Para ser sincero, y no
meter demasiado la pata, debo empezar admitiendo que no soy seguidor de la
colección Frankenstein, Agente de SHADE;
una de las colecciones que ha encontrado su hueco dentro de la parte del nuDC
dedicada a lo que han llamado La
Oscuridad, un nuevo filón para DC que ha encuadrado aquí series como
Frankenstein, La Cosa del Pantano, Animal Man, Liga de la Justicia Oscura, o
las aún por llegar Shade y Constantine. Ya hemos hablado por aquí de algunas de
estas series, y del crossover que se ha organizado entre ellas, el llamado Mundo Putrefacto.
Y con este crossover
precisamente he llegado a Frankenstein y su nuevo papel como guerrero de SHADE,
un lugar que ya ocupara entre Crisis Infinita y Crisis Final en manos de Morrison,
en una serie de subtramas de lo más interesantes que implicaban a Padre Tiempo
y SHADE, de una forma más política y menos sobrenatural que en esta nueva
andadura, una serie de tramas iniciadas en La
Batalla por Bludhaven y que continuaría en El Tío Sam y los Freedom Fighters. Ahora, el monstruo cuenta con su
propia serie, en la que de la mano de Matt Kindt y Alberto Ponticelli, esta
creación, símbolo del romanticismo literario (sí, sí, tal cual) se convierte en
un agente de la organización secreta SHADE, una especie de organización de
monstruos que cuenta con una momia, una criatura de los pantanos, una gárgola
alada… Y que protagoniza el segundo número de Mundo Putrefacto, Los Secretos de los Muertos.
Quizá porque no he
leído el primer número de Frankenstein, he estado un poco perdido durante el
desarrollo de este tomo, que engloba dos historias. La primera, es ajena a la
trama de Mundo Putrefacto, y lleva a Frankenstein y a sus aliados del Escuadrón
de Monstruos a investigar una traición dentro de la propia SHADE, y a
enfrentarse a una serie de monstruos capaces de poner en jaque la existencia
del propio planeta, además de desentrañar el misterio de dónde van los agentes
de SHADE retirados. Es en la segunda parte del tomo en la que Frankenstein se
sumerge de lleno en la lucha contra la Putrefacción, y donde descubrimos además
que la lucha del monstruo contra esta tiene un factor más personal de lo que
este se esperaba, y es que uno de los representantes y emisarios de la
Putrefacción es ni más ni menos que el doctor Víctor Frankenstein, creador del
Monstruo, y cuya Máquina de Almas es un elemento indispensable en la lucha contra
Arcane y los suyos.
Kindt y Ponticelli
construyen una historia sencilla, de buenos y malos. Ninguna de las dos tramas
es demasiado compleja, son fáciles de seguir, y se pueden leer de forma
independiente del resto de los componentes de Mundo Putrefacto. Como he dicho
antes, la mayor dificultad que le he visto es no haber leído el tomo anterior y
no conocer a los personajes. Aún así, Mundo Putrefacto y la Oscuridad, siguen
molando.
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