No es la crónica de un mundo... es la historia de muchos.

domingo, 18 de diciembre de 2016

CALAVERAS Y GRILLETES: SAQUEADORES DEL MAR FEBRIL (II)

Después de su encuentro con la naga en las aguas del río junto al que se habían construido los Embozos del Destartalado, los aventureros permanecieron alerta, por si alguna otra amenaza llegaba desde la selva. Mientras Kio, Echidna, Evania y Sarah deambulaban por los Embozos, Vanderlay se convertía en el centro de atención en la taberna, narrando sus historias de lo ocurrido durante su viaje con Harrigan y el Promesa de Hombre, y Balon atendía a Osolechuza Esquilavenados, tratando de acercarse a él. Sin embargo, nada les preparó para lo que ocurrió al día siguiente, cuando un enjambre de avispas gigantes brotó de la jungla, atacando los Embozos. Varios trabajadores fueron heridos por los gigantescos insectos, y los aventureros trataron de contener algunas de ellas mientras los trabajadores buscaban refugio. Echidna consiguió encaramarse a una de ellas, mientras Balon, Evania y Trufa, Kio y Sarah se enfrentaban con ellas, y Vanderlay les apoyaba con sus canciones y efectos. Sufrieron varias heridas, especialmente Balon, pero finalmente consiguieron acabar con ellas y retirarse a un lugar seguro mientras las avispas se dispersaban. 

El Viento Fiel, primer barco asaltado por los aventureros.


Pero sin tregua, las campanas de los Embozos tocaron a alarma, y todos se dieron cuenta de que un galeón chelio, el Estrícido, había entrado en el estuario, y varios hombres habían desembarcado. Se prepararon para combatir de nuevo, pero se dieron cuenta de que los hombres formaban a la defensiva, y de que no eran soldados de Chelliax. Finalmente, se acercaron a ellos, descubriendo que se trataba de un confuso grupo de piratas al mando del capitán Merrill Palo Firme, que había llegado para embozar el galeón, y que estaba tan sorprendido como ellos al no haber visto la bandera que avisaba de que no debía acercarse pues ya había un barco. Merrill reconoció el Promesa de Hombre, y felicitó a los aventureros por haber golpeado así a Barnabas Harrigan, ofreciéndose a ser el padrino de su nuevo barco. Merrill se retiró de la bahía, volviendo a alta mar, mientras, después de que Balon preparara varias pociones de restablecimiento para él y sus compañeros, afectados por el veneno de las avispas, los aventureros se dirigieron hacia la torre de vigilancia. La alcanzaron sin dificultades después de que Evania tranquilizara a un pequeño grupo de jabalíes, y allí descubrieron al vigía, el anciano Lyle, muerto por la picadura de una avispa en el cuello, y encontraron a su mascota, un loro llamado Matarratas, que se encariñó de Vanderlay. Volvieron al poblado, donde asistieron a la ceremonia por la muerte de Lyle, y prosiguieron sus labores de reclutamiento y narración de sus aventuras, mientras Balon se encontraba con la hostilidad de Osolechuza y descubría con sobresalto que Azotes había muerto en la sentina por los picotazos de una avispa gigante a la que tuvo que enfrentarse el alquimista, antes de huir a la cubierta del barco, donde se encontró con que el cráneo enjoyado que habían encontrado en el Pelícano, estaba en el camarote del capitán. Inquieto, Balon lo devolvió a su lugar, lo que hizo que finalmente, decidieran marchar hacia Dahak a averiguar todo lo posible sobre ese objeto en cuanto el barco estuviera preparado.

Y sería al día siguiente cuando por fin se celebraría la inauguración del barco, bautizado como "Maldición de Besmara", al habitual brindis de "que la suerte acompañe a aquellos que rompan la Roca de las Mareas", recordando Vanderlay que la Roca de las Mareas era una pequeña fortaleza al sur de Motaku, dominada por la familia Smythee y que según las tradiciones, daba suerte a aquellos capitanes que la tomaban. Con el Maldición de Besmara preparado para partir, los aventureros embarcaron y pusieron rumbo al norte, hacia Dahak.

