Un Antediluviano ha muerto, provocando una gran destrucción en Bangla-Desh. Una Estrella Roja arde en los cielos, visible sólo para criaturas sobrenaturales, como los propios Cainitas. Los vampiros orientales (a los que llaman Catayanos) han dado el llamado “Gran Salto al Oeste”, tomando Los Ángeles y deshaciendo las baronías de los Anarquistas que allí se asentaban, mientras el Sabbat se extiende por la Costa Este de Estados Unidos en una Cruzada a la que llaman “La Danza del Fuego”. El Telón de Sombras de Baba-Yaga ha caído, y Rusia centra buena parte de la atención de los Cainitas…
Y mientras, los personajes buscan respuestas. Pier Francesco Orsini, Nehrab y Anthos se dirigían hacia Kastroniké, la fortaleza que el Cardenal Mihail Pahlevitch poseía en Zadar, en la costa de Croacia, donde se encontraba la Biblioteca de lo Olvidado. Allí, mientras, el propio Mihail y su pupila, la Toreador Antitribu Myrcella (chiquilla del fallecido Antoine Henri), recibían una llamada de Lucita, diciéndoles que Anatole quería reunirse con todos, ya que tenía cosas importantes que decirles. Cuando esa misma noche y procedentes desde diferentes lugares del mundo sus viejos aliados llegaban a Kastroniké, coincidiendo prácticamente con la convocatoria de Lucita, se dieron cuenta de que el destino parecía estar detrás de todo aquello.
Anatole y Lucita aparecieron a la noche siguiente, y los desvaríos del Malkavian llamaron la atención de los personajes sobre la red que habían tejido para retener a Kupala siguiendo las instrucciones de Zelios, afirmando que “aquel que se oculta” planeaba utilizarla para algún tipo de oscuros propósitos. Además, les recordaron las viejas tablillas que habían arrebatado a los Teutónicos siglos atrás en Alceditz y que aún no habían podido traducir, sugiriéndoles el Malkavian que las llevaran encima. Lucita y Anatole marcharon poco después, pues se les requería en Estados Unidos, pero poco después, un mensajero llegaba entregándoles un paquete. En él, había una carta, enviada por el Tremere Celestyn, que pedía reunirse con ellos y con otro aliado experto en geomancia para tratar del problema de la Red de Zelios. Les instaba a unirse a él en Sighisoara, bajo la Torre del Reloj, tres noches después. Así lo hicieron los personajes, dirigiéndose a Sighisoara, donde se encontraron con Celestyn. Este les condujo a una casa cercana, pero era una emboscada, y allí fueron atacados por varios Nosferatu, que empalaron a Pier Francesco y redujeron a Nehrab al letargo antes de ser detenidos por Myrcella, Mihail y Anthos. Mataron a cuatro de sus asaltantes, e interrogaron a un quinto, que afirmaba recibir órdenes “del Padre”, un Nosferatu de gran poder, que les había ordenado retener a Celestyn y atacar a los personajes. Estos, tras liberar al verdadero Celestyn (que se encontraba en el sótano de la casa), volvieron a la Torre del Reloj, donde se encontraron con el falso Celestyn, otro Nosferatu que había sido detenido por el aliado de Celestyn, un catayano llamado Ying Lei, experto en geomancia y feng-shui. Volviendo a la casa, interrogaron al Nosferatu, Mihail de Sinaia, que les reveló que “el Padre” al que servían no era otro que el Antediluviano Nosferatu, que temía que los personajes pudieran afectar a la red geomántica que Zelios había construido bajo sus órdenes y que él planeaba utilizar para afectar a la central nuclear de Cernavoda, que actualmente se encontraba en el centro de la Telaraña (que había crecido por sí misma), bajo la cual había rumores de que había misiles nucleares. De Sinaia había oído rumores sobre que el Antediluviano Nosferatu quería destruir Manhattan... Celestyn y Ying Lei explicaron que la Telaraña de Zelios llevaba siglos acumulando y corrompiendo energía de las Líneas Dragón de la Tierra, una energía inestable, pulsante, que ahora podía ser liberada en cualquier momento… por ejemplo para impulsar los misiles nucleares de Cernavoda a un sitio tan lejano como Manhattan, cuando la tecnología de la que dispondría Ceaucescu en los tiempos de la construcción de la central estaba muy lejos de un ataque transoceánico. Celestyn reveló que llevaba con él la espada de Drácula, cuya hoja estaba