No es la crónica de un mundo... es la historia de muchos.

martes, 11 de febrero de 2014

LA ERA DE DRÁCULA

¿Y si el grupo formado por Jonathan Harker, sus esposa Mina, Van Helsing y el resto de los cazadores de vampiros no hubieran conseguido destruir a Drácula, ni anular sus planes de establecerse en Londres? ¿Y si en lugar de ello, Drácula hubiera conseguido convertirse en el esposo de la Reina Victoria?



La respuesta a estas preguntas se encuentra en la novela de la que vamos a hablar hoy, La Era de Drácula, traducción al castellano de la novela Anno Dracula del novelista Kim Newman, que me ha llegado en Reyes en su edición de Alamut. Newman nos plantea un mundo divergente en el que Vlad Tepes ha conseguido seducir a la Reina Victoria en el momento álgido del Imperio Británico, convirtiéndose en el Príncipe Regente de Inglaterra, y revelando la existencia de los vampiros al mundo. Evidentemente, el dominio vampírico de Inglaterra tiene una serie de consecuencias que Kim Newman convierte en transfondo de su obra: la inmortalidad se encuentra al alcance de cualquiera, y tras la vampirización de las clases altas, son las más bajas las que comienzan a convertirse en vampiros... hasta que un enigmático asesino comienza a matar a las prostitutas vampiras de Whitechapel.

Así, Kim Newman nos trae una interesante novela sobre Jack el Destripador, convertido el asesino en revulsivo para la sociedad inglesa, pues mientras el asesino parece campar a sus anchas por Londres, las muertes de las prostitutas parecen convertirse en la punta de un iceberg entre los conflictos entre "cálidos" y vampiros, y entre los nacionalistas británicos y la élite "cárpata" de la que se ha rodeado el Príncipe Regente. Para ello, Newman recurre a un curioso elenco de protagonistas, y a uno aún más peculiar de personajes, ambientaciones y situaciones procedentes de mil y un lugar. Así, Charles Beauregard, agente del Club Diógenes (surgido de las novelas de Conan Doyle sobre Sherlock Holmes y dirigido por el hermano del detective, Mycroft), comparte su investigación con la antigua vampira Geneviéve Dieudonnè; mientras que el doctor Jack Seward y un vampírico Lord Godalming, procedentes ambos de la novela de Bram Stoker, ocupan también lugares preponderantes en la novela. Y para ello, Newman llena su novela de referencias a personajes reales o literarios, de modo que encontramos un Londres en el que estos personajes pueden convivir con el Doctor Jekyll o el Doctor Moreau, el Conde Orlok de Nosferatu, o el propio Lestar de Lioncourt, junto a Alfred Tennyson, Beatrice Potter, Montague Druitt o Charles Warren.

Una novela divertidísima cuya segunda parte estoy esperando con bastantes ganas... ¡a ver si en Alamut se ponen las pilas!

1 comentario:

Shilmulo dijo...

¡Tiene una pinta estupenda! ya tengo proximo inquilino para mi biblioteca.

Saludos.