Debo admitir algo.
Llevamos más de un año y medio, casi dos años, de Reboot en DC, y en muchas
series tengo la sensación de seguir aterrizando. Quizá la publicación en tomos
de ECC sea una de las causas de esto… o quizá sea una cuestión propia de cómo
se está desarrollando el nuDC, ya que en series de grapa como Liga de la
Justicia también tengo esta misma sensación. Pero ha pasado ya mucho tiempo,
los grandes arcos van llegando a su fin… y eso ha pasado en la colección que
nos ocupa hoy: Flash, el Velocista Escarlata, ha alcanzado el final de su
enfrentamiento con Grodd por el dominio de la Fuerza de la Velocidad, en el
quinto tomo de su colección aquí en España, con el título de La Guerra de los Gorilas.
El equipo formado por
Manapul, Buccelatto y To en la colección de Flash ha puesto así fin al más
ambicioso de sus arcos, el que ha traído el enfrentamiento de Barry Allen con
el que probablemente sea el más aterrador de sus villanos. Y es que a pesar del
nombre ridículo y de la propia idea de un gorila con superpoderes, Gorila Grodd
es un personaje a tener en cuenta sin duda como uno de los malos más malos del
Universo DC. El resto de los villanos habituales de Flash se mueve en el filo
de la navaja, son todos personajes “carismáticos” que pueden llegar a ser
héroes en momentos particulares. Grodd no. Grodd ha sido habitualmente un
tirano, manipulador y violento, con poderes telepáticos, y que ha resultado
escalofriante en muchos momentos (y si no, leed “Justicia”, de Alex Ross, Jim
Krueger y Doug Braithwaite).
En su nueva versión en
este nuDC, Grodd ha perdido la telepatía, y ha ganado fuerza física y una
vinculación especial con la Fuerza de la Velocidad, representada y dominada por
Flash. Pero no ha perdido mala leche, y lo demuestra atacando a gran escala Central
City, como parte de su intento de adquirir el control de la Fuerza de la
Velocidad. El plan no es del todo original, ya habíamos visto en los primeros
números de Outsiders post Día de Graduación a Grodd asaltar Nueva York; pero
Manapul y Buccelatto lo llevan a su terreno, utilizándolo para darle a su
historia de Flash los giros que consideran necesarios para apartarle del Flash
clásico. Así, continuamos viendo a Barry como camarero, afianzan su relación
con Patty Spivot en detrimento de Iris Allen, vemos cual es el nuevo status quo
de sus villanos, con la hermana del Capitán Frío, Patinadora Dorada, viva y
liada con el Amo de los Espejos, y a Flash utilizando sus poderes y su relación
con la Fuerza de la Velocidad como jamás lo había hecho. Y, si no me equivoco,
el regreso de uno de lo más mortales enemigos de Flash, que parece que está al
caer.
Al final, lo cierto es
que el equipo de Flash está consiguiendo un objetivo sencillo, que cada vez
parece más difícil de conseguir: entretener, sin pretensiones. A día de hoy,
parece que todo se pierde en complejas metatramas, segundas lecturas y
complejidades, y de vez en cuando… mola encontrarse algo así. Sencillo.
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