Pero en el camino, Echidna avistó un barco, y el capitán Shen dio la orden de poner el barco a toda vela, persiguiendo al otro navío. La persecución duró cuatro días, hasta que finalmente lo alcanzaron, reconociéndolo como el Viento Fiel, un barco mercante al que consiguieron asaltar con Sandara al timón. Mientras Evania convocaba criaturas y Balon manejaba las balistas, y después de recibir el golpe directo de un ataque de la catapulta del Viento Fiel, el resto de los piratas se preparo para el abordaje. El capitán Shen, Sarah, Vanderlay y Echidna consiguieron trabar sus arpeos con el Viento Fiel, abordando el barco, aunque Sarah cayó al agua. Cuando el Capitán, Vanderlay y Echidna se prepararon para luchar, se encontraron con la capitana del navío dispuesta a rendirse. Los piratas tomaron para ellos todo el cargamento de manufacturas, y expoliaron el Viento Fiel, llevándose la catapulta y el espolón, y dando a los marineros la opción de unirse a ellos, aunque no tomaron rehenes, y dejaron libre el Viento Fiel y a su tripulación después de obtener su botín y continuar su camino...

martes, 6 de diciembre de 2016

CALAVERAS Y GRILLETES: SAQUEADORES DEL MAR FEBRIL (I)

A bordo del Promesa de Hombre y decididos a convertirse en Capitanes Libres, los aventureros continuaron su camino hacia la Costa Serpentina, dejando atrás los arrecifes de la Cala de la Resaca, y manteniendo a Azotes prisionero en la sentina. En su búsqueda de los Embozos del Destartalado, se encontraron con un barco a la deriva, y decidieron averiguar qué pasaba. Con Sandara Quinn al timón, pusieron rumbo al navío, descubriendo que era un barco llamado "El Pelícano", que Balon creyó recordar como un barco "casi legal" que solía atracar de vez en cuando en Puerto Peligro, dirigido por el capitán Georgeus Hawkwood. El navío estaba abandonado, y pudieron abordarlo fácilmente. Mientras Vanderlay vigilaba, Balon y Evania exploraban el castillo de popa y Kio y Sarah bajaban a las cubiertas inferiores, encontrándose con que el barco estaba desierto, y aquí y allá había restos de algo que parecía ácido, e incluso algún resto humano. Mientras tanto, Balon y Evania encontraron los camarotes del capitán y los oficiales. En el camarote del capitán encontraron una joya grotesca, un cráneo de pez con dos aguamarinas de gran tamaño engarzadas en los ojos, y que desprendía magia, aunque Evania no podía identificarla, y en el de los oficiales, encontraron el diario de a bordo, para sorpresa de ambos, escritos por un tal Echidna Amiano, como el compañero al que habían perdido en las garras de los lacedones de la Cala de la Resaca. Leyendo el documento, Balon y Evania descubrieron que Echidna y su padre formaban parte de la tripulación del Pelícano, y que junto al capitán Hawkwood habían conseguido negociar con unos sirénidos en Colmillo de Dahak, donde habían obtenido aquel grotesco cráneo de pez. Como si una maldición hubiera caído sobre el barco a partir de ese momento, sus tripulantes habían comenzado a desaparecer, y otros a enfermar y morir, hasta que finalmente y cerca de la Costa Serpentina, el padre de los Amiano había puesto a su hijo enfermo en una balsa para alejarle del barco, mientras hablaba de lo que parecía ser una relación familiar entre los Amiano y algo llamado el Árbol del Dolor. Algo pasaba en el barco, y serían Sarah y Kio quienes se encontrarían cara a cara con ello al ser atacados en la sentina por dos cienos de cristal que les siguieron a cubierta, salpicándolo todo de ácido. Tras descubrir que eran inmunes a las bombas de fuego de Balon, se enfrentaron a ellos con armas físicas, aunque Sarah recibió algunas heridas por salpicaduras de ácido. los demás salieron indemnes, utilizando armas a distancia, y atacando incluso Vanderlay desde el Promesa de Hombre. Con los cienos muertos, terminaron de explorar el Pelícano, y pese a la oposición de Evania y las dudas de Sarah, Kio y Balon decidieron llevarse con ellos el extraño cráneo. Sandara lo examinó, sin encontrar en él nada particular, así que decidieron mantenerlo custodiado mientras se dirigían a los Embozos, pendientes de quizá encontrar también la solución al misterio de Echidna.

Selissa, una joven naga acuática que iba a almorzar y se llevó un susto... 


Descubrieron los Embozos del Destartalado en la boca de un río, oculta por un estuario, y allí fueron atendidos por su propietario, Merluza el Destartalado, que tras negociar con Vanderlay, acordó realizar los cambios en el barco por un precio de 3000 piezas de oro, en un plazo de siete días. Aceptaron el precio, y entonces, Kio preguntó si habían encontrado a un joven en una balsa unos días antes. Sorprendido, Merluza asintió, llevándoles junto a él, un muchacho mayor que el Echidna al que ellos habían conocido, y que despertaría de su coma cuando ello llegaron a la habitación. Después de tranquilizare, descubrirían que tenía amnesia, no recordando nada desde que el Pelícano había abandonado Puerto Sangreverde, en las tierras empapadas. Sería Tripas de Pez quien resolvería la situación, contándoles que el muchacho al que ellos habían conocido como Echidna Amiano, era en realidad la hermana menor de este, Lucero Amiano. Sorprendidos por la revelación, decidieron darle un tiempo a Echidna para que asumiera todo lo ocurrido, mientras Vanderlay comenzaba a reclutar gente para la tripulación del barco, acudiendo a ver a Echidna para ofrecerle unirse a ellos en sus viajes. 

