Cada
una de las compañías de comics tiene a sus propios grandes, de los que saca el
mayor partido, sus filones propios. Así, Marvel cuenta con Lobezno o Spiderman,
que además de sus poderes particulares, tienen el don de la ubicuidad y se prodigan
en numerosas colecciones, propias y ajenas, especiales, series limitadas, etc.
En DC, siembre se ha hablado de los Tres Grandes, Superman, Batman y Wonder Woman.
Realmente, de los tres, Batman es el que cuenta con más publicaciones en su
haber, no sólo de la compañía, sino probablemente de la historia de los cómics. En los años
previos al lanzamiento del nuDC, mientras Superman y Batman contaban con
grandes equipos creativos y buenas historias que contar (el primero metido de
lleno en las sagas relacionadas con la reaparición de los kryptonianos, y el
segundo, en manos de Morrison… pues eso, en manos de Morrison y todo lo que ya
hemos hablado en el Iconocronos en multitud de posts); Wonder Woman parecía no
encontrar su lugar. Como ya hablamos anteriormente , la Amazona fue el
personaje más sufrido a nivel editorial entre los tres grandes… y quizá en todo
el plantel de DC.
Evidentemente,
con la llegada del nuDC y la restructuración de los personajes que DC ha hecho
a nivel global tras Flashpoint,
llegaba el momento de volver a poner en la palestra a Wonder Woman. Curiosamente,
ya antes del evento protagonizado por el Velocista Escarlata, Straczynski había
hecho su propio reboot del personaje,
trabajo que se vio interrumpido por la inminencia de Flashpoint, así que tenemos en poco tiempo a una Nueva Diana que
pasa a ser la Vieja Diana y que de nuevo es la Nueva Nueva Diana, la del nuDC.
Y desde luego, las mentes pensantes de DC, a la hora de repartir entre los
guionistas y dibujantes las nuevas series, decidieron remover del todo a la
princesa de Themyscira.
Los
encargados de traernos a esta novísima
Wonder Woman han sido el guionista Brian Azzarello (conocido en todo el
mundo del cómic por su Cien Balas) y
el dibujante Cliff Chiang (al que hemos visto en Blanco Humano o Green
Arrow/Black Canary). A priori, y como comentan en el propio número uno de
la colección editada en España por ECC, Azzarello es un guionista que se ha
encasillado (o mejor dicho, especializado) en géneros que no son del todo
superheróicos, sintiéndose cómodo en ambientes más oscuros que aquellos por los
que los héroes suelen transitar. Y bueno, personalmente, a Chiang tampoco le
veo demasiado superheróico, con un estilo que pega más con las publicaciones de
Vértigo que con las más clásicas de DC. Creo que todos los seguidores del cómic
esperábamos con curiosidad los primeros números de Wonder Woman, y bueno, la
verdad es que la espera ha merecido la pena.
Azzarello
y Chiang utilizan la historia clásica de Wonder Woman para arrancar su serie
(recuperando incluso a una Hipólita rubia, como en los primeros tiempos de la
Amazona, aquellos anteriores a la Crisis
en Tierras Infinitas), pero enseguida hacen lo que realmente creo que todos
pensábamos que iba a hacer Azzarello:
cambiarlo todo. Y cuando digo todo, digo todo. Ni los dioses escapan de los
cambios que el guionista introduce en la serie. Hermes, Apolo, Hera, Ares, Eris…
se convierten en criaturas más oscuras que aquellas que estamos acostumbrados a
ver, de nuevo muy en la línea que Gaiman trazó en Sandman a la hora de plantear a las divinidades. Y aunque las
Amazonas sí parecen las de toda la vida, enseguida dejarán de serlo. La historia
arranca cuando dos centauros tratan de acabar con la vida de Zola, una joven
que no cree tener nada importante, pero que pronto descubrirá que ha enfadado
mucho a una diosa, a la mismísima Hera, al hacer lo que muchas mujeres hicieron
antes que ella: dejarse seducir por su esposo, Zeus. Así, Azarello recurre a la
tradición más clásica, incluyendo a Zola en una lista con ya numerosas
integrantes, desde Danae a Maya, y que regó la mitología griega con un nutrido
número de héroes, dioses y semidioses. Diana trata de salvar la vida de Zola, y
así, se convierte en objetivo de la ira de Hera, que además, tiene viejos
ajustes de cuentas que llevar a cabo con Hipólita.
Como
veis, las premisas son interesantes de partida. Y bueno, aunque el dibujo de
Chiang a mi sigue sin terminarme de convencer, la verdad es que de momento la
cosa tiene buena pinta. ¡A ver si dura!
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