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jueves, 10 de octubre de 2013

VENGADORES: ARENA

Hay una definición para las películas tipo Scream, Sé lo que hicisteis el Último Verano o Leyenda Urbana que me encanta: películas de adolescentes que se matan. Y realmente, podríamos decir que Vengadores: Arena es eso en su base, un cómic de adolescentes que se matan. Sí, más influenciado directamente por una mezcla entre el cine derivado de SAW y sus “pruebas mortales” y los conflictos juveniles llevados al extremo del asesinato que Los Juegos del Hambre han vuelto a poner encima de la mesa, pero que tuvieron su máximo exponente en la novela Battle Royale, que también fue llevada al cine, y que sirve de inspiración directa al villano de esta historia, Arcade, a la hora de plantear su nueva diversión.





                Y es que lo que nos trae Vengadores: Arena es precisamente eso, un grupo de héroes adolescentes encerrados en una isla trampa, diseñada por Arcade, y en la que deben matar o morir. Así, nos encontramos un grupo de héroes dispar, procedente de varios frentes, todos ellos con un punto en común: son secundarios procedentes de series canceladas o que ya dejaron atrás sus mejores tiempos. Así, encontramos a Juston y su Centinela, X-23, Tóxica, Temple y Reptil procedentes de la Academia Vengadores; Nico y Chase de los Runaways; un personaje independiente, Death Locket; la vieja gloria de turno encarnada en el clásico Darkhawk; Cammi, la antigua compañera de Drax el Destructor,  y un grupo de chavales procedentes de una Academia Braddock que para mi es desconocida, y con personajes no mucho más famosos: Nara, Junior Brit, Appex, Cameron Bloodstone, Red Raven y Anacronismo. Todos ellos son secuestrados y llevados a la nueva Isla Asesina de Arcade, para encontrarse con que deben enfrentarse entre ellos y a la propia isla, que Arcade maneja con propiedades que podríamos definir como casi divinas (tiene truco, claro, pero esa es la especialidad de Arcade, los trucos… y las máquinas del millón para encerrar superhéroes).



                Dennis Hopeless y Kev Walker, guionista y dibujante respectivamente de la historia, nos  presentan una narración sin tapujos, tan violenta como podríamos esperar, en la que además de darnos una buena ración de acción y enfrentamientos entre héroes, se intenta profundizar en ellos (y en el propio Arcade), para darles motivaciones y trasfondos que puedan acercarnos o alejarnos de ellos. Sabiendo posiblemente que el punto fuerte de este tipo de argumentos está más en el ritmo que en cualquier otro planteamiento, Hopeless trasmite un ritmo vibrante a los cómics, con una tensión creciente, y un numeroso plantel de enfrentamientos entre héroes (que siempre gusta lo de ver a los buenos darse de leches entre ellos). Junto a las trampas de Arcade y la presencia de un psicópata entre los invitados… bueno, la trama de Arena tiene muchísima acción y entretenimiento a patadas.




                Después de la masacre realizada en Academia-X por Kyle y Yost, esta serie nos demuestra sin duda lo difícil que es ser adolescente en Marvel. Estas cosas no pasaban cuando Spiderman era joven. 

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