Bueno, pues aunque os parezca increíble, aún me quedan libros pendientes por leer de todo lo que compré durante la Feria del Libro, y con los paréntesis de Canción de Hielo y Fuego y demás, finalmente he conseguido terminarme uno de los que más ganas tenía de echarme a los hombros: Enrique VIII, el Rey y la Corte de los Tudor, obra de la escritora Alison Weir. No es la primera vez que hablo de la dinastía Tudor en el Iconocronos: le dediqué un post a la serie, he hablado de algunas de las esposas de Enrique VIII, y he explicado en algunos momentos mi verdadera devoción por la figura de este controvertido rey y todo lo que le envolvió… especialmente sobre su hija María, que considero aún sigue siendo la gran desconocida.
Buscando libros históricos sobre Enrique VIII, encontré en la Casa del Libro esta obra, y bueno, lo primero, decir que si no sois auténticos fanáticos de Enrique VIII o tenéis ya alguna costumbre de leer libros de historia… este no es vuestro libro. Alison Weir es, ante todo, una fantástica documentalista, mucho mejor que escritora (y no es una mala escritora, desde luego), pero sobre todo, Enrique VIII, el Rey y la Corte de los Tudor es una narración compleja y detallada de la vida del rey y su corte, desde su coronación a su muerte. No es una novela, y no es un libro de lectura ágil, aunque sí es cierto que Alison Weir tiene la habilidad de hacerlo bastante menos denso de lo que podría llegar a ser un libro de estas características. A través de una narración cronológica, Weir nos describe con todo detalle la vida y la sociedad que envolvieron a Enrique VIII: sus castillos y casas, los artistas y las artes, cómo era la corte, desde sus más bajos representantes hasta los más cercanos al rey… Nos da cuidadas y precisas descripciones de los lugares míticos en los que se desarrolló la vida de Enrique, desde Whitehall a Hampton Court, nos habla de cómo eran las ropas y cómo cambiaron las modas de la época…
Y por supuesto, como el título del libro indica, el protagonismo de Enrique es compartido por otros muchos personajes de su corte. Alison Weir habla, obviamente, de las esposas de Enrique VIII y la Cuestión de Estado, de Catalina de Aragón, Ana Bolena, Juana Seymour, Ana de Cleves, Catalina Howard y Catalina Parr; pero también del resto de los miembros de la corte del rey, desde el cardenal Wolsey a ese gran estadista que fue Thomas Cromwell, pasando por los martirizados Tomás Moro y John Fisher, el carismático Charles Brandon, duque de Suffolk; el arribista lord Hertford, Edward Seymour; o la enigmática Juana Bolena, Lady Rochford, cuyo comportamiento es uno de los más extraños en la corte de Enrique, actuando como acusadora en el caso contra Ana Bolena y siendo inculpada en el proceso contra Catalina Howard. Y lo hace siempre desde un impresionante sentido de la documentación, huyendo de conjeturas o prejuicios, acudiendo una y otra vez a las fuentes de la época para desgranar una historia que, más que interesante, es fascinante.
A través de la narrativa de Weir, recorremos el largo reinado de Enrique VIII, y somos testigos de una impresionante transición: la transformación de la Inglaterra Medieval en un estado moderno, en manos de un rey controvertido rodeado de una corte no menos llamativa. Aquí no hay espacio para los mitos, el Enrique VIII de Weir no es el loco decapitador de esposas en que la tradición posterior parece haber querido convertir a este gran monarca, aquí Ana Bolena no es la “gran ramera”, no ocupa ese lugar que la tradición parece haberle querido asignar. Ni siquiera Catalina Howard es esa muchacha virtuosa y desconcertada de Madox Henry Madox retrató en su novela La Quinta Esposa. Weir huye de los tópicos, y nos muestra una visión revolucionaria e innovadora del mundo de Enrique, que se convierte en un personaje aún más fascinante en la historia que en la leyenda.
En fin, una gran libro de consulta, una lectura muy interesante… pero ardua si no eres un verdadero devoto de la historia y tienes ya cierta costumbre de leer este tipo de literatura. Si cumplís al menos una de estas condiciones… No lo dudéis, este libro es imprescindible.
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