A día de hoy, parece que todos nos hemos inmunizado contra el miedo.
Décadas de películas de terror y tripas han hecho que en muchos casos, hayamos
perdido el contacto con “el miedo”. No era así en el siglo XIX, cuando durante
el romanticismo, comenzó a darse lo que conocemos como “cuento de terror”.
Edgar Alan Poe, Bram Stoker, los Shelley y compañía crearon este género,
perfeccionándolo hasta extremos como historias tales como La Mascarada de la Muerte Roja, de Edgar Alan Poe, o El Hombre de Arena de Hoffman.
Tales cuentos están
recogidos en múltiples recopilaciones, pero no es habitual encontrarlas en el
escenario y con alguien contándote el cuento como se hacía antiguamente,
recurriendo a la tradición oral y escuchando. Es así como los domingos por la
tarde los cuentos de terror se han hecho un hueco en el centro de Madrid, en el
barrio de Lavapies. Concretamente en Lavapies 11, en un bar llamado La Escalera de Jacob, donde se lleva a
cabo el espectáculo “Relatos de Horror y Misterio”. El actor Antonio Ross, con
más de veinticinco años de experiencia en televisión, teatro y cine, es el
encargado de transportarnos a un tiempo donde los miedos eran más inocentes.
Así, Ross nos trae La Pata de Mono de W.W Jacobs (la que
más le gustó a Marco), El Desratizador de
E.Knopf, y El Corazón Delator del
gran maestro Edgar Alan Poe (esta con una gran puesta en escena), y lo hace con
un gran buen hacer escénico, experiencia, habilidad y una tremenda humildad. En
espectáculo imprescindible para cualquiera que viva en Madrid o pueda acercarse
aquí para verlo… un espectáculo para ser de nuevo inocentes y sentir el más
sano de los miedos.
Por cierto... el regaliz, buenísimo.
Por cierto... el regaliz, buenísimo.
2 comentarios:
Mira que no las tenía todas conmigo y me pareció realmente GENIAL. Antonio Ross está de 10 y, efectivamente, la que más me gustó fue la historia de "La Pata de Mono" de Jacobs. Eso no quita que las otras dos fuesen muy buenas también... por mi podemos repetir, ¿eh? :P
Espero que disfrutases también de mi regaliz.
En cuanto cambie de historias, volvemos.
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