha parecido mala y forzada con ganas, un mero capricho de un buen guionista, pero capricho al fin y al cabo.
Al menos es cortita, porque llega a durar más y ufff
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