Si hay un personaje
que en estos últimos años ha vivido todo un boom en cuanto a novelas y estudios
de todo tipo, ha sido sin duda Leonardo Da Vinci, el principal exponente del
Renacimiento, que saltó a la palestra con la novela de Dan Brown El Código Da Vinci y que no ha
abandonado desde entonces el podio de los personajes históricos más buscados.
Con esto en mente, la cadena Starz decidió poner en marcha la serie Los Demonios de Da Vinci, cuya primera
temporada he terminado de ver hoy mismo… y que me ha encantado.
Vale, probablemente no
sea demasiado justo, la serie partía con mucha ventaja para gustarme. No soy un
loco de Da Vinci, pero sí un enamorado de esa época fascinante y de vivos
cambios que fue el Renacimiento y todo lo que llevo consigo. Y situar una serie
en Florencia, en plena época de los Medici, a pesar de algunos errores
flagrantes de ambientación (la aparición de la Reina Isabel la Católica con
peineta es muy grande), es una forma segura de ganarme. La primera temporada de
Los Demonios de Da Vinci se centra en
el tiempo de este en Florencia, el paso del genial creador de hombre del taller
de Verrochio a artista bajo la protección de Lorenzo el Magnífico, señor de la
Florencia de la época. Además de los conflictos políticos existentes entre
Florencia y Roma, Los Demonios de Da
Vinci integra también una trama de ocultismo relacionada con un grupo de
iluminados llamados Los Hijos de Mitra, cuyo objetivo es conservar el Libro de las Hojas, objeto perseguido
por el Vaticano del Papa Sixto IV y su “sobrino”, Girolamo Riario,
representados de una manera que hace que las historias de los Borgia parezcan
Caperucita Roja.
Ante todo, es evidente
que Los Demonios de Da Vinci no es
una serie de instrucción histórica, es una serie de entretenimiento puro y
duro, que es lo que mejor se le da a hacer al guionista David Goyer, que tiene
en su haber el relanzamiento con más éxito de la JSA para DC (junto con Geoff
Johns) y el guion de El Hombre de Acero,
por el que después de ver esta serie he decidido perdonarle. Da Vinci,
encarnado por Tom Riley, es una especie de superhéroe del siglo XV, capaz de
cosas increíbles con su especial percepción de la realidad (una genial muestra
de efectos especiales, que transforma las imágenes reales en dibujos a lápiz y
carboncillo) y sus tics manuales; Laura Haddock encarna a una Lucrezia Donatti
convertida en femme fatale de manual;
Blake Ritson y James Faulkner se ponen en las pieles de Riario y Sixto IV, y
son muy malos; y Elliot Cowan encarna a un regio Lorenzo de Medici. Los temas
se alternan con bastante soltura, pasando hábilmente de los conflictos internos
de Florencia (el enfrentamiento entre los Medici y los Pazzi) a las tramas
ocultistas del Libro de las Hojas, el
conflicto político con Roma o los devaneos amorosos de Da Vinci y Lucrezia.
Lo malo, que de
momento sólo hay una temporada, y el cliffhanger final es de aúpa. Vamos, que
la temporada no acaba, que prácticamente se corta en mitad de una escena. ¡¡Y
ahora hay que esperar a la segunda temporada!!
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