Hace ya unos meses (creo que muchos, no recuerdo la fecha exacta), cuando
terminé de ver Smallville, me lancé a
ver una serie de las que me habían recomendado aquí y allá, con el típico “esto
te va a gustar”. Se trataba de Sobrenatural,
serie que tenía un corte bastante parecido al de Smallville (os recuerdo que la serie sobre Superman me encantó),
protagonizada por Jensen Ackles (que también había salido en Smallville) y Jared Padalecki. Este fin
de semana pasado acabé de ver la séptima temporada, y en espera de que
traduzcan la octava, os voy contando, y así abrimos un poco el marco más allá
de los cómics.
Los hermanos Winchester, preparados para dar guerra. |
Al igual que Smallville, con la que tiene muchas
similitudes, Sobrenatural comenzó siendo una de esas series de metatrama difusa
y capítulos independientes, sin relación los unos con los otros más allá de que
los hermanos Winchester, Sam y Dean, se dedican a recorrer Estados Unidos de
punta a punta, cazando y destruyendo a diversos monstruos de carácter
sobrenatural, como el título de la serie indica. Fantasmas, demonios, vampiros
(de los que no brillan), hombres lobo, duendes malvados, poltergeist, brujas…
Toda criatura que haya pasado alguna vez por novela o libro de terror,
encontraba su lugar en el amplio universo de los Winchester. Estos capítulos
independientes realmente no pasaban de ser entretenidos (muy entretenidos, eso
sí), con situaciones graciosas, alguna más tensa, y profundizando un poco en la
relación entre los dos hermanos y su entorno, presentándonos a otros cazadores
de monstruos, relacionados con ellos o con su padre, que también se dedicaba a
esta misma tarea (desde que su madre fuera asesinada de forma muy extraña ante
la cuna de Sam).
La cosa cambia, pero
mucho, a partir de la cuarta temporada (me parece recordar), donde la serie
vivió un proceso paralelo, de nuevo, al de Smallville.
Y es que llegado ese momento, Sobrenatural
abandonó el formato de episodios individuales para apostar por una metatrama
más compleja e interrelacionada, con unos cliffhanger de final de temporada de
los que dejaban sin aliento y deseando empezar la siguiente. A los
protagonistas se sumaron algunos secundarios más o menos fijos, como Jim Beaver
(en el papel de otro cazador, Bobby Singer, nombre tomado de uno de los productores
de la serie) o Misha Collins (Castiel, el ángel aliado de los Winchester cuando
las cosas se ponen celestiales), y tanto Jared Padalecki como, sobre todo,
Jensen Ackles, fueron ganando en soltura y “mimetización” con sus papeles.
Además el éxito de la serie debió dar confianza a los guionistas, que se
arriesgaron con capítulos realmente extraordinarios y con un gran sentido del
humor, como uno en el que los dos hermanos se ven atrapados por un genio en el
mundo de la televisión y van pasando de serie en serie, otro en el que Dean
viaja al pasado y se encuentra con Elliot Ness, e incluso uno en el que viajan
al mundo real donde Sobrenatural es
sólo una serie, capítulo especialmente irónico y con un gran sentido del humor.
En resumen, de una
serie más o menos pasable, Sobrenatural
se ha convertido en una gran historia que suma muchos puntos según avanza, y de
la que espero la octava (y creo que última) temporada con auténtica
impaciencia. ¡Ya os contaré!
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