Si digo que Garth Ennis es un gamberro, no sorprenderé a nadie, seguro. Bueno, a nadie que conozca el mundo del cómic, claro, los demás se preguntarán que quién leches es Garth Ennis. Si digo que más allá de gamberro, cuando se le da cancha, es un auténtico salvaje, probablemente tampoco nadie se sorprenda.
Bueno, creo que alguna vez he comentado por aquí que, por cuestiones de tiempo, dinero, espacio y gustos personales (todo junto y no necesariamente en este orden), normalmente no leo cómics más allá de los de superhéroes de Marvel y DC. Pero de vez en cuando, y por recomendación expresa, sí que suelo echarle un ojo a algunas colecciones o trabajos específicos que me recomiendan y me pasan. Es el caso de Freakin Angels, Walking Dead o la serie que hoy nos ocupa, The Boys. Después de ver a Oneyros y Thanos-Malkav completamente enganchados y lanzando elogios uno tras otro a la serie, finalmente le he terminado pidiendo al segundo que me trajera un par de tomos para ver de qué estaban hablando. Me los trajo esta tarde cuando vinieron a la partida de rol… y bueno, ya me he leído los dos primeros tomos de la serie. Y aún no se me han cerrado los ojos, estoy ojiplático perdido.
Porque no es que aquí Garth Ennis sea un completo gamberro, como ya hemos dicho antes. Es que es un auténtico salvaje. Y de una forma que mola un huevo, señores (y señoras o señoritas, si hubiera alguna por aquí). El concepto de The Boys es, cuando menos, curioso. En un mundo donde cada vez hay más superhéroes, alguien tiene que controlarlos. Y ese alguien son los protagonistas, los que le dan título al cómic. “Los Chicos”. Y es que los superhéroes que Ennis maneja (diría crea… pero la mayoría de ellos son versiones tan obvias de personajes de DC, que no hay lugar a dudas de cuales son los puntos de referencia), no son los héroes que estamos acostumbrados a ver. Es decir, oficialmente, sí lo son. Pero debajo de esas capas de superhéroes, debajo de esos poderes… hay personas, gente que en la mayoría de los casos ha perdido el sentido real del bien y el mal, gente con las brújulas morales tan estropeadas que no apuntarían al Norte ni por casualidad, y la mayoría de ellos, con los vicios que puede tener cualquiera que se ha situado por encima del código moral de la sociedad. ¿Qué pueden hacer? Tienen superpoderes, pueden hacer lo que les dé la gana, ¿quién se lo va a impedir?
Pues esos van a ser The Boys. Ellos se encargan de mantener a los héroes bajo control. Ellos se van a ocupar de ponerles en su sitio, y cuando sea necesario, de hacer “justicia”. Y aquí, justicia significa venganza, tal cual. Para eso están Los Chicos, siguiendo (al menos eso parece) instrucciones de la CIA, y reunidos alrededor de la figura de El Carnicero (el líder del grupo, un auténtico cabrón que siempre sabe más de lo que dice y que tiene todas las llaves para acceder a la información que necesita, con un motivo más que personal para hacer lo que hace), conocemos a Leche Materna (el alma máter del grupo, segundo al mando, obsesionado con la limpieza y el miembro más cuerdo del grupo por lo que parece), el Francés (una auténtica bestia que le habla a su café), la Hembra (silenciosa, lo mejor es no tocarla, ni acercarse, ni mirarla… y bueno, da igual, al fin y al cabo vas a estar muerto si te la encuentras) y Hugh, la última adquisición del grupo y el personaje que guía la historia, que nos introduce en el mundo de The Boys y al que El Carnicero revela como es realmente el mundo de los superhéroes (y de paso, así lo vemos también nosotros).
Y es que el mundo en el que The Boys se mueven es crudo, sórdido, y tan parecido a lo que podría ser nuestro mundo si realmente existieran grupos de personas con poderes, que da miedo. Abusos sexuales, drogas, violencia, trastornos de la personalidad… y más sexo, y más sexo, y más sexo… Pero como Ennis es un gamberro, lo hace de tal forma que todo nos parece de lo más coherente, de lo más normal y de lo más frustrantemente cercano, incómodo… pero terriblemente divertido. De momento sólo he leído dos tomos, así que estoy seguro de que me quedan muchas salvajadas por ver. El dibujo, corre a cargo de Darick Robertson, que se mueve con bastante equilibrio entre el realismo y la caricatura, de modo que todas y cada una de las escenas que vemos pueden mostrar una absoluta crudeza sin resultar visualmente molestas por el nivel de violencia que vamos a encontrarnos.
En fin, poco más que decir al respecto, ya que quedo a la expectación de seguir leyendo lo que Thanos-Malkav me vaya pasando, y lo espero con bastantes ganas, la verdad.
2 comentarios:
No te quejarás de las cosas que te recomiendo y te paso ¿eh?
Me alegra que estés disfrutándolo tanto como yo ;)
No me oirás quejarme, no. Vamos, por la jugadita de Juego de Tronos todavía no tengo muy claro si te debo gratitud infinita u odio eterno... pero me está gustando todo mucho, sí. :)
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