No es la crónica de un mundo... es la historia de muchos.

lunes, 14 de marzo de 2011

EL PRÍNCIPE-NIÑO (I)

Corre el año 1229 y todo comienza con una convocatoria, la de Lord Jurgen de Magdeburgo, que desea celebrar Corte en Navidad con todos sus vasallos y aliados. Allí acuden los personajes, participando en los eventos de la noche, y viendo como Alexander de París ha reunido a su alrededor su propia camarilla dentro de la corte de Jurgen, con su chiquillo, Lord Marques, y un Ventrue Arpad exiliado de Hungría, Istvan Arpad, además, por supuesto, de Lady Rosamund d´Islington, que no se apartaba de Lord Alexander. Durante la celebración de la misa de Navidad, un Caballero de la Cruz Negra llegó herido gravemente a Magdeburgo, procedente de Livonia (actual Estonia), donde los Caballeros Teutónicos se están expandiendo.
El Cainita, gravemente herido, contó a Jurgen, al Malkavian Anthos y al Lasombra Pier Francesco Orsini que todo su ejército de Caballeros Teutónicos había sido destruido en Livonia por las tribus paganas dirigidas por un Gangrel que respondía al nombre de Qarakh. Jurgen, que no podía ponerse al frente de un nuevo ejército debido a la presencia de los Monjes Rojos de la Inquisición en Magdeburgo, de modo que decidió enviar un nuevo contingente a Livonia, dirigido por Pier Francesco. Pero cuando iba a comunicar esta decisión, Alexander se adelantó y solicitó dirigir el ejército en nombre de Jurgen. Por supuesto, Jurgen no podía negar ese privilegio al Matusalén Ventrue, y aceptó, aunque el liderazgo sería compartido, pues Pier Francesco mantendría el liderazgo de los Caballeros Teutónicos. Mientras Jurge, Pier Francesco y Alexander hablaban de estrategias; el Nosferatu Malachite transmitía a Anthos una vieja profecía que había escuchado de la Vidente de los Huesos, la Capadocia Constancia de Erciyes: “El Príncipe-Niño debe morir frente al Lobo del Bosque”. Y Jervais, el Tremere, se reunía con su compañera de clan, Raquel bar-Seraph, el Toreador Antoine Henri y Rosamund d´Islington para hablarles de que los Tremere ya tenían noticias de la existencia de Qarakh, debido a que un grupo escindido de los Tremere, los Telyavélicos, de extraños poderes. Sin embargo, Rosamund d´Islington pidió a los jugadores que no informaran de ello a Alexander: el Príncipe exiliado de París era un monstruo, y debía morir en aquella expedición. Al mismo tiempo, y aprovechando una breve ausencia de Jurgen, Alexander Dominó a Pier Francesco, obligándole a beber de su sangre y borrando luego el recuerdo de lo que había hecho de su mente.
Finalmente, se decidió que los aliados de Jurgen partirían en dos grupos, uno dirigido por Alexander lo haría por tierra, a través de Prusia y Lituania, y junto al antiguo Príncipe, mientras que el segundo, dirigido por Orsini y el resto de los jugadores, lo haría a través de la costa de Escandinavia. Además, en una ceremonia pública, Alexander realizó un juramento de sangre con Orsini, que quedaba de esta manera vinculado por dos sorbos de sangre al Matusalén Ventrue. En Copenhague, los jugadores conocieron al viajero Brujah Vitalis, que les habló de que Qarakh era un tártaro que había reunido una tribu de Cainitas, sobre todo Brujah y Gangrel bálticos con los que trataba de establecer un paraíso en Estonia: eran considerados dioses por los humanos, y estos les entregaban voluntariamente su sangre. Además, aunque Antoine y Raquel informaron a Pier Francesco de la existencia de los Telyavelicos, pronto el extraño comportamiento de este y su lealtad hacia Alexander les hizo desconfiar de él, añadiendo a Anthos a su pequeña cábala.
Finalmente, los jugadores llegaron a Tallinn, donde les esperaba ya Alexander, que había enviado un grupo de exploración. De dicho grupo, sólo regresó Istvan, informando que los demás habían sido destruidos por una Gangrel. Marques e Istvan habían conseguido escapar, pero el hecho de que Marques no hubiera llegado al campamento indicaba que probablemente hubiera sido hecho prisionero. Sin embargo, Alexander parecía satisfecho: ahora, Qarakh vendría a él.
Y así sería, cuatro días después, el líder Gangrel acudiría junto a la sacerdotisa Deverra, líder de los Telyavélicos, para mantener consejo con Alexander y los suyos, entregándoles los restos de Sir Marques, al que habían destruído.  Para sorpresa de los personajes, Alexander no estaba dispuesto a enfrentarse a Qarakh, sino que le ofreció una alianza. Si la tribu de Qarakh ayudaba a Alexander a recuperar París, este se encargaría de garantizar desde occidente la tranquilidad e independencia de Estonia bajo el control de Qarakh. Raquel bar-Seraph se enfrentó públicamente a Alexander, acusándole de traición, mientras Anthos acrecentaba con Dementación la desconfianza de Deverra de Alexander. Finalmente, después de que Alexander pudiera controlar a la Tremere, Qarakh accedió a pensarse el trato con Alexander, dando una respuesta en un máximo de quince días. Malachite, Anthos y Antoine Henri decidieron abandonar el campamento de Alexander, acompañando a Qarakh y Deverra de vuelta al campamento de los estonios, y durante el camino, y tras escuchar la historia de Antoine, Deverra les explicó cómo había sido Abrazada cuando era una sacerdotisa de Telyavel, el dios de la Muerte estonio, y como se había alejado de la Pirámide de los Tremere, fundando la línea de sangre de los Telyavélicos.
Mientras tanto, en el campamento, Alexander decidía torturar a la díscola Tremere, pero se vio interrumpido por la aparición de un Brujah llamado Rikard que había formado parte de la tribu de Qarakh y había decidido pasarse al bando de Alexander. Rikard informó a Alexander de los hombres y Cainitas que seguían a Qarakh… y de la presencia entre ellos de los Telyavélicos, lo que hizo que la atención de Alexander recayera en Raquel de nuevo, pues quería saber quién más era consciente de la existencia de los Telyavélicos y su alianza con Qarakh…

3 comentarios:

Masteratta dijo...

Madre mía, que intenso es todo!! No puedo esperar a la siguiente partida!!

Thanos_Malkav dijo...

Un gran partida en la que hubo varios momentazos y secretos entre bambalinas (brutal la cara de Vicente cuando Antoine pasó la noche con Anthos :P).

Eso si, me quedo con los minutos finales que nos han dejado con el corazón en un puño hasta este domingo...

Tomás Sendarrubias dijo...

Solo diré una cosa:

¡¡MWAH HA HA HA HAAAAAA!!