preparada para destruir a Kupala… y en ese momento, la tierra tembló. Un inmenso terremoto sacudió Sighisoara, destruyendo la casa en la que se encontraban los personajes, y lanzando la Espada de Drácula a una grieta. Anthos consiguió recuperar la espada con la ayuda de Mihail, y consiguieron salir de la casa prácticamente sin daños, encontrándose con una ciudad prácticamente destruida. Buscaron refugio, y allí averiguaron que el terremoto había asolado toda Rumanía, siendo especialmente cruel en Bucarest, y en la rivera del Danubio… donde se encontraba Cernavoda. Además, Ying Lei les explicó que aquel terremoto había sido forzado, que alguien había obligado “al dragón” a sacudirse, quizá como un movimiento previo de la Sexta Era, la Era de la Destrucción. Los personajes, recordando las tablas, se las mostraron a Ying Lei, y este finalmente pudo traducirlas. En ellas, Zao-Lat (Saulot) contaba que había descubierto la gran mentira de Caín, que los vampiros occidentales no eran los únicos, y que en oriente había muchos que habían ascendido y ya no necesitaban alimentarse de sangre, pero Caín había negado este derecho a sus descendientes, atándoles con su sangre. Saulot había fingido aprender lo que los Orientales tenían que enseñarle, pero realmente sólo había aprendido a esconder su odio, y a trazar su plan, para convertirse en el señor de la existencia en el último giro de la Rueda de las Eras, cuando el mundo se precipitara hacia la Sexta Era.
A la noche siguiente, tras alimentarse aprovechando el caos de la ciudad, los personajes, Celestyn y Ying Lei se dirigieron hacia Cernavoda, encontrándose tras un largo viaje que les llevó prácticamente toda la noche, con la central medio inundada y a punto de entrar en fusión. Pier Francesco consiguió forzar las puertas de entrada, y entraron en la central, encontrándose con que una de las técnicos aún trabajaba para evitar lo que parecía una inevitable fusión del núcleo que convertiría Cernavoda en un nuevo Chernobyl. Los personajes se presentaron ante la doctora Elena Ilianescu, disponiéndose a ayudarla. Tras recibir las explicaciones de Elena, los personajes descendieron a la zona de trabajo. Pier Francesco consiguió bajar las barras de boro que evitaban la fusión, mientras Anthos ponía en marcha el circuito de depuración del agua. Mihail, Pier Francesco, Nehrab y Myrcella hacían frente a varios Nosferatu dejados allí por el Antediluviano, pero finalmente, consiguieron evitar el proceso de fusión, y la doctora Ilianescu pudo apagar la central. Pero en ese momento, el suelo rugió bajo ellos, y los misiles hicieron su aparición… para luego desaparecer. Anthos consiguió localizar el búnker de control, y consiguieron entrar en él. El proceso de lanzamiento de los misiles había comenzado, algunos dirigidos hacia Manhattan y otros hacia Pekín (una acción de Saulot para vengarse de los vampiros orientales que le habían menospreciado), y los personajes se apresuraron a buscar una forma de detenerlo, pero cuando encontraron los códigos, el sistema falló… y Kupala hizo su aparición.
El demonio, que tomó forma ante ellos, les contó que Nosferatu le forzaba a impulsar sus misiles, pero que si fuera libre, no estaría obligado a darles la energía que necesitaban, y caerían inocuos en el mar… Tras valorar la situación, los personajes accedieron, aunque fuera ya brillaba el sol. Utilizando la Espada de Drácula, los personajes, Ying Lei y Celestyn consiguieron cortar las ocho líneas de poder de la Telaraña que ataba a Kupala, recibiendo serias heridas en el proceso por el sol… y provocando un nuevo terremoto, que sepultó el bunker, arrojándoles al agua y al sol. Consiguieron llegar (aunque Nehrab prácticamente destruida por la luz del sol) a un bosquecillo, donde los árboles ocultaban el sol, y donde Kupala hizo su aparición para decir que les permitía seguir vivos, pero que quedaban expulsados para siempre de la tierra que reclamaba para sí mismo: Rumanía. Al regresar a sus refugios, los personajes encontraron unos broches en forma de telaraña y una nota de Anatole, diciéndoles que las Noches Finales simplemente habían comenzado…
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