Al día siguiente, mientras el Promesa de Hombre era remozado, Balon se adentró en la selva en busca de componentes para sus pociones y venenos, mientras Vanderlay trataba de extender las historias del grupo, y Kio (al que pronto se uniría Echidna), continuaba su labor de reclutamiento. Sarah y Evania serían invitados por los trabajadores a una partida de bolos en los muelles, donde se encontrarían de pronto tratando de repeler el ataque de una joven naga acuática desplazada por la sequía, cuyo veneno pondría en serios aprietos a Trufa y Sarah, aunque conseguirían retenerla el tiempo suficiente como para que Vanderlay, Echidna y Kio llegaran, acabando el ninja con la naga que ya había sido herida por sus compañeros. Merluza no dudó en reducir el precio de la reforma en 500 piezas de oro, y los aventureros en deducir que su estancia en los Embozos también podía ser interesante... 

jueves, 1 de diciembre de 2016

LAS CORTES DE LA TORMENTA: LOS LUGARES

¡¡Hola!!

Hacemos un breve paréntesis en el espíritu rolero con el que se ha quedado este blog para hablar de una gran noticia: el regreso de las Cortes de la Tormenta. Para los que no lo sepáis, si queda alguien que no lo haya oído ya, Las Cortes de la Tormenta es la primera parte de una trilogía escrita por el autor de este blog, o sea, yo. La Crónica del Dios Muerto será una saga de fantasía histórica (no vamos a decir ni fantasía épica, ni fantasía oscura, si el término no existe, me lo invento). Hace algo más de dos años, encontré una editorial que publicó esta novela, pero mi tránsito con ella ha sido... bueno, vamos a decir poco positivo, y tomé la determinación de encargarme yo mismo de publicar la trilogía. Así que ahora está disponible una nueva edición de la novela, con portada nueva (que esta vez sí tiene que ver con el libro) y nueva maquetación (muy muy molona), y en la que han tenido mucho que ver Marco Pérez, el ilustrador Pedro García y el maquetador, Miguel Pedrajas. 

Nueva portada y nueva maquetación.

Y hoy, a través del Iconocronos, me apetecía compartir con vosotros algunas imágenes de lugares de nuestro mundo que han tenido algo que ver con el Mundo, el entorno en el que transcurre La Saga del Dios Muerto. Otro día os pongo las caras de los "actores" para la serie... :)

Mont Saint Michel, a medio camino entre Morduigh y Shalmael.

El Monte Athos, una inspiración para Término.


Peña de Francia, en Salamanca, otra imagen para Término.

El Castillo de Coca, en Segovia, uno de los castillos del Sur de Llyr.

La Sainte Chapelle parisina, ¿la Catedral? ¿Algún otro templo de los Diez?




Más imágenes, más noticias y más curiosidades, en los próximos días...


domingo, 20 de noviembre de 2016

CALAVERAS Y GRILLETES: MOTÍN EN EL AMARGURA (VII)

