Podía notar el peso
del tiempo caer sobre sí mismo. Los segundos se esfumaban, volaban,
desaparecían corriendo hacia un fin anunciado, previsto, predicho. Los minutos
se alargaban en una cuenta final sin vuelta de hoja, y la siguiente hora sería
la última.
Tic
Tac.
Tic
Tac.
La ironía estaba
servida. Incluso “tic” rimaba en asonante con “fin”. El último segundo se
acercaba imparable, ineludible. La espada de Damocles. El veneno de serpiente
sobre los ojos de Loki. El avance inevitable de Juggernaut.
Tic.
Tac.
Tic.
-¡Paco! ¡Trae una
pila! ¡Hay que cambiar la del reloj!
Aquí os dejo mi aportación a la iniciativa "Un cuento antes del fin del mundo", lanzada por Acuática en su blog, No me vengas con historias, en el que además podréis ver al resto de los participantes de tan original idea.
¡¡Espero que os guste!!
6 comentarios:
A mi me ha encantado. Bravo. :)
Anda que ya le vale, pedir pilas para un tiempo agotado. vaya susto que se pegaría el amigo. Un gusto pasar por aquí antes del fin.
Jajaja, ¿sabes qué se me había ocurrido una idea parecida?
Hasta en el fin del mundo estamos conectados Tomás ;)
Jjajjaja gracias por las risas finales.
Saludos de fin desde el aire
Jejeje, menudo giro final Tomás. Las esposas, siempre quitando importancia a los momentos épicos, y los hombres, tan flipados como de costumbre :P
¡Gracias por haber participado!:)
jeje ojalá siempre fuera tan fácil esquivar el final, con una pila nueva..continuará. Me gustó.
saludillos
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