No es la crónica de un mundo... es la historia de muchos.

miércoles, 31 de agosto de 2011

MALÚ: SIN TI TODO ANDA MAL.

Aprovechando que, si todo va bien, dentro de un par de semanas estaré viendo a Malú en directo, esta semana he decidido dedicar el Miércoles Musical a esta cantante que es, sin duda, una de las mejores voces femeninas que tenemos en nuestro país, a la par de la grandísima Mónica Naranjo, todo esto desde mi modesto punto de vista, por supuesto... Je, je ,je. Bueno, y aquí os dejo uno de mis temas favoritos de esta cantante. Y la verdad es que me ha costado horrores elegir un tema, así que probablemente, a no mucho tardar, vuelva a poner alguna canción más de esta genial artista.

La versión de la canción que he elegido es la que grabó en directo para su trabajo "Por una vez", en el que junto a tres temas nuevos, versionaba en directo sus grandes éxitos e incluía duetos con David de María, Antonio Orozo, Alejandro Sanz, Paco de Lucía y Pepe de Lucía. Realmente, "Sin ti todo anda mal" pertenece a su tercer trabajo, "Esta vez", del año 2001.

Espero que lo disfrutéis:

martes, 30 de agosto de 2011

SUPER 8

                Para empezar la semana oficial (los lunes son de Rol, ya sabéis), hoy vamos a hablar de cine. Y es que, dado que mi pie escayolado me limita bastante las opciones de ocio, pues nada, el martes pasado, mi amigo Santi y yo decidimos ir a ver lo nuevo de Spielberg y J.J Abrams: Super 8. Y es que, cualquier proyecto de Spielberg, a priori, ya llama la atención, más aún cuando lo hace con el respaldo del creador de Perdidos y Fringe; y aún más, al menos para los que tenemos cierta “solera”, cuando parte de la publicidad de la película se basa en que reinventa esa genialidad del cine ochentero que fueron Los Goonies.

                Y con todo esto, lo normal es que generes unas expectativas que la película tendrá muy difícil cumplir. Por suerte, ese día decidí dejarme las expectativas en casa, y simplemente, ir al cine y sentarme a disfrutar. Desde mi opinión, Super 8 no llega a cumplir lo que se podía esperar de una cooperación entre Spielberg y Abrams, pero tampoco decepciona. Según mi punto de vista, creo que lo mejor de la película es el ritmo que le imponen. Los sucesos se encadenan de una forma bastante coherente y sobre todo muy apropiada para que el espectador no llegue a aburrirse en ningún momento. Cada escena tiene el tiempo que requiere, ni más ni menos. Genial la banda sonora también, y muy buena la interpretación de los actores, los críos tienen grandes momentos, en los que quizá el más flojito es el protagonista, que no deja de ser también el más ñoño de todos.
                En cuanto al argumento… Bueno, creo que la palabra es “previsible”. Ya sin ver la película, sólo con los anuncios, sabes perfectamente qué te vas a encontrar. Y bueno, cuando llegas al cine es eso lo que tienes. No hay grandes sorpresas de guión, casi todo se ve venir a nada que estés un poco atento a los diálogos o el devenir de la propia película. ¿Lo bueno? Que Spielberg es un especialista en películas sobre extraterrestres, ya convirtió en grandes éxitos tanto E.T (sobre la que no hacen falta palabras) como Encuentros en la Tercera Fase. Y realmente, en Super 8 lo que nos encontramos es prácticamente el mismo argumento que en E.T, pero con un extraterrestre con bastante más mala baba. Quizá la forma más precisa de describir Super 8 sea precisamente como una mezcla entra las dos películas mencionadas. De E.T tomaría la idea del extraterrestre perdido con la el gobierno y sus asociados como antagonistas. Y de Encuentros en la Tercera Fase, parece coger toda la panoplia de acontecimientos sobrenaturales que parecen acompañar a las llegadas de los extraterrestres: extraños comportamientos animales, mal funcionamiento de los aparatos electrónicos…

                En fin, no voy a contar mucho más, porque lo demás… o lo sabéis todos porque lo habéis visto en los trailers… o ya sería entrar en el terreno del spoiler, y eso, lo prohíbe la Constitución Iconocrónica…  ¿Y quién soy yo para llevarle la contraria?

lunes, 29 de agosto de 2011

LOS OTROS ÁNGELES (III)

                Los personajes partieron de El Cairo hacia Creta a bordo de un barco para el que habían adquirido pasajes “especiales”. Tras una breve escala en Alejandría, salieron al Mediterráneo, y no mucho después, mientras dormían, sufrieron el ataque de varios ghouls setitas, que trataron de sacar sus cuerpos para exponerlos al sol, salvo el de Anthos. Mihail y Pier Francesco, que se despertaron a tiempo, consiguieron evitar el sol, el primero convirtiéndose en sangre para filtrarse por entre los maderos del suelo, llegando a las bodegas y escondiéndose allí, mientras que Pier Francesco abría un portal al Abismo, huyendo allí con Nehrab y Luna, que ya habían despertado, y llevándose el ataúd de Anthos con ellos, despertando el Malkavian en el Abismo en ese momento, y encontrándose con una serpiente amarilla sobre su pecho.
                Mihail pasó el día escondido en forma de sangre en las bodegas del barco, mientras el resto de sus compañeros, lo hacían en el propio Abismo. Con el anochecer, Mihail recorrió el barco, encontrándose con toda la tripulación muerta, y tras sondear a las ratas del barco, averiguó que los asesinos se habían escapado del barco, que se encontraba a la deriva. Anthos, Pier Francesco, Nehrab y Luna regresaron del Abismo, reuniéndose con su compañero, y juntos, consiguieron mantener el barco en rumbo a Creta, aunque se alejaron de los puertos oficiales, haciendo encallar el barco en una playa del sur de la isla, Ofuscados y cerca de una aldea de pescadores. Tras encontrar refugio en una torre de vigilancia abandonada en las colinas cercanas, finalmente se alimentaron con uno de los pescadores de la ciudad, evitando llamar la atención, y se dirigieron al norte, donde los mapas de los Malkavian situaban el Laberinto de Minos[1].
                Allí, cerca de Heraklion, encontraron una pequeña aldea turca, de habitantes apesadumbrados y al parecer, con las mentes tan perturbadas que ignoraban por completo su presencia. Los niños presentaban deformidades, al igual que los animales. Tras una intensa búsqueda, encontraron el acceso de los Baali a Cnossos, descendiendo a las ruinas del antiguo palacio minóico, y descubriendo en su interior el acceso a Laberinto de los Baali, una puerta pintada en una pared, que absorbía la Obtenebración para abrir la puerta al antiguo corazón del poder Baali. Así, finalmente, los personajes entraron en  el Laberinto, lugar de reposo de los huesos de Namtaru, trazado por el mítico Nergal utilizando para ello como plantilla los giros del cerebro de su señor durmiente, y en cuya inauguración, se habían sacrificado setecientos jóvenes. Para acabar con el imperio de los Baali, mucho tiempo atrás, los Setitas, con el conocimiento del resto de los Clanes, habían hecho estallar la Isla de Thera, provocando un tsunami que había acabado con la civilización minoica. Ahora, los personajes, descendían hacia el centro del Laberinto. Y allí, en la tumba de Namtaru, encontraron al Minotauro. Dominicus, el antiguo Brujah corrompido por la Catedral de la Carne, era el custodio ahora de los restos del Dios-Demonio Namtaru, al que en enloquecido Brujah contó que la matusalén Baali Cibeles planteaba resucitar, convocando una criatura de sombras utilizando el Corazón de Khay´tall para darle poder y arrancarla del Abismo en el mismo lugar donde Lasombra había muerto: el Castillo de las Sombras, en Sicilia. Dominicus se enfrentó a los personajes, mandando al letargo a Luna y Nehrab e hiriendo gravemente a Anthos, aunque finalmente, Mihail consiguió acabar con la larga existencia de Dominicus.
                A toda prisa, los personajes abandonaron Creta, y desde Heraklion, partieron hacia Sicilia. Una inmensa tormenta sacudía el Mediterráneo, centrada en Sicilia, y aunque el capitán del barco por algunos momentos se sintió incapaz de llegar a la isla, dirigiéndose hacia Nápoles, las amenazas de Pier Francesco le obligaron a penetrar en la tormenta, llegando finalmente los personajes a Siracusa, desde donde se dirigieron hacia Castel d´Ombro. El castillo, construido en las estribaciones del Etna, que se encontraba en erupción, arrojando cenizas al cielo, estaba vigilado por los Baali, pero Pier Francesco guió a los personajes hacia unos fortines abandonados, fuera del perímetro del propio castillo, y desde allí, a los túneles que llevaban al interior del Castillo. Allí encontraron los restos de varios Lasombra, y muchos otros, completamente enloquecidos, empalados, o torturados por los Baali. Pero sin dilación, y guiados por el Lasombra, se dirigieron hacia el lugar donde el Antediluviano había yacido. Allí, la matusalén Baali Cibeles esgrimía el Corazón de Khay´tall, mientras convocaba a un Leviatán de Sombras. Los personajes atacaron a Cibeles, mientras evitaban los embates del propio Leviatán de Sombras, y Luna consiguió acabar con la existencia de la Baali, mientras Anthos conseguía el Corazón de Khay´tall.
                Sin embargo, el Leviatán seguía activo y extendiéndose por todo el castillo. Los personajes corrieron hacia la entrada principal, tratando de arrojar al Leviatán al foso de lava que rodeaba el castillo, pero no consiguieron más destruir uno de sus tentáculos. La Oscuridad seguía brotando de Castillo de las Sombras, movida por el poder del Corazón, pero aunque varios personajes insistían a Anthos para que lo destruyera, este se negaba, permaneciendo Ofuscado mientras una ola de sombras sorteaba el foso y arrastraba a los personajes, dañando especialmente a Luna. Finalmente, Anthos estacó el Corazón de Khay´tall, provocando la recesión de las sombras, que se disiparon cuando finalmente, el Malkavian diablerizó el Corazón. De inmediato, las sombras se disiparon, y Nehrab se apresuró a proteger el cuerpo de su protegido, que había caído en Letargo por el poder de la sangre de Khay´tall… Habían conseguido detener los planes de Cibeles y los Ángeles Negros…


