Después de Convergencia, me ha entrado mono de DC, así soy de raro. Realmente, de lo que me ha entrado mono ha sido de "mi" Universo DC, el que había antes de Flashpoint, el reboot y todas esas gaitas, pero para eso tenía que releer lo que ya tengo leído (que no es mala opción) o en fin, seguir asumiendo que hay cosas que ya no volverán y echarle un ojo a todo lo que había ido llegando después de Flashpoint y, en muchos casos, de lo que me había ido bajando del tren. Así que sin más, empecé con una de las que mejor pinta había tenido en su momento: Wonder Woman, de Azzarello y Cliff Chiang.
Si en algún momento me hubieran preguntado por este tándem para Wonder Woman me hubiera dado la risa, creo que no se me ocurre nadie menos épico que Azzarello, más especializado en "novela negra" para la historia de la más famosa de las Amazonas. Lo cierto es que era una decisión arriesgada, pero una vez leída, también debo decir que sorprendentemente acertada, porque Azzarello ha hecho una etapa de Wonder Woman prácticamente redonda. Cuidado, que lo cierto es que hubiera sido una estupenda trama si en vez de Wonder Woman se hubiera llamado "Furia", "La Última Amazona" o algo parecido, y que hubiera sido una historia independiente del mundo DC, porque cualquier parecido con el pasado de Wonder Woman, es pura coincidencia.
Así que no esperéis encontraros por aquí a viejos enemigos de la Amazona. Ni Cheetah, ni el Doctor Psycho, ni Cisne Plateado... nada de nada. Es más, la visión de los dioses del Olimpo, auténticos protagonistas de la historia en sus papeles de eternos secundarios, no tiene nada que ver con la que habíamos visto en historias más clásicas de Diana, en sus tramas ideadas por George Pérez o Phil Jiménez, por ejemplo. Azzarello nos trae una historia más oscura, unos dioses que podrían haber salido de una narración de Neil Gaiman (la imagen de Hades, o Infierno como le llaman, es espeluznante; Discordia/Eris recuerda poderosamente a Deseo en Sandman...) .
Todo comienza con un descubrimiento inesperado, y es que Zeus, que siempre ha sido genio y figura, ha dejado de nuevo a una mortal, Zola, y Hera, como de costumbre, está decidida a acabar con ella, alimentada la ira de los olímpicos además por una profecía que indica que el niño puede ser el hijo de Zeus que asesine a un dios para conseguir su trono. La intervención de Wonder Woman, y el descubrimiento de que ella misma es hija de Zeus, así como la venganza de Hera sobre las Amazonas, lleva a la creación de un grupo disfuncional formado por Diana, Zola, otro bastardo de Zeus llamado Lennox y con poderes de piedra, y Hermes, que tratan de hacer frente a la ira de Hera y las manipulaciones de Apolo, decidido a convertirse en el nuevo señor del Olimpo.
Con este punto de partida, Azzarello construye toda una historia-río de treinta y tantos números, una trama única que pasa por diversas etapas, donde los secundarios se convierten en amigos y enemigos dependiendo de la evolución de los acontecimientos, siempre con la profecía de la destrucción subyacente, una trama que se complica con la aparición de un desconocido descendiente de Zeus y Hera, un dios innominado conocido sólo como el Primogénito, y que se convertiría en el principal antagonista de Diana en esta historia, hasta el punto de que DC le dedicó uno de los cómics dedicados a sus villanos más importantes que sirvieron un poco como preludio de lo que se acercaba con Maldad Eterna. El enfoque de Azzarello es lo suficientemente original además como para que el dibujo de Chiang o de su sustituto en algunos números, Goran Sudzuka, ambos con un estilo muy parecido, y como he dicho antes muy lejos de lo que consideramos épico o espectacular, quizá algo plano, pero con un tono muy oscurantista que le viene muy bien a la trama y al aspecto de los personajes que nos quiere contar Azzarello.
Una muy, muy buena lectura.
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