Más cine este fin de
semana, y es que las carteleras están que no paran (de los trailers de hoy,
tienen posibilidades Caminando entre
dinosaurios y Pompeya). Hoy ha
tocado El Juego de Ender, película de
ciencia ficción basada en la novela homónima de Orson Scott-Card, uno de los
hitos de la Ciencia Ficción entre los años ochenta y los noventa, y que después
de haber visto la película hoy, ha pasado a la lista de lecturas inmediatas,
con puestos preferentes.
El Juego de Ender ha sido una película dirigida por Gavin Hood, un
guionista y director sudafricano que ganó el Oscar por su película Tsotsi, y que dirigiría la poco
esperanzadora Lobezno: Origen, de la
que se ha resarcido sobradamente en esta nueva obra, en la que se ha puesto al
frente de Harrison Ford, Ben Kingsley y Asa Butterfield, gran protagonista y
absoluto centro de atención de toda la película con el papel de Andrew Ender
Wiggins.
La película transcurre
en un futuro relativamente próximo, en el que la Tierra ha sido atacada por una
raza de extraterrestres insectoides, los Insectores,
que causaron grandes daños, pero fueron derrotados por un piloto de las fuerzas
armadas, Mazer Rackham. La lucha con los insectores ha llevado a la humanidad a
una política militarista, en la que se ha decidido que los niños son los
mejores militares del planeta, debido a su capacidad de aprendizaje. Pese a que
no ha habido nuevos ataques de los insectores en cinco décadas, la Flota
Internacional ha continuado mejorando su armamento. La humanidad ha
desarrollado el viaje espacial, los sistemas de antigravedad, la comunicación
instantánea… y están preparados para lanzar su ataque definitivo a los
Insectores, en una metáfora belicista bastante clara: la guerra que acabará con
todas las guerras.
Para ello, la Flota
Internacional necesita un nuevo comandante, y el coronel Graff decide que ese
líder debe ser Ender, uno de los reclutas más jóvenes de la Flota y que muestra
unas habilidades estratégicas muy superiores a las del resto de sus compañeros.
Decidido a convertir a Ender en un Julio César o un Napoleón que les de la
victoria sobre los Insectores, Graff comienza a manipular al chico, tratando de
convertirle en su líder definitivo. Y efectivamente, Ender va mostrando poco a
poco que cumple las expectativas puestas en él… pero que no está dispuesto a
aceptar el liderazgo ciego que la FI pretende imponerle.
Bajo esta premisa,
Gavin Hood ha llevado a la pantalla una película que, como todo buen trabajo de
ciencia-ficción, se construye como una metáfora, en este caso sobre el
militarismo y el belicismo del mundo actual, las carreras armamentísticas y los
peligros de los “ataques preventivos”, ya que no debemos olvidar que El Juego de Ender se escribió en plena
guerra fría, con el mundo continuamente al borde del conflicto atómico y
evidentes problemas de comunicación por las dos partes.
Una película realmente
impresionante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario