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martes, 28 de mayo de 2013

X-MEN:... Y ANTES DE ONSLAUGHT


                Aún no habíamos terminado de recuperarnos de la Era de Apocalipsis cuando ya se estaba cociendo en el mundo Marvel una nueva amenaza global surgida del mundo mutante. Desde X-Men Prime había ido haciendo apariciones puntuales por todo el panorama X un nombre enigmático, Onslaught, nombre que viene a significar algo así como “embestida”, pero que aquí en España se dejó así en inglés tal cual. Y todo lo que ocurría en estos momentos en las dos colecciones de la Patrulla-X venía encaminado a preparar la llegada de esta nueva presencia, que se nos pintaba como la mayor amenaza a la que los mutantes se habían enfrentado nunca.



                Scott Lobdell continuaba siendo el argumentista principal de las dos colecciones, aunque a partir del número 10 de X-Men llegaría Mark Waid en solitario, pero en estos números continuaría la costumbre de la época de que los argumentos fueran saltando de una colección a otra y con ramificaciones que se extendían hacia otras cercanas, como Lobezno o X-Force. Así, en Patrulla-X veríamos el periplo de Arcángel y Lobezno en busca de una manera de ayudar a Mariposa Mental a recuperarse de las heridas causadas durante la fuga de Dientes de Sable de la mansión, acudiendo a Little China en busca de un misterioso hechicero de corte oriental (muy del gusto de Madureira, dibujante de la serie) llamado Gomurr, que pondría a Lobezno y Arcángel tras la pista de la Vena de Ébano, lo que les llevaría a hacer frente a Tar y los guerreros del Amanecer Carmesí, una especie de ninjas de la Mano pero más místicos y con dibujitos fluorecentes mágicos. Aliados con el Doctor Extraño, Lobezno y Arcángel consiguieron el elixir, derrotando a Tar y los suyos, y curando así a Betsy.



                La trama saltaría entonces a X-Men, donde de pronto, Tormenta, Cíclope, Lobezno y el Hombre de Hielo se enfrentarían a Fortaleza en un entorno de pruebas, descubriendo posteriormente que habían sido secuestrados por Pórtico, obligado al parecer por Onslaught. En la batalla con Fortaleza (al que el equipo conseguiría derrotar), el Hombre de Hielo sufriría graves daños en su forma gélida, lo que le impediría recuperar su forma humana y le llevaría a un enfrentamiento personal con Emma Frost, cerrando así una tensión que había comenzado mucho tiempo atrás, cuando la directora de la Academia de Massachussetts había tomado el control del cuerpo de Bobby Drake, consiguiendo más control de los poderes del chico de los que este había tenido nunca. En el interludio entre la batalla con Fortaleza y el enfrentamiento con Emma Frost, tendríamos un acontecimiento importante que tendría lugar fuera de las series, en X-Men Unlimited (o Crónicas de los X-Men, como se editaba aquí), y es que la Bestia Oscura suplantaría a la Bestia de nuestro mundo. Hank McCoy (el bueno) pasaría a estar encerrado en un zulo mientras McCoy el Malo ocupaba su lugar en la Patrulla, haciéndose pasar por él e infiltrándose así en el corazón de la Patrulla.
                Mientras Lobezno, sin el Adamantium de los huesos (arrancado por Magneto en el mítico X-Men 25) comenzó a involucionar, volviéndose cada vez más salvaje y asilvestrado. Xavier trataría de ayudarle, enviando a Cíclope, Fénix, el Hombre de Hielo y un renuente Arcángel en su búsqueda, para encontrarse con Ozymandias, el esclavo y heraldo de Apocalipsis, un antiguo rey convertido en piedra cuyo nombre Lobdell tomó del mítico poema de Percy Shelley (el marido de Mary Wolfstonecraft Shelley, la autora de Frankenstein), y que Alan Moore también había utilizado en Watchmen. Mientras intentaban encontrar a Logan (con poco éxito en su sanación), por otro lado, Bishop, Gambito y la Bestia (Oscura) tenían que enfrentarse a un grupo de repentinos mutantes aparecidos en el metro de Nueva York, descubriendo que era todo obra de un virus mutágeno desarrollado por Mister Siniestro. El trío de hombres-X conseguía hacer frente a Siniestro, decidido a entender la presencia de Bishop y consiguiendo separar los recuerdos de la Era de Apocalipsis de los suyos propios, lo que alivió notablemente a Bishop. En esta trama, además, comenzaría a intuirse cierta extraña relación entre Gambito y Siniestro, que se desarrollaría más adelante, ya que Lobdell tendía a dejar más agujeros en su historia que en un queso gruyere.



                Y llegaría el momento de centrarse en la llegada de Onslaught y la presentación de un nuevo personaje que tendría mucho peso más adelante, diseñado in extremis por Pascual Ferry, que supliría a Madureira precisamente en el número de debut de este personaje, Bastión. Bastión parecía formar parte de un movimiento militar relacionado de alguna manera con Graydon Creed, decidido a llevar a cabo el ascenso hacia la presidencia de Estados Unidos. Gambito y Fénix tendrían que huir de Bastión y los suyos, siendo ayudados enigmáticamente por Onslaught, que acudiría de nuevo a Jean posteriormente, en un número de X-Men en el que la entidad psiónica aparecía ante Jean Grey para llevarla al interior de los pensamientos de Charles Xavier, decidido a demostrarle la hipocresía de la humanidad, y revelando que Xavier había estado enamorado de Jean durante años. Onslaught pretendía convertir a Jean en su consorte, pero esta le rechazó, y volvería a la mansión a tiempo de encontrarse con quien había sido la primera víctima de Onslaught, Juggernaut, que había aparecido y derrotado a Arcángel y Mariposa, y que acudía en busca de Jean para que le ayudara a recordar quien era Onslaught. Mientras Jean trataba de ayudar a Juggernaut, Tormenta, Lobezno, Bala de Cañón, Cíclope, Bishop, el Hombre de Hielo, la Bestia y Gambito trataban de encontrar a Caín Marko en el terreno de la Mansión siguiendo las instrucciones de Xavier.
                La sorpresa vendría cuando Jean consiguió finalmente descubrir la verdad sobre Onslaught en la mente de Juggernaut, que huiría de la Mansión… solo para caer en manos de Onsaught, que no era ni más ni menos  que Xavier…

1 comentario:

Txema SG dijo...

Una época un tanto chusca, pero que yo recuerdo con mucho cariño porque fue caundo comence a leer cómics mutantes.

Lo que más me gustó fue un par de números dibujados por Pascual Ferry que creo eran una pasada.

Ah, y el senador Kelly me caía bien la verdad.