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jueves, 15 de marzo de 2012

PRINCIPE DE NADA (III): EL PENSAMIENTO DE LAS MIL CARAS


                Anoche, finalmente,  tras un breve Sprint final de “Dios mío, no puedo parar de leer, me queda tan poco y es todo tan interesante”, terminé El Pensamiento de las Mil Caras, y con él, la trilogía Príncipe de Nada. Han sido tres libros de acompañar a unos personajes fascinantes a la Guerra Santa, de vislumbrar grandes naciones y civilizaciones, aquellas que rodean a los Tres Mares que tanto recuerdan al Mediterráneo en tiempos de las Cruzadas. Con El Pensamiento de las Mil Caras, y después de los sucesos de El Profeta Guerrero, la Guerra Santa se encuentra más cerca que nunca de la sagrada tierra de Amoteu, y por lo tanto, de Shimeh, su objetivo, y la sede de los enigmáticos cishaurim, los hechiceros fanim… y de Anasurimbor Moenghus, el padre de Kellhus y motor en la sombra de toda la historia que hemos leído.

                Bakker traza en El Pensamiento de las Mil Caras una historia múltiple (de mil caras), en la que a través de las diferentes perspectivas de cada uno de los protagonistas, cada uno con sus circunstancias, planes, filias y fobias, los últimos tiempos de la Guerra Santa, a la vez que se van resolviendo los enigmas que se planteaban desde el principio de la Guerra. El objetivo de Anasurimbor Moenghus entre los cishaurim, la verdad sobre el Santo Shriah Maithanet, qué se esconde detrás de los Chapiteles Escarlatas, y muchos más datos sobre esa gran historia no contada que es el Primer Apocalipsis y el alzamiento del No-Dios. Y todo ello, a través de personajes que cada vez crecen más, dedicándose este volumen mucho más a los que han sido menos importantes, apartando en buena parte del libro a Kellhus del protagonismo para centrarnos en sus seguidores y en lo que el Profeta Guerrero provoca a su alrededor. Así, Anasurimbor Kellhus y Cnaiur urs Skiotha dan un paso atrás para permitir avanzar tanto a Drusas Achamian (protagonista absoluto final de la saga), como a Esmenet, Proyas o ese personaje genial que es el Exalto-General Ikurei Conphas.

                La narración de Bakker sigue siendo genial, equilibrando perfectamente hechos con filosofía, avanzando tanto en la Guerra Santa como en las consecuencias psicológicas y filosóficas que la Guerra tiene en aquellos que participan de ella. El mundo que perfila, que atisbamos a ver más allá incluso del camino de la Guerra Santa es fascinante, y en todo momento, te quedas con ganas de saber más sobre el Primer Apocalipsis, sobre Kuniuri y la perdida Tryse, o sobre las tierras de la Sal que forman el dominio de los Kianene.

                Sólo hay una pega a la historia… ¡¡¡y es que la historia no acaba!!! O sea, sí lo hace la trilogía, pero no está todo dicho, ni mucho menos, ni sobre los personajes ni sobre la situación que se desarrolla. La Guerra Santa llega a su culminación, pero no lo hace el Segundo Apocalipsis. Se resuelve la guerra entre los inrithi y los fanim, pero no la vuelta del Consulto… Y es que tras Príncipe de Nada, Bakker ha proyectado otros dos ciclos, siendo los siguientes El Ciclo del Emperador-Aspecto, compuesto por dos novelas, La Gran Ordalía y Los Cuernos de Golgotterath… pero no se han publicado en España. Así que…

                ¿A quién hay que exigirle que termine esto?

3 comentarios:

Er-Murazor dijo...

Ah, sí, el ciclo del Segundo Apocalipsis consta de varias trilogías. Yo eso ya lo sabía, pero no te lo iba a decir cuando te recomendé los libros, que si no no te los lees :p

Tomás Sendarrubias dijo...

Queeee majos. ¿Buscamos aliados y asaltamos Timun Mas para que la publiquen?

Er-Murazor dijo...

Creo que lo tienen anunciado. La verdad es que yo empecé esta saga sin saber que era de Timun, porque me han hecho tantas putadas que no compro nada que publiquen ellos hasta que no esté acabado. Pero creo que se ha vendido bien, así que confío en que saquen las continuaciones.