[1] Hay que tener en cuenta que el palacio de Cnossos no fue descubierto hasta más tarde de 1860, que es cuando transcurre esta aventura.


viernes, 26 de agosto de 2011

THE BOYS

                Si digo que Garth Ennis es un gamberro, no sorprenderé a nadie, seguro. Bueno, a nadie que conozca el mundo del cómic, claro, los demás se preguntarán que quién leches es Garth Ennis. Si digo que más allá de gamberro, cuando se le da cancha, es un auténtico salvaje, probablemente tampoco nadie se sorprenda.

                Bueno, creo que alguna vez he comentado por aquí que, por cuestiones de tiempo, dinero, espacio y gustos personales (todo junto y no necesariamente en este orden), normalmente no leo cómics más allá de los de superhéroes de Marvel y DC. Pero de vez en cuando, y por recomendación expresa, sí que suelo echarle un ojo a algunas colecciones o trabajos específicos que me recomiendan y me pasan. Es el caso de Freakin Angels, Walking Dead o la serie que hoy nos ocupa, The Boys. Después de ver a Oneyros y Thanos-Malkav completamente enganchados y lanzando elogios uno tras otro a la serie, finalmente le he terminado pidiendo al segundo que me trajera un par de tomos para ver de qué estaban hablando. Me los trajo esta tarde cuando vinieron a la partida de rol… y bueno, ya me he leído los dos primeros tomos de la serie. Y aún no se me han cerrado los ojos, estoy ojiplático perdido.
                Porque no es que aquí Garth Ennis sea un completo gamberro, como ya hemos dicho antes. Es que es un auténtico salvaje. Y de una forma que mola un huevo, señores (y señoras o señoritas, si hubiera alguna por aquí). El concepto de The Boys es, cuando menos, curioso. En un mundo donde cada vez hay más superhéroes, alguien tiene que controlarlos. Y ese alguien son los protagonistas, los que le dan título al cómic. “Los Chicos”. Y es que los superhéroes que Ennis maneja (diría crea… pero la mayoría de ellos son versiones tan obvias de personajes de DC, que no hay lugar a dudas de cuales son los puntos de referencia), no son los héroes que estamos acostumbrados a ver. Es decir, oficialmente, sí lo son. Pero debajo de esas capas de superhéroes, debajo de esos poderes… hay personas, gente que en la mayoría de los casos ha perdido el sentido real del bien y el mal, gente con las brújulas morales tan estropeadas que no apuntarían al Norte ni por casualidad, y la mayoría de ellos, con los vicios que puede tener cualquiera que se ha situado por encima del código moral de la sociedad. ¿Qué pueden hacer? Tienen superpoderes, pueden hacer lo que les dé la gana, ¿quién se lo va a impedir?


                Pues esos van a ser The Boys. Ellos se encargan de mantener a los héroes bajo control. Ellos se van a ocupar de ponerles en su sitio, y cuando sea necesario, de hacer “justicia”. Y aquí, justicia significa venganza, tal cual. Para eso están Los Chicos, siguiendo (al menos eso parece) instrucciones de la CIA, y reunidos alrededor de la figura de El Carnicero (el líder del grupo, un auténtico cabrón que siempre sabe más de lo que dice y que tiene todas las llaves para acceder a la información que necesita, con un motivo más que personal para hacer lo que hace), conocemos a Leche Materna (el alma máter del grupo, segundo al mando, obsesionado con la limpieza y el miembro más cuerdo del grupo por lo que parece), el Francés (una auténtica bestia que le habla a su café), la Hembra (silenciosa, lo mejor es no tocarla, ni acercarse, ni mirarla… y bueno, da igual, al fin y al cabo vas a estar muerto si te la encuentras) y Hugh, la última adquisición del grupo y el personaje que guía la historia, que nos introduce en el mundo de The Boys y al que El Carnicero revela como es realmente el mundo de los superhéroes (y de paso, así lo vemos también nosotros).
                Y es que el mundo en el que The Boys se mueven es crudo, sórdido, y tan parecido a lo que podría ser nuestro mundo si realmente existieran grupos de personas con poderes, que da miedo. Abusos sexuales, drogas, violencia, trastornos de la personalidad… y más sexo, y más sexo, y más sexo… Pero como Ennis es un gamberro, lo hace de tal forma que todo nos parece de lo más coherente, de lo más normal y de lo más frustrantemente cercano, incómodo… pero terriblemente divertido. De momento sólo he leído dos tomos, así que estoy seguro de que me quedan muchas salvajadas por ver. El dibujo, corre a cargo de Darick Robertson, que se mueve con bastante equilibrio entre el realismo y la caricatura, de modo que todas y cada una de las escenas que vemos pueden mostrar una absoluta crudeza sin resultar visualmente molestas por el nivel de violencia que vamos a encontrarnos.
                En fin, poco más que decir al respecto, ya que quedo a la expectación de seguir leyendo lo que Thanos-Malkav me vaya pasando, y lo espero con bastantes  ganas, la verdad.

jueves, 25 de agosto de 2011

LA TORRE OSCURA I: EL PISTOLERO

               
 Durante mucho tiempo, estuve peleado con Stephen King. Bueno, fue una pelea unidireccional, él no tenía ni idea de ello, pero lo cierto es que, tras leer Insomnia, me prometí a mí mismo que nunca mais.  Y es que tras haber leído muchas novelas de este escritor de best-seller, y salvo la agradable sorpresa que recibí tras leer Eclipse Total (llevada al cine como “Eclipse Total” y protagonizada por la genial Kathy Bates y una más que eficiente Jennifer Jason-Leigh), me di cuenta de que, en mi opinión, las novelas de King adolecían de un grave fallo. Sus ideas de base son muy buenas, terriblemente originales. Pero las alarga tanto que él mismo se aburre de lo que escribe, y falla muchísimo en los finales. Así que nada, dije que nada más de King…
                Hasta que Marvel editó el cómic de “La Torre Oscura”. Guiones de Peter David, dibujo de Jae Lee. ¿Cómo me iba a perder eso? Sí, adaptaban parte una novela de Stephen King… bueno, no de una novela… de siete. Pero… Peter David… Jae Lee… Caí. Y caí hasta el fondo. La ambientación y la trama de “La Torre Oscura: El Nacimiento del Pistolero” me parecieron tan interesantes que decidí volver a picar, y leer los libros en los que se basaba el cómic. Eso ocurrió hace algunos años, leí los cinco primeros libros, pero por “cuestiones editoriales”, los dos últimos se me quedaron en el limbo, hasta que un amigo me los regaló para mi cumpleaños. Así que, a modo de refresco, decidí empezar desde el principio y leerme la saga de un tirón… más o menos, que ya he comentado varias veces que tengo múltiples frentes abiertos. De hecho, ahora mismo lo que estoy leyendo oficialmente es “Las Guerras de Dios”, una crónica sobre las Cruzadas de la que hablaré en su momento, pero he hecho un descanso entre la Tercera y la Cuarta Cruzada  para terminar el primero de los libros de King, que empecé a leer en la playa otra vez… ya que el de las Cruzadas directamente no me cabía en la maleta.     
                La Torre Oscura I: El Pistolero es sólo la primera etapa en un viaje que va a ser muy largo (seis libros más y considerablemente más gruesos que este primero), pero desde luego, es un primer paso de lujo. Su primera frase es ya casi mítica. “El hombre de negro huía por el desierto y el pistolero iba en post de él”. Una forma genial de arrojarnos a una historia in media res, ya que realmente, y durante mucho tiempo (es más, durante todo el primer volumen), no sabemos dónde nos encontramos, sólo que es un mundo que se parece a este… pero es muy diferente. ¿Un futuro muy, pero que muy lejano? ¿Un mundo paralelo donde en algún momento la historia se diferenció de la nuestra? Incluso tardamos mucho tiempo en conocer el nombre del protagonista, del pistolero, Roland Deschain, del Alto Linaje de Eld. Se nos deja ver que el mundo de Roland hace tiempo que desapareció, a causa de algo en lo que el hombre de negro, como poco, participó, y sabemos que hubo una guerra que provocó la desaparición del mundo de Roland, un mundo en el que los Pistoleros eran como los Caballeros del Rey Arturo, por decirlo de alguna manera: una élite con un código ético y moral muy rígidos.