Aprovechando la marea baja, los aventureros cruzaron la sala llena de fango, buscando restos de la criatura con tentáculos que les había atacado antes pero sin encontrarlos, de modo que decidieron continuar por la única galería que aún no habían recorrido. Balon fue el primero, mientras los demás se retrasaban debido a que Sarah tuvo algunos problemas a la hora de nadar, por lo que bloqueó la galería. Volviendo a encontrarse la galería inundada, Balon llegó a una sala amplia y profunda, en la que pudo ver a Sandara Quinn y Tam Tate prisioneros, engrilletados en la roca del techo, mientras algo se movía en las profundidades bajo el alquimista. Sus compañeros llegaron enseguida, y mientras Kio, Vanderlay, Sarah y Trufa trepaban para liberar a los prisioneros, Balon, Evania y Echidna se enfrentaban en el agua a lo que allí les amenazaba, aunque aquellas aguas eran turbias y apenas podían ver a lo que se enfrentaban. Tras evitar una maraña de algas y golpear varias veces a una criatura gigantesca que apenas veían bajo el agua, Balon, Echidna y los delfines de Evania consiguieron acabar con la criatura gigantesca, que cayó hacia las profundidades de la estancia, mientras recibían ataques de alguien que desde el fondo les arrojaba un arpón. Kio se zambulló para ayudar a sus compañeros, pero fue atrapado por las corrientes que le llevaron bajo el agua, donde pudo ver por fin a la criatura que les atacaba, una reina grindylow. Vanderlay, Sarah y Trufa consiguieron liberar a Tam y Sandara, y Evania comenzó a alejarse de vuelta a la galería. Echidna siguió a Kio a las profundidades, aunque el ninja trataba de mantenerse invisible ante los ataques de la reina grindylow.  Pero Echidna fue sorprendida por el ataque de un lacedón, que permanecía encadenado al fondo de la cueva. Ante los atónitos ojos de Kio, las garras y los colmillos del lacedón atravesaron la armadura de hielo de Echidna, causando una muerte sangrienta a la muchacha que se hacía pasar por un chico. Mientras Vanderlay y Sarah se llevaban a los cautivos siguiendo a Evania, Kio evitó a los lacedones y consiguió acabar con la vida de la reina grindylow, arrebatándole su arpón y sus posesiones, y saliendo de allí, dejando atrás el cadáver de Echidna. 

Movidos por el miedo y la tristeza de la pérdida, abandonaron las cavernas, saliendo al exterior, a Cala Resaca, donde Sandara utilizó la magia de Besmara para convertir su sombrero en una barcaza con la que navegaron hacia la playa donde los aventureros atracaron. Por el camino, Tam y Sandara les contaron cómo habían sido atrapados por los grindylows en el Promesa de Hombre durante la tormenta, y como después estos habían decidido utilizarles como cebo para atraer más humanos a los que devorar. Mientras descansaban y se recuperaban en la playa, Tam les confió el plan de Plugg y Azotes para acabar con ellos, probablemente en cuanto volvieran al barco, así que decidieron descansar y prepararse, planeando sus movimientos para el día siguiente. Después de discutir sus planes y de que Sandara utilizara sus poderes curativos para curarles, se dirigieron hacia el Promesa del Hombre, encontrándose con que Plugg les había preparado una bienvenida poco cálida. En cuanto se acercaron al barco, varios piratas les dispararon con sus ballestas. Vanderlay, Balon y Sarah saltaron al agua, mientras Sandara, Tam, Kio y Evania continuaban en la barca, ocultos por una niebla convocada por la sacerdotisa. Evania convocó varias águilas que atacaron a los marineros y a Plugg, dándoles un respiro, mientras sus compañeros alcanzaban, a nado o en la barca el Promesa de Hombre, intentando trepar a la cubierta, aunque era complicado sin arpeos ni útiles de abordaje. Balon alcanzó la cubierta con una de sus bombas, y Kio fue el primero en llegar arriba, utilizando sus shuriken para acabar con varios de los piratas. Sobre la cubierta, Plugg, Azotes, Cogward y Osolechuza les plantaron cara, fracasando Kio en su ataque sobre Plugg y recibiendo el empujón hidráulico del sable de este. Mientras Vanderlay trataba de alcanzar el barco por el otro lado, Balon, Sarah, Trufa y Sandara se iban encontrando en la cubierta, enzarzándose con sus enemigos. Finalmente, Balon consiguió dejar malherido a Plugg con una de sus bombas arrojada a bocajarro, aprovechando el momento Kio para acabar con la vida del antiguo contramaestre del Amargura; al tiempo que Trufa reventaba a Carmesí Cogward. Al ver lo ocurrido, Azotes se rindió y siguiendo las órdenes de los aventureros, ordenó a Osolechuza que se detuviera. Vanderlay se apresuró a buscar a Kroop y a Rosie, encontrándolos encadenados en la bodega, y liberándolos. Finalmente, los aventureros se encontraron siendo los propietarios (más o menos) de su propio barco. Arrojaron a Azotes a la sentina, y exploraron el barco, apropiándose de las pocas propiedades de Plugg y los suyos que allí había, haciéndose con el tesoro de Plugg. Decidieron seguir los planes originales de este, y dirigirse hacia los Embozos de Destartalado, en la Costa Serpentina, donde podrían cambiar el aspecto del Promesa de Hombre, y donde además, podrían encontrar tripulación, pues con nueve tripulantes, el barco era prácticamente ingobernable. 

Una nueva historia se abre para el Promesa de Hombre...


