Decir "cómo pasa el tiempo" es una obviedad, el tiempo pasa y a lo bruto, pero claro, de vez en cuando pasan cosas que marcan hitos en ese tiempo, y nos dejan darnos cuenta de cuántos años han pasado o de lo lejos que estamos de un hecho en concreto.
Estos días ha hecho quince años de la publicación del primer número de una revista muy especial. Se llamaba Cuarto Creciente, y su subtítulo era "Revista de Creación". Porque aquella era la idea, que diera cabida no sólo a textos, sino a otras formas de expresión como el dibujo o la fotografía. ¿Qué era lo curioso de Cuarto Creciente? Seguro que muchas cosas, una de ellas, que a pesar de un marcado carácter literario/creativo, desde su origen estuvo vinculada a la facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid. Otros con más capacidad para la epopeya que yo, dirían que surgió de un impulso creativo incontrolable, o cosas parecidas. Yo sólo diré que salió de las ganas de tres amigos de hacer algo diferente. Álvaro Ribagorda, Ivo Aragón Inigo, y yo mismo, en un bar cerca de Moncloa, pusimos las bases de lo que sería Cuarto Creciente. Muchas cosas pasaron durante la vida de la revista, casi diez años entre 1999 y 2008. Y Cuarto Creciente cumplió su objetivo: relatos, poemas, dibujos, fotografías, reseñas de películas, de libros... Lo que empezó como una iniciativa de tres amigos, terminó consiguiendo con el tiempo el respaldo de la propia Universidad, una revista de poco más de quince o veinte páginas en tamaño cuartilla terminó consiguiendo publicar incluso cinco libros como Editorial Cuarto Creciente, tres poemarios y dos novelas cortas.
Yo no lo viví todo, hubo un momento en que me aparté de la parte "directiva" de la revista, en un momento determinado se me quedó grande, pero estuve lo suficientemente cerca para ver cómo otros continuaban la llama. María José Álvarez, Begoña Borredá, Isaac Caselles... y así durante años. Hasta que llegó el momento de echar el cierre, de decir "adiós", hasta que ya no fue posible. Todos estábamos fuera de la facultad, mucho tiempo después de lo que seguramente habíamos imaginado al principio, en aquel bar de Moncloa, llegó el momento de que el Cuarto Creciente descendiera por el horizonte.
Ahora, hace quince años de ese primer número, y Álvaro Ribagorda continúa portando la antorcha del Cuarto Creciente, aunque sea en el recuerdo. Los últimos custodios de la llama, Álvaro y Begoña, la han convertido en eterna, y la han abierto a todo el mundo, ahora Cuarto Creciente está en las autopistas de información, como se llamaban hace mucho tiempo. Ahora Cuarto Creciente es digital, y con la ayuda de Javier Carranza, todo el contenido de Cuarto Creciente está al alcance de todos a un solo click.
Aquí, en el blog de Cuarto Creciente, podréis encontrar todas las revistas y los cinco libros de la Editorial Cuarto Creciente... con un poco de todo. Relatos cortos, poesías, fotografías, una exposición sobre Chile, ilustraciones... Todo lo que Cuarto Creciente dio de sí durante su vida.
Quince años después, sigo estando orgulloso de haber podido participar en algo así.
2 comentarios:
Muy bueno Tomás, gratos e intensos recuerdos de un tiempo en el que vivimos la emoción de hacer cosas grandes, dos o tres mil páginas de buena literatura, artes plásticas, ensayos, reseñas... y más de un centenar de autores, entre ellos los inolvidables amigos del círculo íntimo que dieron vida a la revista, pero también docenas de estudiantes y profesores que la hicieron suya, varios cientos de lectores que nos alentaban en cada número, y un buen ramillete de grandes escritores que nos cedieron sus obras como Jorge Edwards, Tomás Harris, Andrés Trapiello, Luis Quiñones Cervantes, Ricardo Virtanen, Enrique Cavestany, Martín Rodríguez, Guillermo López, Teresa Calderón, Jorge de Barnola... por no hablar ya de los Daniel Izquierdo, Isidro David Carro, Ivo Aragón, Tomás Sendarrubias, Begoña Borredá, Isaac Caselles, Luis Carlos Redondo, Laura Oliver, Luis Santos, Ix Kayab, Miguel Ruz, etc. que prácticamente crecieron entre nuestras páginas al calor de la ilusión y el fervor literarios que destilaba la revista.
Cosas, en fin, que merecen la pena.
Abrazos,
Álvaro
Los que fuimos testigos de esa labor también estamos muy orgullosos de vosotros. Enhorabuena. Ruth.
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