                Así que, por algún motivo relacionado con esta guerra y la desaparición de la patria de Roland, y sabiendo sólo que las cosas han cambiado (“el mundo se ha movido”, dicen en varias ocasiones), Roland persigue al Hombre de Negro a través del desierto, y nosotros vamos con él. Aquí, King apenas lanza algunos fogonazos de lo que fue el pasado de Roland, lo suficiente para dejarnos ver la riqueza que se esconde bajo el mundo del Pistolero, y la justa para dejarnos con ganas de más y con la mosca detrás de la oreja, pues realmente, ni conocemos el motivo por el que Roland sigue al Hombre de Negro, y cuál es el objetivo final de la búsqueda del Pistolero.
                Y no penséis que cuando acaba el libro sabemos mucho más que cuando empezamos. Conocemos a Roland, conocemos al Hombre de Negro (con muchos nombres, porque es Marten Broadcloak, pero también Walter O´Dim, y probablemente muchos otros, como el Hombre de Negro del que se hablaba en los libros sobre brujería en el siglo XVI y XVII, ante el que juraban las brujas), y también lo que Roland está dispuesto a hacer para llegar al que es su objetivo final: alcanzar la Torre Oscura, centro y continente del Universo… de todos los Universos, aunque no sabemos muy bien qué pretende hacer Roland una vez que alcance su objetivo.
                Realmente, El Pistolero es sólo un vistazo, un pequeño paso dentro de lo que va a ser el mundo de la Torre Oscura, poco más que un entremés que nos anima a seguir adelante en la lectura, pero que no cuenta demasiadas cosas… aunque la novela está magistralmente escrita, con escenas auténticamente escalofriantes (los recuerdos de Roland sobre el ahorcamiento por traición del cocinero de Gilead, el antiguo dominio de su padre, Steven Deschain; o la aparición de los Mutantes Lentos en el cañón a través del que Roland y el joven Jake persiguen al Hombre de Negro… y bueno, inenarrable la escena en la aldea de Tull, realmente acojonante). En fin, no tardaremos mucho en seguir los pasos del Pistolero en post de la Torre Oscura… y espero que alguno de vosotros se decida a acompañarme.

miércoles, 24 de agosto de 2011

MOHOMBI ft NICOLE SCHRERZINGER:COCONUT TREE

Bueno, estamos ya a finales de Agosto, el Verano se irá acabando... pero yo no podía dejar pasar la oportunidad de dejaros por aquí una de las perlas de este veranito, al menos para mí, que me lo he pasado en grande con esta canción, especialmente durante los días que pasamos en las playas cartageneras. Obviamente no es una gran canción, no es nada del otro mundo... Pero es que es tan graciosa... Y no es que cuenten chistes, que no. Es que es muy intensa...

¡¡Disfrutadla!!


martes, 23 de agosto de 2011

CÉSAR BORGIA

                Como llevo unos días dándole mucha tralla a mi Alter Ego (por aquello de que es del Madrid y Mourinho no es precisamente mi mejor amigo) y desde el día de la Supercopa, estamos como más exaltados, el otro día me pidió que le dedicara algún día un post a uno de sus personajes históricos favoritos, el inefable César Borgia. Y bueno, como en esa batalla parece que vamos a seguir mucho tiempo, por lo menos por aquí la hago un poco feliz…


                Lo primero, a la hora de hablar de César Borgia, decir que no habrá historiador, novelista, periodista ni vidente que sea nunca capaz de llegar a comprender por completo a este personaje. Quizá esto pueda parecer una perogrullada, es imposible que lleguemos a entender del todo todas las motivaciones de ningún personaje histórico, y todo lo que sabemos se basa muchas veces en suponibles, pero en el caso de César… esto es especialmente llamativo y casi flagrante, debido a la leyenda negra que ha rodeado a su familia, “la primera familia del Crimen”, en palabras de Mario Puzo: los Borgia.  Durante siglos, la atención de las masas se centró en su hermana, la denostada Lucrecia Borgia, pero en los últimos años, César ha ido cobrando cada vez un mayor protagonismo en estudios e imaginario popular. Este valenciano hijo de un Papa, llegó a ser Duque del Valentinado, Príncipe de Romaña, Príncipe de Andria y Venafro, Conde de Dyois, Señor de Piombino, Señor de Camerino, Señor de Urbino, Cardenal, Gonfaloniero y General de la Iglesia Católica, Arzobispo de Valencia y Obispo de Pamplona. Sí, no tiene los títulos de la duquesa de Alba, pero son unos pocos, ¿no?
                César nació el 13 de Septiembre de 1475, en Roma, donde su familia, de origen valenciano, se había establecido en los tiempos de su tío abuelo, el Cardenal Alonso Borja, que se habría convertido en Papa bajo el nombre de Calisto III. El padre de César era el Cardenal Rodrigo Borgia (Borja, italianizado), y su madre, una  romana, Vannozza de Catanei, amante “oficial” del Cardenal Borgia, que para cuando nació César, ya le había dado un hijo al Cardenal, que habría muerto al mes de vida.  En los siguientes años, Vannozza le daría otros tres hijos a Rodrigo: Juan, duque de Gandía;  la archiconocida Lucrecia, y el pequeño Jofré. Desde pequeño, César ya fue un joven atractivo y seductor, muy unido a su hermana Lucrecia, con quien fue encomendado al cuidado de Adriana de Milá, familiar de Rodrigo. Como segundo hijo de la familia (pese a la muerte del primogénito), según las tradiciones de la época, César estaba llamado al servicio de la Iglesia, y como tal, pese a su rechazo, estudiaría teología y leyes en la Universidad de Perugia, y en 1491, con dieciséis años, era nombrado Obispo de Pamplona.
                El destino de toda su familia cambiaría cuando el 25 de Julio de 1492 moría Inocencio VIII, Papa de origen romano, y el Colegio Cardenalicio comenzase a buscar un sucesor. El elegido tras varias votaciones sería Rodrigo Borgia, que ocuparía la Cátedra de San Pedro en la mañana del 11 de Agosto de 1492, con el nombre de Alejandro VI. Los cardenales más pro-italianos(los representantes de las familias Della Rovere, Piccolomini, Medici, Caraffa, Costa, Basso, Zeno y Cibó) se opusieron a este nombramiento, para el que sería decisivo el apoyo del milanés Ascanio Sforza. Una de las primeras acciones del nuevo Papa Alejandro VI sería nombrar a su hijo César Cardenal de Valencia, lo que le otorgaba un puesto en el Colegio Cardenalicio; mientras que su hermano Juan se convertía en Gonfaloniero de Roma, Capitán General de los Ejércitos de la Iglesia.
                Alejandro VI y su familia se alzaron al poder en Roma en un momento internacionalmente complicado. El rey francés, Carlos VIII, trataba de hacer sus derechos sobre el Reino de Nápoles, dominado desde hacía años por una rama de la Casa de Aragón, y en su camino, Carlos VIII no dudó en amenazar Roma. Aunque las gestiones diplomáticas del Papa (tras una desastrosa batalla en la que los ejércitos vaticanos fueron escandalosamente derrotados y en la que Juan Borgia demostró sobradamente su ineficacia) salvaron la ciudad, Carlos VIII respetó Roma, sin cesar en sus pretensiones sobre Nápoles, y para asegurarse que no dejaba enemigos a sus espaldas, el Rey de Francia solicitó rehenes al Pontificado (una práctica muy habitual durante la Edad Media y el Renacimiento). César se convirtió en rehén del rey de Francia, aunque aquí Carlos VIII demostró haber mordido más de lo que podía asumir, y César Borgia pronto escapó del Rey, aunque Alejandro VI respetó su palabra. Finalmente, la invasión francesa terminaría siendo infructuosa, y Nápoles continuaría vinculada a la Corona Española.


                En 1497, Juan Borgia aparecía muerto en el Tíber, asesinado. La controversia llegó cuando el propio Papa ordenó detener las investigaciones sobre la muerte de su hijo. Todas las miradas se dirigieron a César, que ansiaba públicamente el puesto de su hermano. Y de hecho, lo consiguió. Tras la muerte de Juan, César fue nombrado Gonfaloniero y Capitán de los Ejércitos de la Iglesia, y finalmente, en 1498, abandonó la carrera eclesiástica, convirtiéndose en el primer hombre en la historia en dimitir de un puesto cardenalicio. Aunque las alianzas tradicionales de Alejandro VI le orientaban hacia los Reyes Católicos en general y la monarquía aragonesa en particular, César fue más allá, y cortejó las atenciones del Rey de Francia, que en 1498, para tratar de atraer las atenciones del Papa hacia su reino, le concedió a César Borgia el Ducado del Valentinado (lo que le ganó a César el sobrenombre de “Valentino”). Y fue en Francia donde encontraría a su esposa, Carlota d´Albret, hermana de rey consorte de Navarra, Juan d´Albret, esposo de la reina de Navarra, Catalina de Foix (hay que tener en cuenta que el Reino de Navarra, dividido en la Alta Navarra, al sur de los Pirineos, y la Baja Navarra, al Norte de los Pirineos, era un reino independiente tanto de Francia como de los Reyes Católicos, aunque Fernando el Católico conquistaría la Alta Navarra en 1512 y la Baja Navarra se terminó incorporando al reino de Francia). Como Duque del Valentinado, César colaboró con los franceses en su asalto a Milán; y poco después, guió a las huestes papales a la conquista de la Romaña, un dominio del centro de Italia que no rendía pleitesía al Papado, y del que César se convirtió en Príncipe, tras expulsar a Caterina Sforza de Forli, de la misma dinastía que había gobernado Milán… aunque por azares del destino, Caterina Sforza terminaría siendo la amante de César Borgia, hasta que éste la recluyera en Sant´Angelo. Pesaro, Urbino, Faenza, Imola… seguirían el camino de la Romaña, cayendo en manos del genio militar de César y sus generales, entre los que destacaría el valenciano Miguel Corella, conocido en Italia como “Don Micheletto”. Con estas conquistas, conseguiría, como ya hemos dicho, formar el Ducado de la Gran Romaña, en la Italia Central, que Alejandro VI convertiría en la base de lo que luego serían los Estados Pontificios.  El carácter de César queda retratado cuando en 1502, una serie de capitanes florentinos y boloñeses se revolvieron contra él por falta de pagos, y en lo que iba a ser un acto de conciliación, César los pasó a todos por la espada, dejando claro cuál iba a ser su posición ante lo que él consideraba “traidores”.
                Muy poco después, en 1503, Alejandro VI moría, y su muerte venía acompañada de rumores de envenenamiento, un envenenamiento al que César podría haber sobrevivido por su mayor fuerza y salud. El nuevo Papa, Francesco Todeschini, que ocuparía el Solio Pontificio como Pío III, ordenaría de inmediato el aprisionamiento de César, pero sería un Papa breve, pues moriría sólo veintitrés días después de su nombramiento, para ser sustituido por el enemigo declarado de los Borgia, el cardenal Giuliano della Rovere, nombrado Papa Julio II. De inmediato, Julio II proyectó el odio que había acumulado contra los Borgia durante años en César, y ordenó su entrega al Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, para que fuera llevado a Castilla. Así se haría, y sería encerrado en el Castillo de la Mota, en Medina del Campo.
                De nuevo, no habían contado con lo que César era capaz, y protagonizó una fuga de película, aunque consiguió huir aunque Juana I de Castilla (o sea, Juana la Loca), puso precio a su cabeza (el precio de su alianza con Francia). Tras un complicado periplo, César conseguiría llegar a Pamplona, donde sería recibido por su cuñado, Juan d´Albret, que le nombra general de los ejércitos del reino, que en aquellos momentos, tenía un conflicto interno con el Condestable del Reino, el Conde de Lerín. Dentro de este conflicto, César fue enviado a tomar la plaza rebelde de Viana, donde finalmente moriría el 12 de Marzo de 1507, víctima de una emboscada traicionera por parte de tres de los hombres del Conde de Lerín. César sería enterrado finalmente en la Iglesia de Santa María de Viana, aunque a mediados del XVI, el Obispo de Calahorra decidió que un personaje de la calaña del Borgia no debía estar en suelo consagrado, así que lo desenterró, destruyendo el mausoleo, y lo enterró en plena calle frente a la Iglesia, para que fuera “pisoteado” por las gentes y las bestias de Viana. Sólo en 2007, con motivo del 500 aniversario de su muerte, el Arzobispo de Pamplona autorizó el regreso del Borgia al interior de la Iglesia, donde se encuentra hoy.
                Sin embargo, el linaje de César no acabaría ahí. Su hija, Luisa Borgia-d´Albret, duquesa del Valentinado, se casaría en segundas nupcias (su primera boda sería con el Gobernador de Borgoña) con el Señor de Busset, Felipe de Borbón… y no hace falta que explique aquí hasta donde llegaría esta familia… Y su imagen en el tiempo, ha quedado inmortalizada por la admiración que despertó en Nicolás de Maquiavelo, el escritor florentino autor de El Príncipe, que lo utilizaría como modelo para su obra, junto a Fernando de Aragón.
                Desde luego, un personaje de los que hacen historia viva.

lunes, 22 de agosto de 2011

LOS OTROS ÁNGELES (II)

                Siguiendo a Fátima al-L´ama, los personajes se dirigieron a un viejo palacio mameluco en el que, al parecer, el anciano Montano tenía su refugio temporal. El primogénito de Lasombra les recibió en una zona modestamente amueblada, y ataviado con sus ropas habituales africanas. Junto a él, había una mujer, envuelta en ropas de seda azul y con dos cimitarras sujetas a la cintura. Tras una breve conversación inane, finalmente Pier Francesco le preguntó al Matusalén el motivo de su llamada, y Montano admitió estar al corriente de la búsqueda de los personajes del Corazón de Khay´tall. Montano sabía que otras dos facciones estaban siguiendo el Corazón: la Corte del Sueño de El Cairo y una facción de los Baali, conocida como los “Ángelis Ater” o “Ángeles Negros”.  Los personajes preguntaron por estos “Ángeles Negros”, y la mujer avanzó mientras se quitaba el velo. Para su sorpresa, descubrieron que se trataba de Sherazina Basarab, la chiquilla de Pier Francesco. Ella les contó que, mucho tiempo atrás, antes de las guerras de Cartago, un grupo de Lasombra trató de derrotar a los Baali en uno de sus centros de poder. Los Lasombra fallaron, y fueron corrompidos por lo Baali, convirtiéndose en esos Ángelis Ater que, según las informaciones de Sherazina, eran la facción de los seguidores de Baal que perseguían el Corazón de Khay´tall. Montano estaba dispuesto a revelarles la situación del Corazón de Khay´tall a cambio de su promesa de que lo destruirían. Los personajes aceptaron, y Montano les dijo que el Corazón estaba, efectivamente, en El Cairo, custodiado por un Visir Assamita que lo había guardado desde que siglos atrás lo recuperara del carruaje del Creador de Maravillas tras ser este destruido por los Inquisidores.
                La información de Montano les llevó la noche siguiente a Banu Yashkur, la khitta Cairota dominada por los Assamitas, donde bajo una mezquita derruida, tenía su refugio el custodio del Corazón de Khay´tall. Consiguieron acceder al refugio, situado bajo una entrada secreta en el mirhab, pero era demasiado tarde. Sólo encontraron ceniza, y Nehrab utilizó Auspex para ver que los Setitas habían estado allí y se habían llevado el Corazón. Los personajes se apresuraron a seguirles, pero tuvieron que dividirse, pues así lo habían hecho los Setitas. Pier Francesco y Luna siguieron uno de los pasadizos, mientras que Anthos y Nehrab seguían el otro. Luna y Nehrab cayeron en sendas trampas por el dominio de la Corte del Sueño de los Setitas, quedando Nehrab en letargo y llegando Anthos al lugar donde dormía el Señor Durmiente/La Doncella de las Plagas; el Matusalén durmiente bajo El Cairo. Kahina, líder de la Corte del Sueño, le prometió parte de la sangre de Matusalén a cambio del Corazón de Khay´Tall, que pensaban utilizar para despertar al durmiente. Sin embargo, Kahina le contó a Anthos que los Baali se habían infiltrado en los túneles y que les habían robado el Corazón… como se darían cuenta pronto Pier Francesco y Luna, que tras encontrar los cadáveres de los Setitas, tuvieron que hacer frente a un engendro de piel e insectos creado por los Baali, y al que pudieron destruir tras recibir algunas heridas.
                Furiosos y pensando haber sido víctimas de una emboscada (y tras liberar  Nehrab), regresaron al refugio de Montano, que se mostró serio y preocupado, enviándoles a hablar con una Malkavian que tenía su refugio en las Ciudades de los Muertos, en las afueras de El Cairo, y que era especialista en “encontrar cosas”. La Malkavian, que se hacía llamar Puerta, apenas aparentaba dieciséis años, y tenía aspecto nórdico, jugando continuamente con hilos con los que hacía curiosas formas (una espada, un hacha de doble filo, un laberinto), al tiempo que musitaba algo sobre el Laberinto. Mientras Puerta movía los hilos, la bruma comenzó a surgir del Nilo, y pronto los personajes se encontraban en el interior de una peculiar sala, con una estatua de Caín en el centro. Unos monjes vestidos de blanco hicieron su aparición, argumentándoles que “Antes de ser cegados por la luz, tenían que caminar por la oscuridad”. Los personajes aceptaron, y les cosieron ojos y orejas, guiándoles por el interior de un laberinto… hasta que, tras cortarles los hilos, vieron que estaban en la misma sala. Las puertas se abrieron y Anatole, ataviado con esas blancas vestiduras, les dio la bienvenida a la Biblioteca del Saber de Malkav, la Biblioteca del Saber Perdido, Khemenes Gnosis, a la que algunos llamaban Orzagos, el antiguo refugio de Anthos. Sin embargo, Anatole dejó claro  que el Malkavian no había sido aceptado de nuevo en la Biblioteca, sino que sólo estaba allí como invitado, y que no podría volver hasta haber redimido todos sus pecados.
                Los personajes descubrieron que no estaban ya en El Cairo, ni en ningún sitio que conocieran, y el amanecer se acercaba, así que a la noche siguiente, Anatole les llevó a una sala donde se encontraban los libros que pensaba que podrían ayudarles: las crónicas de la Guerra contra los Baali. En ellas, los personajes encontraron que habían existido dos lugares de poder para los Baali en el Mediterráneo, relativamente cerca de Egipto: el Altar de Moloch, en Cartago, supuestamente destruido durante la Guerra Brujah-Ventrue que había supuesto la final del “paraíso utópico” de los Brujah; y otro, el Laberinto de Creta, donde yacía el Matusalén Namtaru, y que había sido destruido cuando los Setitas hicieron explotar la Isla de Thera, provocando un maremoto que acabó con la civilización minoica, y acabando también con el dominio de los Baali sobre la zona. Pensando en los signos transmitidos por Puerta (“especialista en encontrar cosas”, según Montano), y sabiendo Pier Francesco que el Hacha de Doble Filo era conocida en griego como “labrys”, palabra de la que venía Laberinto, decidieron dirigirse hacia Creta.
                Cuando tomaron su decisión, Anatole les llevó de vuelta a Puerta, que cantaba una canción sobre Ariadna (la mujer que había ayudado a Teseo a salir el Laberinto tras acabar con el Minotauro), Puerta les devolvió a El Cairo, donde los personajes de inmediato comenzaron a preparar el viaje a Creta…

viernes, 19 de agosto de 2011

ASÍ QUE PASEN CINCO AÑOS



Llevaba uno días preguntándome de qué iba a hablar hoy (Dios, necesito un artista al que hacerle un nuevo análisis, que me dejaba unos viernes muy socorridos…), y el otro día, a raíz del post sobre Mecano, un amiguete, Francisco, me contó que este año estamos de celebraciones lorquianas. Y bueno, realmente no son lorquianas como tal, sino que es el centenario de la Residencia de Estudiantes de Madrid, por la que pasaron Lorca, Dalí, Buñuel… y otros muchos. De hecho, tengo un amigo, Álvaro, cuya tesis doctoral precisamente ha sido sobre la Residencia de Estudiantes, igual algún día le invito para que si puede, haga algún post al respecto y ampliamos mundo…
                Pero hoy, vamos a hablar de una de las obras de Lorca, una de las menos conocidas. Supongo que todo el mundo a leído/visto/oído hablar de las de siempre: La Casa de Bernarda Alba, Yerma, Bodas de Sangre… En ellas está el Lorca más conocido, ese Lorca que bebe de las tradiciones y leyendas andaluzas, que lleva al teatro la expresión viva de su propio Romancero Gitano. Y realmente, todas ellas, son obras absolutamente geniales. Bodas de Sangre debo haberla leído una veintena de veces, y en mis tiempos de instituto, la vi como ocho o nueve. Pero hay otro Lorca, y es ese del que vamos a hablar hoy (hablo en plural, como el Papa… que apropiado…), un Lorca rupturista, que se entregó al teatro experimental, a romper con todo lo establecido y rehacerlo, un Lorca que jamás sabremos dónde habría podido llegar, porque nos lo quitaron antes de tiempo, el que se convirtió en leyenda, en símbolo de libertad. Y ahí es donde se encuentra Así que  pasen Cinco Años (Leyenda del Tiempo), la obra de la que vamos a hablar hoy.
                Llegué a Así que pasen Cinco Años en mis años de facultad, y gracias a la inmensa biblioteca de la Complutense. A pesar de que yo estudiaba Historia, siempre he tenido un especial interés por algunas vertientes del teatro, y así, decidí leer la obra completa de tres autores muy diferentes: Alejandro Casona, el gran Shakespeare, y como era predecible por el tema de este post, Lorca. Y si bien sus obras más conocidas me habían apasionado, Así que pasen Cinco Años y El Público me daban bastante miedo. Ya había leído algo de teatro “experimental” de la Generación del 27, las Luces de Bohemia de Valle-Inclán, por ejemplo, y no me había gustado nada. No pasó así con Así que pasen Cinco Años. Desde los primeros párrafos quedé completamente enganchado, fascinado y atrapado en las imágenes, símbolos y metáforas en que Lorca había fundamentado su obra.
                La estructura de Así que pasen Cinco Años es sencilla, incluso clásica (donde clásica es como su nombre indica, propia de cualquier obra de teatro griega: tres actos con presentación, nudo y desenlace), pero es lo único que se adapta a la concepción habitual del teatro. Realmente, y reduciendo la historia a sus conceptos más básicos, podríamos decir que Así que pasen Cinco Años nos habla del amor, pero sobre todo, y como su segundo título indica, del Tiempo. Del paso del Tiempo y de cómo este parece enfrentarse a lo que Lorca llama “el Sueño”. Es esta oposición la que mueve la trama de toda la obra. En ella, el Joven (no tiene un nombre), protagonista de la obra, representa el conflicto entre el futuro y el amor idealizado (el Sueño) y el real que llega con el paso del Tiempo. El Joven mantiene una relación con una muchacha, la Novia, pero se niega a consumar esa relación, a hacerla real, hasta que pase un tiempo simbólico de cinco años. Pero el tiempo no espera, y la Novia se fuga con un jugador de Rugby (representación de todo lo que el Joven no es, del ahora). Es ese el momento en el que el Joven siente la presión del Tiempo, un Tiempo que se acaba, y vuelve a la mujer que le amaba, su Mecanógrafa. Pero ahora es ella la que se niega, y establece que su amor sólo será posible… cuando pasen Cinco Años. Con ello, el Tiempo del Joven se acaba, y la Muerte hace su aparición (como en muchas otras obras de Lorca), esta vez con la imagen de tres jugadores de cartas que representan a las Tres Parcas. ¿Sencillo, no?
                Pues no, no lo es. Durante toda la obra nos encontramos con proyecciones del Joven en los personajes de sus dos amigos (llamados Amigo 1 y Amigo 2), el primero obsesionado con el presente y el segundo con el pasado; y personajes simbólicos, como el Traje de Novia (que tiene uno de los mejores textos que he leído nunca), o el Arlequín y el Payaso que aparecen en el camino de una feria “llena de espectadores muertos” (imagen escalofriante donde las haya), y de cuyo diálogo, el propio Camarón extrajo una parte para convertirla en una de sus canciones más conocidas, La Leyenda del Tiempo. Además, el tiempo no es exactamente lineal, con giros que desubican al lector (o espectador), se repiten horas, y acontecimientos que han pasado hace mucho tiempo, aún no han ocurrido, ocurren varias veces desde distintos puntos de vista o están a punto de ocurrir. Voces reales en el primer acto se convierten en personajes simbólicos en el tercer acto… Y todo esto ocurre bajo un ambiente entre onírico y real, entre el Sueño y el Tiempo.
                En fin, cualquiera que haya leído a Lorca (o que no lo haya leído, da igual) y tenga un mínimo interés por el teatro (o no), debería darle una oportunidad a Así que pasen Cinco Años, y leerlo no una, sino dos, tres, cuatro veces… porque en cada lectura descubrirá cosas nuevas, nuevas joyas, nuevas imágenes, y eso es lo que hace grande esta obra. Siempre es como si la leyeras por primera vez.

jueves, 18 de agosto de 2011

HILDEGARDA DE BINGEN

                Viendo los últimos posts del Iconocronos me he dado cuenta de que hace realmente mucho tiempo que no hablamos un poco de historia. Y ha llegado la hora de solucionarlo, hablando de uno de los personajes más fascinantes y menos conocidos de la Historia. La Abadesa Hildegarda de Bingen (Hildegaard von Bingen). Bienvenidos a su mundo.

                Hildegarda sería la décima hija de una familia noble alemana, en Bermersheim, en la región que posteriormente sería conocida como Renania-Palatinado, durante una fecha notable: el verano de 1098, a escasos meses de que la Primera Cruzada consiguiera tomar la propia ciudad de Jerusalén. La familia de Hildegarda, siguiendo un viejo precepto de la Iglesia, el diezmo, decidieron que su décima hija debía ser entregada a la Iglesia, así que podríamos decir que el destino la llamó desde el mismo momento de su nacimiento. Hildegarda fue entregada a Jutta von Spanheim, noble como ella, que comenzaría con su educación religiosa, hasta que, en 1112, cuando Hildegarda tenía catorce años, abandonaron el castillo de Spanheim, donde habían vivido, para trasladarse propiamente a un monasterio: Disibodenberg, un monasterio masculino en el que se dedicó una celda para que Hildegarda, Jutta y una tercera mujer pudieran recluirse. Sólo tres años después, la celda tuvo que cambiarse por un pequeño monasterio, debido a la afluencia de nuevas vocaciones que la presencia de las tres mujeres había provocado hacia el monasterio. Con la muerte en 1136 de Jutta von Spanheim, que había actuado como abadesa de la comunidad de mujeres de Disibodenberg, el resto de las mujeres no dudaron en elegir a Hildegarda como su nueva abadesa a una edad relativamente temprana, ya que sólo contaba con treinta y ocho años.
                Uno de los episodios más enigmáticos de la vida de Hildegarda llegaría poco después de su nombramiento como abadesa, cuando en 1141 tuvo un fuerte episodio de visiones. Al parecer, Hildegarda, una Iluminada mística, tenía visiones desde su niñez, aunque muy lejos de los éxtasis de Santa Teresa, por ejemplo, ya que Hildegarda no perdía en ningún momento la conciencia. Las visiones que tuvo en 1141 fueron tan intensas que el propio Papa, Eugenio IV (el que organizara la Segunda Cruzada que llevaría al Emperador Conrado III, al Rey de Francia Luis VII y a su esposa, Leonor de Aquitania, a un desastroso intento de recuperar el perdido Condado de Edesa en Tierra Santa) le pidió que pusiera por escrito sus visiones. Para ello, Hildegarda contó con la ayuda de un amanuense, y dejó estas experiencias recogidas en su libro Scivias, aprobado en 1148 por la propia cancillería romana. A raíz de esta aprobación, Hildegarda comenzaría a ser conocida como “La Sibila del Rin”, y comenzaría su relación epistolar con varias de las personalidades de la época, convirtiéndola en una figura de referencia en aquellos años. Además de con el propio Papa, Hildegarda sería referencia para Emperadores, reyes y señores de todo el Sacro Imperio Romano-Germánico.
                En 1148, y frente a la oposición de los propios monjes de Disibodenberg, que veían como con la marcha de Hildegarda perdían una buena fuente de todo tipo de beneficios, Hildegarda de Bingen se independizó de la comunidad en la que llevaba tantos años viviendo, y abrió su propio convento, a donde se trasladaría en 1150 con toda su comunidad y el permiso del Arzobispo de Maguncia. El nuevo monasterio se llamaría Rupertsberg, y allí, Hildegarda continuaría con sus trabajos. Escribió sobre muchos temas, desde medicina a teología, y le prestó una gran atención a la relación entre la música y la religión, componiendo toda una serie de obras musicales que nos han llegado hasta hoy en día como testimonio de uno de los trabajos musicales más grandes de la historia. El éxito de Rupertsberg le permitiría fundar en 1165 un segundo monasterio, Eibingen.
                Pero una de las labores que más llamó la atención en su época, fue la de predicadora. En un tiempo en el que la clausura aún no era tan férrea como lo sería posteriormente, Hildegarda abandonó en varias ocasiones las murallas de sus conventos para predicar en catedrales y lugares sagrados de toda la Renania. Aún faltaban al menos cuatro décadas para que Domingo de Guzmán fundara su orden de Predicadores, cuando Hildegarda de Bingen ya llamaba a la lucha contra los cátaros y otros herejes, aunque siempre desde la perspectiva de la teología, negando la necesidad y la legitimidad de acabar con las vidas de aquellos denominados “herejes”. Además, tuvo importantes enfrentamientos desde los púlpitos contra importantes figuras políticas, como el propio Emperador Federico I Barbarroja y su afición a enfrentarse al Papado a través del nombramiento de Antipapas. Como pequeño símbolo de la personalidad de Hildegarda, nos ha llegado la historia de cómo tras dar entierro en las tierras de Rupertsberg a un noble que había sido excomulgado y ser llamada al orden por los prelados de Maguncia, que exigieron que Hildegarda desenterrara a aquel hombre (ya que al haber sido excomulgado no podía ser enterrado en suelo consagrado), en lugar de obedecer, defendió su decisión y eliminó cualquier rastro de dónde se encontraba enterrado el noble para que nadie fuera capaz de encontrarlo. Hildegarda y su comunidad fueron puestas bajo interdicto, pero cuando el Arzobispo de Maguncia regresó, dio la razón a Hildegarda, levantando el Interdicto.
                La Abadesa moriría no mucho después, en 1179, con ochenta y un años de edad, siendo toda una anciana venerable que había tenido en sus manos el pulso de la política y la religión durante muchos años. Como era de esperar, el proceso de canonización de la monja alemana se abriría no mucho después, en 1227, aunque no se cerraría, y volvería a ser reabierto en 1244… aunque tampoco se concluiría en ese momento. Su celebración fue aprobada formalmente en 1940 por Pío XII (en plena tensión de la Segunda Guerra Mundial), y Benedicto XVI, de origen alemán, también ha mostrado un gran interés en la figura de la santa y mística alemana, a la que ha nombrado como una de las grandes mujeres de la Iglesia, junto a Santa Teresa de Ávila, Catalina de Siena o la Madre Teresa de Calcuta; e incluso hay propuestas para nombrarla Doctora de la Iglesia.
                Toda una mujer de armas tomar, desde luego.

miércoles, 17 de agosto de 2011

MECANO: NATURALEZA MUERTA

Bueno, hoy vamos a ponernos Retro en El Iconocronos (o vintage, que suena mejor) y vamos a dedicar el Miércoles Musical a un grupo que fue señero en su tiempo, entre los ochenta y los noventa, pero que hoy, ya sólo vive en la memoria. Se trata de Mecano, el trío formado por Nacho y Jose María Cano y Ana Torroja, que tantos éxitos tuviera en aquellos años... y que acabó como el rosario de la aurora.

Y como de Mecano, lo mejor es quedarse con la música, aquí os dejo el que fuera el vídeo de uno de los temas incluidos en su disco Aidalai, y en el que Ana Torroja hace uno de sus mejores trabajos vocales, sin lugar a duda.

martes, 16 de agosto de 2011

VENGADORES: LAS GUERRAS ASGARDIANAS.

Bueno, ya hace como seis meses que vimos el final de Asedio, y otros tantos que estamos inmersos en lo que se ha venido en llamar “La Edad Heroica”, un back to the basic en toda regla que se ha vivido sobre todo en las series relacionadas con los Vengadores, y que ha dejado atrás todo el ambiente opresivo, confuso y con dominio de los villanos que Norman Osborn había extendido por todo el mundo Marvel a través de su Reinado Oscuro.  Y bueno, ya hemos leído lo suficiente como para empezar a emitir valoraciones sobre algunas de las sagas que han abierto esta Edad Heroica. ¿Para empezar?

