Hoy he ido al cine, y
he visto Rompe Ralph. Con mis treinta
y cuatro años, así, con Marco, y sin niños que nos sirvieran de excusa, porque
hemos querido. ¡¡¡¡Y me ha encantado!!!
Bueno, de hecho, me ha
gustado incluso desde antes de empezar. Como ya ha hecho en otras ocasiones,
Disney ha incluido antes de la propia película un corto de animación, en este
caso una romántica historia llamada Paperman,
con un argumento extraordinariamente sencillo (chico y chica se encuentran por
azar, se separan, chico busca chica), pero con una animación extremadamente
cuidada y una genial banda sonora que ha dado para unos cinco minutos de
historia muda pero con mucho que decir.
Y después ha empezado Rompe Ralph. Supongo que todos más o
menos sabéis ya de qué va: Rompe Ralph es el malo de un juego clásico, la
versión Disney de Donkey Kong, dedicado a destrozar edificios para que el héroe
del juego, Félix (el juego se llama Fixit
Felix) los arregle. Pero Ralph está cansado de ser malo, y aunque hace
terapia con otros malos como el Observador (Eye
of the Beholder), Smoke y Kano (Mortal
Kombat), el fantasma de Pacman, Bison y Zangief (Street Fighter), el malo de Sonic, un zombie, Satán o Bowser (el
malo de Mario), Ralph no está cómodo siendo simplemente el malo. La celebración
del 30 aniversario de Fixit Felix en
el mundo interno de los videojuegos (sí, son como los juguetes de Toy Story, cuando se apagan las luces,
tiene su propia película) y una discusión con uno de los inquilinos del
edificio que suele destrozar, llevan a Ralph a querer conseguir una medalla
para integrarse en la comunidad, lo que lanza el argumento de la película.
Para conseguir su
medalla, Ralph tiene que salir de su propio juego y participar en otros, como Hero´s Duty (un shooter futurista), o el
escenario en el que se desarrolla la mayor parte de la peli, Sugar Rush, un juego de coches del tipo Mario Kart, en el que Ralph conoce a
Vanelope, un glitch (un error de
programación) empeñado en conseguir su lugar en el juego, mientras que el Rey
Candy, rey del juego, intenta impedir por todos los medio que Vanelope se
convierta en una corredora más.
Con este argumento
sencillito, Disney ha construido una historia que, como la mayoría de sus
trabajos, tiene varios niveles de lectura para que todos los públicos puedan
disfrutarla, lo que le da un trasfondo más denso de lo que parece (quizá
manido, pero no por ello menos interesante), y con escenas realmente crueles y otras tremendamente emotivas… además de
algunas tronchantes… e incluso épicas. Muy épicas, de verdad.
Rompe Ralph es una genialidad llevada a la gran pantalla, y que nos
hace recordar otras pantallas muy diferentes, las de los videojuegos, con
guiños hacia docenas de juegos que han pasado por nuestras vidas, y que tiene
detalles especialmente cariñosos hacia aquellos que, en algún momento, marcaron
nuestra infancia. Entre la peli y Los
Viernes de Marco estoy echando un montón de menos mi Amstrad, me siento
culpable.
1 comentario:
Fuiste con un niño de 34 años...
Y si empieza ya bien con el corto (Paperman)... luego es colosal. Y es que todos los amantes de los videojuegos retro (¡Yo, yo!) la van a disfrutar cosa mala. Sobre todo viendo a esos personajes con los que hemos pasado tantas horas, ¿verdad?
¡A mi me ha encantado!
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