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sábado, 30 de marzo de 2013

LA FILMOTECA INVITADA: DJANGO, DESENCADENADO


DJANGO DESENCADENADO
Una película de Quentin Tarantino

Interpretada por: Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio, Kerry Washington, Samuel L. Jackson y Don Johnson.

 

 

Texto: Isabel Beneito




 

 

Sí, Django Desencadenado es un western, pero es que muchas películas de Quentin Tarantino lo son, si bien es cierto que ésta es la primera ambientada en el Lejano Oeste estadounidense. Y es que el western es el género perfecto para un cineasta que, como Tarantino, trata tan recurrentemente el tema de la justicia.

 

Django Desencadenado es la tercera parte de lo que, a mi juicio, es una serie de películas cuidadosamente elaboradas en torno a una idea obsesiva de la justicia entendida en términos absolutos, en bruto. Éste es, obviamente, un privilegio que Tarantino sólo se puede permitir porque la ficción le da licencia para olvidarse de los principios humanitarios y de derecho que deben regir la realidad política y social, para extenderse, con todo lujo de recursos que muestran la psicología de los personajes, en la justicia como virtud emocional que apela no sólo a nuestro sentido de lo razonable, lo equitativo y lo moralmente deseable, sino también a la necesidad de satisfacción personal.

 

Aunque se la haya descrito habitualmente como una historia de “venganza”, el grandioso final de Kill Bill le confirmaba como una gran apología cinematográfica de la “restitución”, que es la forma más perfecta posible de justicia, pues la justicia total es imposible, ya que lo realmente “justo” sería que el agravio inicial no hubiera existido.

 

En una continuación del discurso justiciero de Tarantino, Malditos Bastardos recurría a la virtualidad histórica para ofrecernos un poderosísimamente simbólico relato de purificación retributiva sobre lo que fue uno de los más grandes crímenes colectivos de la historia y, de nuevo, al final, una de las lecciones más inteligentes de justicia disciplinaria o “lustración” en la marca de la esvástica en la frente.

 

Django Desencadenado recupera la “restitución” como maximización de cualquier posibilidad de justicia, y recurre de nuevo al final purificador-redentor sobre otra gran catástrofe histórica. Lo hace con un plantel de actores entre los que Christoph Waltz deslumbra, de nuevo, y Leonardo Di Caprio y Samuel L. Jackson demuestran, también una vez más, que no están suficientemente valorados en Hollywood.

 

En este filme Tarantino recurre también a otra obsesión temática de su carrera, por otro lado muy frecuente en los cineastas que tratan el tema de la violencia, como Takeshi Kitano o Clint Eastwood, y es la del individuo subestimado, de apariencia a veces inofensiva e incluso “minusválida”, otras veces abiertamente beligerante, que guarda en secreto el poder supremo de la violencia inesperada de los que tienen la única razón posible para ejercerla: su amor o su maldad. 

3 comentarios:

Mavado dijo...

Muy buen post. Viendo más allá de lo que es acción y sangre en una película, como debe ser. Aunque Tarantino y yo no nos llevamos bien. ¡Muy buena entrada!

Tomás Sendarrubias dijo...

Mira que no tenía muchas ganas de ver la peli, pero la pintas de una forma tan épica que voy a empezar a pensármelo... ¡¡Muchas gracias por la colaboración!!

Anónimo dijo...

Bueno, la verdad es que podría haber dicho muchas más cosas de esta película, y de las otras, porque están llenas de detalles que son una constante en el cine de Tarantino y que, analizados con tiempo y dedicación, ponen de relieve toda su genialidad como cineasta y "pensador" artístico, porque éste es un hombre que se come mucho la cabeza, diría yo. Quizá para mi esta "saga" sea tan épica porque Tarantino trata en ella temas que me interesan, y por tanto sus películas siempre me inspiran curiosidad, como mínimo. De cualquier forma, te guste el estilo de Tarantino o no, Django merece la pena sólo por ver a Christoph Waltz, Leo DiCaprio y Samuel L. Jackson actuar. Están inmensos. Gracias a ti Tomás.