                Vengadores: Las Guerras Asgardianas es la forma que he elegido Panini de publicar la miniserie Avengers: Prime, con guiones del caballo de batalla de Marvel, Brian Michael Bendis y dibujos de uno de los clásicos del mundo del cómic, el inconfundible Alan Davis. Con el cambio de título, desde Panini se ha querido hacer un homenaje a las antiguas sagas que mezclaron el mundo mutante y Asgard, y que transcurrirían en Patrulla-X, Alpha Flight y Nuevos Mutantes, con especial peso en estos últimos. Lo apropiado del cambio de título… bueno, ya que cada uno lo valore, a mí personalmente, me ha gustado.  ¿Y qué nos cuenta?
                Desde Civil War, las relaciones entre los tres grandes de los Vengadores (bueno, y de todo el Universo Marvel), no han sido exactamente buenas. El Capitán América y Iron Man se enfrentaron directamente en la Guerra Civil que sacudió el Universo Marvel, en unos acontecimientos que desembocarían en la muerte del Capitán América, asesinado cuando iba a prestar declaración por su desobediencia a la Ley de Registro. Entre las maniobras de Iron Man para derrotar a los rebeldes del Capi estuvo crear un clon cibernético de Thor (que por aquellos entonces y tras Vengadores: Desunidos, había desaparecido, como todos los Asgardianos, debido a un último Ragnarok) que mató a Bill Foster, y cuando el verdadero Thor regresó, le dejó muy claro a Iron Man lo que pensaba de eso a base de martillazos. Los planes de la Iniciativa de Tony Stark permitieron la infiltración Skrull que llevaría a Invasión Secreta, donde por primera vez Thor, Iron Man y el Capi se reunirían… pero bajo el uniforme del Capitán estaría ya Bucky Barnes. Stark fue quien permitió a Norman Osborn ponerse al frente de los Thunderbolts, y ese fue el origen de que Osborn pudiera terminar dirigiendo prácticamente Estados Unidos tras convertirse en el héroe de la resistencia contra los Skrull. Durante el Asedio a Asgard, Thor, Iron Man y Steve Rogers se vuelven a encontrar… y aún hay mucha mala sangre entre ellos. Durante el Reinado Oscuro, Tony Stark se ha reseteado a sí mismo, hay mucho de lo que ha hecho que no recuerda, entre ello lo que le llevó a apoyar la Ley de Registro o a clonar a Thor… pero lo hizo.

                Y un nuevo arranque, una nueva Edad Heroica, no podía permitirse que los tres grandes estén separados y enfrentados entre ellos. Y ese es el origen y el objetivo de Vengadores: Las Guerras Asgardianas. Tras el Asedio, y durante cinco números que transcurren antes de los primeros números de las diferentes colecciones de Vengadores surgidas de la lucha en Asgard (Vengadores, Nuevos Vengadores, Vengadores Secretos, Academia Vengadores…), Steve Rogers, Iron Man y Thor se ven transportados a un mundo mágico en el que parece que se han reunido fragmentos de los Nueve Mundos de Yggdrasil, el Fresno Mundial: Jotumheimn, Niffleheimn, Svartalfheimn… y el resto de los mundos parecen haberse unido, haberse mezclado... y sólo trabajando juntos, Steve, Tony y Thor podrían conseguir averiguar por qué… además de, por supuesto, evitar las siniestras consecuencias de lo ocurrido y detener a la artífice de todo esto, que, por supuesto, no podía ser otra villana más clásica que la propia Hela.
                Y creo que esto es lo que mejor define a Vengadores: Las Guerras Asgardianas. Todo, desde el argumento al dibujo de Alan Davis nos trae una sensación de que estamos ante un cómic completamente clásico, un trabajo antiguo que parece mentira que sea obra de Bendis. El enfoque de las historias, de las batallas, todo, tanto como lo plantea Bendis a como lo plasma Davis, es un homenaje y regreso a lo clásico, a la Edad Heroica tal y como todos la entenderíamos aún si no supiéramos de qué van a hablarnos. De hecho, probablemente sea el título que mejor representa lo que Marvel quería que fuera la verdadera Edad Heroica. No hay dobleces, los héroes son héroes y los villanos, villanos. Y los buenos luchan contra los malos, y todo lo que hacen, lo que dicen… todo es heroico. Bueno, todo salvo algo que Steve (ey, sí, Steve, el parangón de todo lo ético y moral) lleva a cabo, contando que en estos momentos tiene una relación de más que amistad con Carol Danvers. Pero claro, ni el propio Steve Rogers puede resistirse a los encantos de una elfa, y siempre se ha dicho que tiran más dos tetas que dos carretas…

                Bueno, no quiero contar mucho más. Si sois de los que os gustan los clásicos (y para aquellos fans de Alan Davis que pululan por el mundo), no lo dudéis, este es vuestro cómic. Si no… bueno, son cinco numeritos, y bastante entretenidos de leer. Pero sobre todo, no dudéis de que terminaréis la lectura con ganas de gritar “¡Vengadores, Reuníos!”.
                Y lo mejor de todo es que sabemos que lo harán…

