No es la crónica de un mundo... es la historia de muchos.

martes, 4 de septiembre de 2012

UN VISTAZO: CULLERA

¡¡¡Hola de nuevo, seguidores del Iconocronos!!!

Como decíamos ayer (en palabras de Fray Luis de León, si no recuerdo mal), llega la vuelta al cole, y con la vuelta al cole y la subida del IVA, pues vuelve también el Iconocronos (no todo puede ser malo). Y para empezar la fiesta, retomamos un hilo que hace un año que tenía abandonado. ¡Os traigo fotos! Algunos sabréis, y al que no, os lo cuento, que este veranito he hecho un par de escapadas, una a Cullera y otra a Malta. Por supuesto hay fotos de ambos viajes, y os voy a dejar por aquí algunas de las más artísticas (dentro de mis posibilidades).

Hoy, para empezar, os dejo algunas de las imágenes que mi recorrido con Mavado, uno de los fieles seguidores del blog, gran persona y muchas cosas más, por la costa levantina: Cullera, Favara, Gandía, Tavernes de la Valldigna, la playa del Dosel...

¡A ver qué os parecen!


Esta es una imagen de la playa de Cullera. No es a la que fuimos, bastante menos masificada, la del Dosel... pero podéis ver la imagen de fondo del litoral, algo que me ha traumatizado un poco, la verdad. Y es que han hecho auténticas salvajadas en las playas del Levante. 


Una imagen de Cullera desde la torre del Castillo.


De esta foto me siento bastante orgulloso, sobre todo para haberlo hecho con mi cámara, una compacta de toda la vida. Hacer fotos del sol es jodidillo... ¡Pero esta quedó bien! Así que aquí tenéis un atardecer en las montañas de Cullera.




Esta es una foto que pasará a la historia. No parece que haya nada importante, ¿verdad? Mirad hacia el centro, una especie de mancha que hay en el agua... ¡es Cullerín!, la versión Made in Spain de Nessie. Je, je, je. La verdad es que no tengo ni idea de qué era eso, pero sirvió para que todavía nos riamos a día de hoy. Y seguro que durante mucho tiempo.




Pues aquí tenéis al dueño del cortijo, o sea, yo, en Gandía, en el palacio de los Borgia. Suena muy bien, aunque los Borgia como tal (Lucrecia, César y compañía) no pasaron por aquí en su vida, es el palacio donde vivían los Duques de Gandía, con especial interés en San Francisco de Borja, biznieto del Papa Borgia, y uno de los personajes históricos más curiosos de su época: Duque de Gandía, Marqués de Lombay, Grande de España, Virrey de Cataluña, caballero de la Corte de Carlos V, por sus venas corría la sangre de un Papa y la de Fernando el Católico. Formó parte de la corte de la Emperatriz Isabel de Portugal, esposa de Carlos V, y formó parte del cortejo que la llevó a enterrar a Granada, lo que parece ser que cambió para siempre su vida, pues al ver el efecto de la muerte sobre la hermosa reina, la tradición dice que juró "no servir nunca más a nadie que pudiera morir". Por supuesto, sólo había alguien que no pudiera morir: Dios, y a la muerte de su esposa, Leonor de Guzmán, el Duque de Gandía renunció a su título en favor de su hijo Carlos, e hizo los votos como hermano de la orden fundada por Ignacio de Loyola, la Compañía de Jesús. Por supuesto, alguien de tan alto rango no tardaría en ser propuesto como cardenal, pero Francisco rechazó el puesto, eligiendo continuar como predicador de la orden, aunque terminaría convirtiéndose en general de los Jesuitas en España, y finalmente en Padre General de toda la Orden. Fue canonizado en 1671, cien años después de su muerte, convirtiéndose así en San Francisco de Borja. A mi la historia me gusta, y ha inspirado numerosas obras de arte, algunas de las cuales se encuentran en el Museo del Prado. Pues por aquí correteaba el Duque de Gandía... ¡y allí he estado yo!


Y para terminar, la más friki de mis fotos, por supuesto (sin contar la de Cullerín). ¡Un ataque zombie en el siglo XVI! ¡¡¡Muy grande!!!

Bueno, aquí lo vamos a dejar, la semana que viene os traigo más fotos, ¡a ver si os gustan!


2 comentarios:

Mavado dijo...

Bonitas fotos. Tiene pinta de haber sido un gran viaje. De esos de calor pegajoso del Levante y tal... de algún que otro kilómetro con el coche... y de GPS's que te llevan a sitios erroneos (entre otras cosas)... Vamos... ¡Un viaje genial!

Y, tras analizar la foto detenidamente, he descubierto que la "mancha" esa del agua... es... es... ¡Cullerín! ¡Grande, Cullerín! ¡No hay otra explicación lógica!

Me subo al trenecito que ya llego tarde. Un abrazo.

Tomás Sendarrubias dijo...

¡¡Gracias por todo, tio!!