Vale,
si hay un guionista que dentro de su trabajo tiene una puñetera flor en el
culo, es desde luego Jeph Loeb. Es ponerle su nombre a un producto, y se vende
como si fuera Coca-Cola. Y últimamente, la verdad es que Loeb está siendo autor
de muchos de los mayores fiascos argumentales que están teniendo lugar en la
Casa de las Ideas. Y es que es acojonante que el autor de auténticas obras
maestras en DC (El Largo Halloween, Si
vas a Roma, Silencio) sea en Marvel el escritor de Ultimates 3, Ultimatum y el Hulk Rojo (mantengo que cuando empezó a
escribir Hulk, ni él mismo sabía quien era el Hulk Rojo).
Y
el tomo que nos ocupa hoy, Vengadores:
Sanción-X sigue en esa tónica. Un guion absolutamente simplón y de andar
por casa que, por arte de magia, se ha convertido en el preludio no oficial al
gran acontecimiento del año, el Vengadores
vs X-Men que se nos viene encima. ¿De qué va la trama? Pues resulta que
Cable (que estaba muerto… pero no lo suficiente), merced de una de esas cuestiones temporales
que de vez en cuando afectan a los saltatiempos de Marvel, descubre, con la
ayuda de su maestro, Blaquesmith (a quien se encuentra, pero que también estaba
muerto… aunque tampoco lo suficiente) que en un momento posterior a su “muerte”,
los Vengadores atacaron a la Patrulla-X y fueron culpables de la desaparición
de Hope, lo que por supuesto, condenó al mundo.
¿Cuál
es la determinación de Cable? Atacar a los Vengadores (de forma no letal,
claro) para evitar que eso ocurra. Así que consigue que la Legión Letal se
libere de un transporte, y aprovechando la distracción causada por los estos,
hace de Mike Myers, atacando a los Vengadores uno por uno, para encerrarlos en
un viejo carguero (se ve que aprendió derechos de los prisioneros con los
Skrulls). Así que realmente cada uno de los cuatro números de Sanción-X cuenta el enfrentamiento entre
Cable y uno de lo Vengadores: Capitán América, Iron Man, Hulk Rojo y Spiderman
y Lobezno. En fin, no es que haya mucho más, pero no puedo contar más para no
contar el final. Pero vamos, que no es que sea predecible, es lo siguiente.
Por
supuesto, Loeb, para contar su paja mental, cuenta con los lápices de un
dibujante del calibre de Ed McGuinness (claro, si esto encima lo dibuja Khoi
Pham…), que mantiene sus dibujos espectaculares, de grandes viñetas y splash
page alucinantes… que supongo deberían servir para enmascarar un guion bastante
deficiente.
En
fin, prescindible no. Lo siguiente.
3 comentarios:
Es una historia que se podría haber contado en 24 páginas...
Totalmente de acuerdo con IvánN. Ademas la muerte de Cable fue bastante ridicula, todo sea dicho.
A mi me entretuvo el cómic sin mas.
En 24 páginas... y en un póster.
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