Si bien Alan Moore siempre ha
sido un autor de temáticas originales y que se ha caracterizado precisamente
por sus trabajos “de autor”, como todo ser humano, tiene la necesidad de pagar
facturas. Y fruto de esta necesidad (no lo digo yo, que lo dicen en el prólogo
del libro) aparece esta curiosa obra, Neonomicón,
en la que el autor de Watchmen, V de
Vendetta o La Broma Asesina, se
adentra como ya hicieron muchos otros antes que él en el mundo de ficción
creado por el escritor H.P Lovecraft para trabajar sobre los llamados Mitos de Cthulhu. Por si hay alguien
despistado que no sabe a qué me refiero, simplemente comentar que Lovecraft fue
un escritor estadounidense que creó un mundo de ficción en el que pudo expresar
todos sus miedos y traumas a través de la presencia de unas criaturas, llamadas
“primigenios” que encarnaban todo mal habido en el mundo, y cuyo máximo
exponente era el cósmico Cthulhu, una especie de dios-pulpo que dormía en la
perdida ciudad de R´lyeh, en algún lugar del Pacífico. Quizá así dicho no
parezca muy atractivo, pero lo cierto es que Lovecraft se ha implantado con
fuerza en el imaginario popular a través de estas obras, y tuvo una gran
influencia en autores de su época (Arthur Machen, James Bloch), o en autores
actuales (Stephen King), a la vez que él mismo bebió de fuentes como Lord
Dunsany o Ambrose Pierce.
En Neonomicón, Moore nos lleva a un mundo en el que los mitos de
Cthulhu parecen vivos y vigentes a través de una serie de paralelismos y
conexiones que unen estos con el mundo actual, desarrollando la idea de que
Lovecraft no inventó el mundo de los Mitos, sino que lo “descubrió”, haciéndolo
público y conocido. Así, nos encontramos un grupo de rock llamado “Los gatos de
Ulthar” (una de los relatos de Lovecraft ambientados en las Tierras del Sueño),
con una cantante que se hace llamad Randolph Carter (el protagonista de La Llave de Plata y otras historias
ambientadas en estas mismas Tierras del Sueño); vemos libros de un fotógrafo
llamado Pickman (como en El Modelo de
Pickman), la historia comienza en un lugar llamado Red Hook (Horror en Red Hook) y otra docena más de
alusiones, literarias e iconográficas al mundo de Cthulhu.
Con unos despiadados lápices de
Jacen Barrows, Moore nos cuenta dos historias ambientadas en este mundo con tintes
lovecraftianos, dos miniseries reunidas en este tomo. En la primera, Moore nos
introduce en este mundo de mitos y misterios a través de Aldo Sax, un agente
del FBI que investiga una serie de extraños asesinatos con mutilaciones que
diferentes personas han llevado a cabo a lo largo y ancho de Estados Unidos sin
aparente conexión entre sí, más allá de los extraño de los crímenes. En su
investigación, y como ocurría con muchos de los personajes de Lovecraft, el
propio Sax se convierte en víctima del horror que está investigando, y da pie a
la segunda miniserie, en la que dos agentes del FBI se adentran en una secta de
adoradores a los Mitos, a través de los descubrimientos de Sax (y con una de
las escenas más estremecedoras del cómic, la desaparición de uno de los
personajes a través de un dibujo en una pared), encontrándose un mundo de
orgías y monstruos enloquecedores.
A pesar de lo interesante que
podría haber resultado el mundo de Lovecraft en manos de alguien con la
inventiva de Moore, lo cierto es que Neonomicón
no consigue transmitir nada más allá de cierta desgana en el argumento, que cae
pronto en lo llamativo (sexo y violencia, bastante tópico), sin aprovechar
realmente el impresionante trasfondo con el que contaba.
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