Que en los 90 se publicó mucho papel mojado es algo que a día de hoy nadie entrará a discutir. La basura parecía chorrear desde las editoriales, y a día de hoy, es posible que mirando en retrospectiva, muy poco material merecería salvarse de una nueva hoguera de las vanidades. Sin embargo, en plena decada de los 90, y de autores como Scott Lobdell, Fabian Nicieza, Mark Waid o Warren Ellis, llegaría una saga que removería el mundo del cómic con una idea valiente como no se había visto nunca.
Ya hemos hablado en este mismo espacio de la Era de Apocalipsis, de sus tramas y de lo que significó para el mundo del cómic en su momento, y hoy, nos vamos a centrar en esta nueva visita al mundo que fue dominado por Apocalipsis, surgido gracias al excelente trabajo de Rick Remender en Uncanny X-Force, que fue quien devolvió esa siniestra versión del mundo de Marvel a primera línea, con su inmensa Saga del Ángel Oscuro. Partiendo de las situaciones creadas por Remender en X-Force, David Lapham se ha puesto al frente del primer intento de colección regular ambientado en este mundo. Y digo intento porque, como otras creaciones de nuevo/viejo cuño, las ventas de La Era de Apocalipsis se han estrellado y ha terminado convertida en una maxi de trece números, cuya continuación y punto final ha visto la luz en España en las páginas de Astonishing X-Men, en esa saga de dudosa calidad llamada X-Terminados.
Panini ha reunido los trece números de La Era de Apocalipsis en dos tomos, el segundo de los cuales, El Beso de la Muerte, pone fin a la serie aquí en España, y resulta todo un salto a nivel narrativo y de argumento respecto al primero. Sí, la historia es la misma. Nos encontramos a los X-Terminados, el grupo formado por los pocos supervivientes humanos con ganas de plantarle cara a Arma Omega, Lobezno convertido en heredero de Apocalipsis por gracia de la Semilla de Vida. Liderados por el Profeta, William Stryker, encontramos a Graydon Creed o Donald Pierce, acompañados de personajes como la hija de Bolivar Trask, todos ellos con un profundo odio hacia los mutantes, dispuestos a desafiar a Arma Omega con toda la ayuda que puedan conseguir.
Pero si en el primer tomo la historia se quedaba en un planteamiento, en este, cuando las cosas empiezan a resolverse, resultan de lo más interesantes.Lapham hace un trabajo digno en estos trece números, acompañado en los lápices por un sombrío Roberto de la Torre, con un estilo completamente distinto del que en su día plantearon artistas de corte amerimanga como Madureira, uno de los principales representantes de la antigua Era de Apocalipsis. Con un corte oscurantista y de trazos sueltos, de la Torre nos muestra un mundo apocalíptico, distópico y aterrador.
No es imprescindible ni mucho menos... pero merece la pena que se le eche un ojo. El personaje de Profeta me ha encantado realmente.
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