VESTIDO EN SANGRE (II), LA MUERTE DEL SUEÑO (I)

            Tras descubrir la presencia del Arzobispo de Nod en el monasterio Obertus de Ezerelis, los Caballeros de la Cruz Negra, con Pier Francesco Orsini por delante, entraron en el monasterio, encontrándose a los monjes muertos, todos de forma violenta. Salvo un puñado de ellos, que dirigiéndose a ellos diciéndoles “Él me ha tocado. Él me ha cambiado”, se convirtieron en vozhd de guerra Tzimisce, atacando a los personajes y a los Caballeros. Aunando fuerzas con Jurgen, los jugadores consiguieron acabar con uno de ellos, aunque casi les cuesta la vida de Bruno y Antoine. Tras derrotar a los vozhd, y mientras Anthos buscaba y encontraba la biblioteca de los Obertus, Jurgen, Pier Francesco, Antoine y Bruno localizaron la iglesia del monasterio, cubierta de cenizas y de ropajes de antiguos miembros de la Herejía Cainita, convertidos ahora en polvo. Tras encontrar una pequeña sala tras el altar de la iglesia, tuvieron que hacer frente al propio Nikita de Sredetz, que se manifestó ante ellos vestido con sangre, y que parecía empeñado en acabar con su correligionario, Antoine Henri. Finalmente, la taumaturgia de Bruno y un acertado golpe de Jurgen, que consiguió empalar al Arzobispo de Nod, evitó que este les masacrara como, al parecer, había hecho con la gran mayoría de los dirigentes de la Herejía. Después de que Jurgen le atravesara con su espada, y antes de desplomarse, Nikita de Sredetz dijo una última frase en griego “El Sueño se Muere”.

            Sin saber muy bien qué hacer con el Arzobispo atrapado, Jurgen convocó a Ezerelis a Rosamund y a Gotzon, que habían quedado atrás, en Kybartai; y cuando estos llegaron, decidió enviar al estacado Nikita de Sredetz a Brasov, en Transilvania, donde Myca Vykos se había establecido prácticamente como Príncipe de la ciudad, donde se había establecido uno de los más importantes Monasterios Obertus de la región. El cuerpo de Nikita de Sredetz sería acompañado a Brasov por Rosamund d´Islington, Anthos, Antoine Henri y dos de los caballeros de la Cruz Negra; mientras que Jurgen, Gotzon, Pier Francesco y Bruno, continuarían su camino hacia Estonia para hacer frente a Qarakh.

            En el viaje hacia el norte, el grupo dirigido por Jurgen fue asaltado por un grupo de Gangrel y Tremere Telyavelicos, aunque consiguieron derrotarles, y una de las Telyavelicas se entregó prisionera, dispuesta a guiar a los Caballeros de la Cruz Negra a Qarakh, que ya estaba en camino para encontrarse con ella. Varka, la Telyavelica traidora, tenía razón, y dos noches después, el ejército de Qarakh (que ahora se hacía llamar Aajav Khan) hizo su aparición, acompañado de una vieja conocida de Jurgen y los personajes, la Gangrel Morrow. Finalmente, tras un tenso diálogo en el que Morrow actuó como intérprete, Jurgen y Qarakh llegaron a un pacto, ante la amenaza que suponía para ambos la extensión hacia el norte de los dominios del Voivodato. Los caballeros de la Orden Teutónica y de la Orden de la Espada podrían extenderse por Prusia y Estonia, pero los Gangrel mantendrían el control de los bosques, y pese a las intenciones de Gotzon, no habría conversiones forzadas entre los paganos. Pero a su regreso a Ezerelis, les esperaban malas noticias. Vladimir Rustovitch había descubierto el movimiento de Jurgen en el norte de Estonia, y había tomado una de las plazas de los Caballeros de la Cruz Negra al sur de Ezerelis, Auce. La Telyavelica Varka era quien había informado al Voivoda de Voivodas de los pasos de Jurgen, y se la condenó a muerte, siendo diablerizada por Pier Francesco. Además, Jurgen descubrió la “traición” de Gotzon, que había quemado sus cartas para Rosamund bajo el argumento de que no podía servir a dos señores, por lo que Gotzon fue expulsado de las tierras de la Cruz Negra. Jurgen se dirigiría a Auce, pero preocupado por lo que podría ocurrirle a Rosamund en Transilvania si se reiniciaban las hostilidades, envió a Pier Francesco y Bruno a reunirse con ella y sus compañeros en Brasov.

            Y allí, en el Monasterio Obertus de Brasov, Rosamund, Antoine y Anthos fueron recibidos con todos los honores por Myca Vykos, que les presentaría a su aliado y amante, el koldun Ilias cel Frumos. Serían acogidos en el Monasterio Obertus, y tras ser agasajados por su anfitrión, finalmente pudieron explicar el motivo de su presencia allí y el contenido del cajón que transportaban con ellos. Vykos negó cualquier alianza entre los Obertus y el Voivodato, afirmando que la Orden Obertus sólo servía a la voluntad de su Sire, Symeon syn Draconov, que había situado la sede de la orden en la ciudad de Oradea. Y aunque no entendía la presencia de un reconocido hereje en el monasterio Obertus, debido a la animadversión entre la Herejía Cainita y los Obertus, Vykos estaba preocupado por el hecho de que Jurgen hubiera atacado el monasterio de Ezerelis, situado en tierras pertenecientes a los Obertus, lo que podría ser considerado una violación del acuerdo que mantenía el Portador de la Espada con la Orden de la Divinidad Interior, aunque tal eventualidad escapaba de su responsabilidad y debía ser juzgada por su sire, Symeon. El ataúd que contenía a Nikita de Sredetz fue depositado en los sótanos del monasterio de Brasov, y abierto en presencia de Vykos, Ilias, Rosamund, Anthos y Antoine. Vykos certificó que apenas había rastros de Vicisitud en el rostro de Nikita, y Antoine confirmó que aquel era el hombre al que se había encontrado en París y había visto en alguna otra ceremonia de la Herejía; y al que Rosamund había conocido en Chartres, antes de los incidentes que llevaron al final de la Herejía Cainita en París. Pero sobre todo, de la serena imagen de Nikita de Sredetz, emanaba una sensación de miedo tal que se vieron obligados a cerrar de nuevo el ataúd.

            Una pregunta quedaba en el aire: ¿quién era realmente Nikita de Sredetz?