lunes, 15 de agosto de 2011

LOS OTROS ÁNGELES

                Corre el año 1860, y la reina Victoria ha convertido el Imperio Británico en la que probablemente sea la mayor potencia que el mundo ha conocido. Las guerras napoleónicas llegaron a su fin hace décadas, y el Sabbat supo aprovechar para poner fin a su Guerra Civil y lanzar una ofensiva, una Reconquista en Europa del Este que llevó a la Espada de Caín a recuperar varias de las ciudades del Siebeburgen. Y además, para luchar contra el Infernalismo, se había establecido dentro del Sabbat una nueva organización, la Inquisición. Y fue precisamente la Inquisición quien envió notificación a Pier Francesco Orsini y a Mihail Pahlevitch de que deseaba reunirse con ellos en Kastroniké, en Zadar, el dominio de Mihail. Un tanto extrañados por la convocatoria, Mihail y Pier Francesco se reunieron en Kastroniké, y allí, esperaron la llegada de los enviados de la Inquisición.
                Su sorpresa llegaría al ver que el Inquisidor no era otro que su viejo aliado, el Malkavian Anthos, que llegaba a Kastroniké acompañado de su Templario, la Gangrel africana llamada Nehrab. Anthos estaba llevando a cabo una cruzada contra los Baali en nombre de la Inquisición, y buscaba la ayuda de sus antiguos aliados para hacer frente a los Infernalistas y encontrar un objeto que llamaban “el Corazón de Khay´tall”. Sus investigaciones en la gran biblioteca de Kastroniké revelaron que Khay´tall había sido un importante Matusalén Setita que había vivido en Constantinopla, antes de los días de la Cuarta Cruzada. En esa época, Khay´tall había sido asesinado, pero un ritual de Hechicería Setita realizado tiempo atrás había hecho que su corazón existiera fuera de su cuerpo, y según las pistas, había sido sacado de Constantinopla por un Ravnos, Gregorio Lakeritos, el Creador de Maravillas, que había muerto en la Saboya francesa en manos de la Inquisición mortal. Sabedor de que los Baali estaban persiguiendo el Corazón de Khay´tall, y Anthos había tenido visiones que le llevaron a sus antiguos compañeros, pensaron que lo mejor era buscar un Nido Baali en la región… y tanto Mihail como Pier Francesco conocían uno muy importante… Deva y la Catedral de la Carne.
                Los cuatro Cainitas se dirigieron a Deva, donde fueron recibidos por el Obispo de la ciudad, el Nosferatu Tahgril, descubriendo que algún tipo de criatura había surgido de la Catedral unos días atrás, desapareciendo luego hacia el Sur; para luego, dirigirse directamente a la Catedral de la Carne. Hacía mucho tiempo que la Catedral había dejado de ser un constructo Tzimisce para convertirse en un Nido de los Baali, y después, Raquel bar-Seraph y los Tremere, habían conseguido eliminar a los Infernalistas de la Catedral, que había permanecido vacía y como un lugar maldito desde entonces. Pier Francesco, Nehrab, Anthos y Mihail se adentraron en las entrañas de la tierra en aquel lugar olvidado de la mano de Dios. No había rastros de animales, y las paredes mostraban extraños símbolos cabalísticos que Anthos reconoció como parte de un hechizo de corrupción. Se escuchaban extraños sonidos procedentes del fondo de la cueva, y Anthos y Mihail percibían el latido de la propia tierra, aquella tierra maldita y consagrada a Kupala…
                Pero a quien encontraron en el corazón de la vieja Catedral de la Carne fue a Velya el Vivisector, Cardenal de la Tierra de Más Allá del Bosque, y con el que los personajes habían tenido sus más y sus menos muchos siglos atrás, en aquellos lejanos años en que investigaban la identidad del Arzobispo de Nod, Nikita de Sredetz. Velya, que había adherido mediante Vicisitud a su esposa a su espalda, la vampiro-niña Elaine Cassidy, había acudido a la Catedral tras notar una llamada de la propia tierra, y había acudido para descubrir que, aunque hacía mucho tiempo que los Baali habían abandonado la Catedral, habían dejado algo atrás. Un antiguo Matusalén Brujah, llamado Dominicus, había emergido de la Catedral cuatro días atrás. Al parecer, había acudido allí varios siglos atrás, permaneciendo prisionero de los Baali, y sólo ahora había abandonado la Catedral, convertido en alguien probablemente muy diferente a aquel que había entrado decidido a limpiarla de Baali. Velya sabía que aquel era el lugar en el que el pacto entre los Koldun y Kupala alcanzaba su máxima expresión, un lugar sagrado para los Tzimisce, y planeaba eliminar toda la corrupción Baali. Mihail decidió hacer a Velya partícipe de sus inquietudes sobre el Corazón de Khay´tall, y Velya, que sólo había oído hablar del Corazón en rumores, aunque sabía que tanto el Sabbat como los Setitas lo habían buscado desde muchos siglos atrás, les dijo que, para averiguar cualquier cosa sobre él, lo mejor que podían hacer era dirigirse hacia donde todo había comenzado. Y el origen de Khay´tall estaba en Egipto. Además, Velya sabía que el Corazón de Khay´tall se había convertido en un artefacto lo suficientemente poderoso como para hacer grandes prodigios.
                Los jugadores decidieron dirigirse a El Cairo, el dominio del Príncipe Caitiff Mukhtar Bey; y tras contactar con el Setita Andreas, especializado en transportar Vampiros, supieron que Bey tenía un carácter bastante aperturista, y que incluso había un representante del Sabbat en la ciudad, un Lasombra, el Obispo Munther al-Aswad. En un viaje organizado por Andreas, los personajes viajaron desde el puerto de Varna hacia El Cairo, encontrándose con grandes tormentas en el Mediterráneo, que estuvieron a punto de hundir el barco en el que viajaban en un par de ocasiones, hasta que finalmente alcanzaron el Delta del Nilo, y tras descansar algunos días en Alejandría, se dirigieron río abajo hacia El Cairo. Una vez allí, se presentaron ante Munther al-Aswad, que les recibió en su dominio del Banu Al-Lam´a, la khitta de los Lasombra en El Cairo. Munther les sugirió que acudieran a presentarse al Príncipe Mukhtar Bey, y así lo hicieron, siendo aceptados por el propio Príncipe en la ciudad, con la única condición de que supieran respetar la antigua tradición del Silencio de la Sangre, ya que no reconocían las leyes de la Camarilla y la Mascarada. Cuando salieron del palacio del Príncipe en Gezira, y mientras se dirigían a una de las plazas, en busca de alguno de los compañeros de clan de Anthos, se dieron cuenta de que un muchacho les seguía. Se trataba de un humano, y los personajes le atraparon y averiguaron que una mujer le había pagado en el zoco para seguirles. Acudieron al zoco, pero sólo encontraron una serpiente amarilla, que finalmente se escapó de ellos, aunque no antes de que Nehrab averiguara que “ella” la había enviado para observarles.
                Con el amanecer cerca, los jugadores decidieron dirigirse hacia la khitta de los Lasombra, donde estaba su refugio, y para su sorpresa, allí se encontraron con la líder de la khitta, la propia Fátima al-Lam´a, chiquilla del Rey Sharif y Sire de su anfitrión, el Obispo al-Aswad. Pero Fátima era una Antitribu, y su lealtad era para la Camarilla. Acudía en busca de los personajes no en nombre propio, sino de uno de sus antiguos. De hecho, Fátima les comunicó que Montano, chiquillo primogénito del propio Lasombra, y el más reconocido de la Antitribu Lasombra, quería reunirse con ellos y se encontraba allí, en El Cairo…

viernes, 12 de agosto de 2011

SMALLVILLE

                El 16 de Octubre de 2001 se estrenaba en Estados Unidos el primer capítulo de un proyecto que, a priori, no era demasiado llamativo. Su título era Smallville, y nos venía a traer las aventuras de un jovenzuelo Clark Kent en sus años de instituto. En aquellos primeros capítulos, veíamos como Clark se enamoraba de Lana Lang, comprobábamos los efectos que había tenido la kryptonita que había caído a la Tierra junto a la nave que había traído al joven Kal-El en los humanos de Smallville (convertidos en jóvenes monstruos psicópatas con poderes y todos ellos dispuestos a complicarle el día a Lana Lang), veíamos como Clark se iba acostumbrando e iba descubriendo sus poderes, y como se desarrollaba su amistad con Lex Luthor.
                Aquellos episodios eran autoconclusivos, y así lo fueron durante prácticamente tres o cuatro temporadas, capítulos con una estructura muy sencilla: aparecía algún afectado por los meteoritos, amenazaba a Clark o a sus amigos (Chloe Sullivan, Pete Ross o preferentemente Lana Lang), y Clark hacía lo apropiado para eliminar la amenaza y descubrir alguno de sus poderes, siempre a punto de ser descubierto por Lex Luthor (Michael Rosenbaum). El protagonismo de Tom Welling en el papel de Clark era indiscutible, aunque el personaje de Chloe Sullivan (Allison Mack) fue cobrando cada vez más importancia. Sin embargo, la serie no dejaba de ser simplemente pasable… Pero todo cambió a partir de la cuarta temporada.

                Aunque la estructura de capítulos prácticamente autoconclusivos continuaba, Smallville  se iba convirtiendo poco a poco en una historia río… y cada vez con más detalles frikis. De pronto, el micromundo de Smallville, donde sólo teníamos a Lex Luthor, Lana Lang, Clark y los Kent, se convertía en un gran mundo donde, temporada a temporada, iban incorporándose más personajes, la mayoría de ellos salidos de los comics. Aparecía Lois Lane (Erica Durance), y a los habituales de la serie se unía Oliver Queen (Justin Hartley), nuestro amigo Flecha Verde, que fue cobrando importancia en la serie hasta el punto de convertirse en un personaje mucho más interesante que el propio Clark en las temporadas séptima y octava, por ejemplo. Impulso, Cyborg, J´onn, J´onnz, Canario Negro, Aquaman, Zatanna… se fueron incorporando al reparto de la serie; mientras que los villanos se iban convirtiendo cada vez en más relevantes. El espectro de Zod, Brainiac, el propio Zod, Doomsday, Darkseid, un Lex Luthor cada vez más malvado… Guionistas de cómics relacionados con Superman, como Jeph Loeb o Geoff Johns se convirtieron en asesores de la serie. La Legión de Superhéroes, o la propia Sociedad de la Justicia, con un papel destacado para Hawkman, hicieron también sus apariciones en la serie. El Superman original del cine, Christopher Reeve, hacia su aparición como el doctor Virgil Swann, especialista en kryptonianos, siendo así el segundo personaje de las películas originales en aparecer en la seria (Annette O´Toole, que interpreta a Martha Kent, era Lana Lang en Superman 3), y más adelante, Teri Hatchett, de “Las Aventuras de Lois y Clark”, aparecía como madre de Lois Lane.

                Y todo iba a mejor. Cada vez la serie estaba más llena de sorpresas, de giros argumentales interesantes, de argumentos cada vez más complejos y mejor enlazados. Sí, efectivamente, no es el Superman de los cómics. La Liga de la Justicia se forma sin él, y sólo participa de forma renuente. Mueren personajes que en los cómics de Superman son imprescindibles, y podemos llegar a escandalizarnos por ello. Pero ey… no son cómics, no es el Universo DC oficial. Es Smallville. Pero la evolución de Clark Kent hacia Superman, no podía ser eterna, y tras diez años, ahora ha llegado el momento. En la décima temporada de Smallville, por fin hemos tenido la transformación definitiva, Clark deja sitio a Superman y lo hace contra un villano de lujo. No quiero contar mucho más, por si alguno aún está en el error de no estar viendo o haber visto ya Smallville.  Hoy, tras varios años (no diez, que yo no empecé a ver la serie a ritmo de emisión, la he visto completa en los últimos tres o cuatro años, más o menos), he visto el último capítulo de la serie, y he soltado mis lagrimitas al ver a Clark finalmente con la capa ondeando tras él.

                En fin, que quizá haya muchas opiniones contrarias por ahí… pero aquí queda la mía. Una serie que pasó de ser una serie más a ser una serie imprescindible para cualquiera que sepa lo que significa la S roja, para aquel que quiera ver una versión de cómo el joven hijo adoptivo de unos granjeros de Kansas se convierte en el mayor héroe y símbolo que el mundo conocerá nunca.
                ¡A ver Smallville!