El otro día Oneyros me
regaló un tomito con muy buena pinta, Astonishing
Thor, en una edición bastante cuidada por parte de Panini y que debió
coincidir más o menos tanto en España como en EE.UU con la película y todo el
revuelo que se organizó por entonces con el Dios del Trueno como centro.
Rob Rodi, el guionista
de la serie, ya es un habitual en los registros más “novelescos” del Dios del
Trueno, ya que en su haber cuenta con historias como Loki o Por Asgard, y para
darle la réplica artística, los lápices corren de la cuenta de Mike Choi, viejo
conocido de los seguidores de X-Force, que hace en este Astonishing Thor un trabajo auténticamente magistral, con planchas
dignas de estar expuestas en un museo.
Recordemos que la
línea Astonishing apareció hace ya varios años para dar a Joss Wheddon y John
Cassaday una oportunidad a medida de contar sus historias, sin relación directa
con la continuidad habitual de las series mutantes, y para ser leídas sin un
excesivo bagaje de conocimientos por parte del lector, con el objetivo de
ampliar el público para los mutantes. Al menos, esa era la idea original, a día
de hoy, sabemos que Astonishing X-Men
ha quedado como una más de las colecciones de mutantes, pero en su día, fue
todo un éxito de ventas, crítica, público, etc. La idea de este Astonishing Thor es muy parecida,
exponer al Dios del Trueno al gran público, disponer de una aventura de Thor
que aquellos atraídos al personaje por la peli pudieran acceder con facilidad.
Quizá por eso el
atractivo de Astonishing Thor es
básicamente visual, y es que Mike Choi es un dibujante detallista y cuidadoso, con
un toque de clasicismo épico casi prearrafaelista, y que encuentra en Thor y su
mundo el entorno perfecto para dar rienda suelta a su estilo y a su forma de
hacer arte. El guion de Rodi, por otro lado, es bastante flojito, más allá de
la pura sencillez. Y es que aunque Rodi recurre a la versión más cósmica de
Thor (alejándose de los guiones más míticos que había escrito anteriormente).
Así, en Astonishing Thor, que nace en
los albores de la Edad Heróica y la vuelta a los orígenes del Universo Marvel
que supuso el final del Reinado Oscuro y Asedio,
Rodi hace que Thor se las tenga que ver con uno de los villanos más
bizarros del personaje, ni más ni menos que Ego, el Planeta Viviente.
Rodi no se queda solo con el
Planeta Viviente como antagonista del Dios del Trueno, sino que recurre a otros
personajes de corte cósmico, como el Extraño o el Coleccionista, y a una nueva
versión del propio Ego, con el ocurrente nombre de Alter Ego (¡toma ya!). El
argumento no da para mucho, la verdad, con Thor yendo de un lado a otro del
Universo, tratando de escapar de las manipulaciones de los seres cósmicos, un
poco como un pollo sin cabeza, y con una solución final que pasará a los anales
de la historia de las curiosidades comiqueras.
Pero eso sí… un auténtico
deleite para la vista. Alabado sea Choi.
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