Kio Shen se convirtió en el nuevo capitán del Promesa de Hombre, ocupando el lugar que había sido de Plugg, y Sarah sería su segunda, la contramaestre del barco. Vanderlay sería el intendente, controlando el botín y el equipo del barco, mientras Balon, como condestable, tomaba a su cargo el mantenimiento y manejo de las armas de asalto de a bordo. Sandara se encargaría de pilotar la nave, Rosie sería la maestra de armas, Kroop el cocinero, y Evania se encargaría del mantenimiento tanto de la nave como de sus tripulantes... 

Una nueva etapa se abría ante ellos: la de convertirse en Capitanes Libres de los Grilletes. 

PROXIMAMENTE, EN SAQUEADORES DEL MAR FEBRIL...

Los aventureros han conseguido hacerse con su propio barco, pero aún tienen que hacerse con un lugar entre los Capitanes Libres de Los Grilletes. ¿Lo conseguirán, o serán olvidados y aplastados como pececillos en un mar de tiburones? Un viejo tesoro, una fortaleza que trae suerte, las aguas del Mar Febril... ¿y qué es el Árbol del Dolor y que tiene que ver con la familia de Lucero y Echidna? 

¡En los próximos episodios!

domingo, 6 de noviembre de 2016

CALAVERAS Y GRILLETES: MOTÍN EN EL AMARGURA (VI)

Utilizando como refugio los restos de la empalizada y después de apagar el fuego provocado por Balon en la cabaña, los aventureros decidieron refugiarse allí para pasar la noche, después de que al alquimista se asegurara de que no había más amenazas en el árbol ni alrededor de él. Realizaron varias guardias, y al amanecer, Echidna y el orangután Trufa despertaron sintiéndose enfermos a causa de los mordiscos recibidos de las putas del barco del día anterior. Balon les realizó algunas curas, pero continuaron febriles mientras se dirigían al suroeste, hacia el lugar donde Kio había visto a los grindylows con el sombrero de Sandara Quinn. Al acercarse, Kio se adelantó, descubriendo una pequeña cala, de aguas profundas y que se abría a una cueva cuyas aguas estaban muy agitadas. Kio, Balon, Echidna y Sarah saltaron al agua, y allí fueron atacados por un grupo de pequeñas estirges que trataban de hacerse con su sangre. No les costó mucho alejar de ellos a los parásitos, y finalmente Vanderlay, Evania y Trufa se unieron a ellos, aunque Evania sufrió una caída poco acertada.

Lacedones, una de las trampas de los grindylows.


Una vez en la cala, se dirigieron al interior de la cueva inundada, aunque Sarah y Evania tuvieron problemas a la hora de nadar en aquellas aguas tan revueltas, hasta el punto de que la mediana se vio arrastrada por las corrientes y tuvieron que rescatarla entre Balon y Echidna cuando estaba a punto de perecer ahogada. Una vez que consiguieron reagruparse, comenzaron a explorar el interior de las cavernas, encontrándose enseguida con un puñado de grindylows que les asaltaron golpeando y retirándose a las profundidades de la sala. Pusieron en serios aprietos a Evania y Sarah, aunque finalmente consiguieron reagruparse sobre un islote y rechazarlos. Finalmente, continuaron adentrándose en la cueva, siguiendo un estrecho pasillo que les condujo a una sala en la que en cuanto Kio entró, el agua se volvió negra. Asustados por el efecto, se mantuvieron pegados a las paredes de una sala con los muros llenos de calaveras y huesos llenos de gusanos, a los que Vanderlay se encaramó para mantenerse lejos del agua. Y lo hizo con acierto, porque Sarah sufrió un violento ataque procedente del agua, que laceró sus piernas con gravedad. Echidna consiguió sacarla de la sala, volviendo al pasillo en el que aún permanecían Evania y Balon. Mientras se retiraban, Vanderlay, que cerraba el grupo, fue atacado por unos tentáculos, de los que recibió un golpe. Huyendo de aquella habitación, buscaron otro camino, encontrándose con una peligrosa trampa, una reja con púas que cayó sobre ellos, arrastrando a una gravemente herida Evania al fondo de la cueva.

Echidna consiguió llegar a ella y estabilizarla in extremis, aunque luego tuvieron que esforzarse mucho para sacarla de debajo de la reja y evitar que se ahogara.  Balon, Echidna y Trufa intentaron levantar la reja, mientras que Kio intentaba desactivar el mecanismo y Sarah y Vanderlay vigilaban no sufrir nuevas emboscadas. Vanderlay trató de llegar abajo para lanzar un hechizo de curación, pero no consiguió concentrarse y finalmente, Balon tuvo que utilizar sus pociones de fuerza y de crecimiento de gigante para finalmente arrancar la reja y sacar a Evania del fondo. Mientras la marea comenzaba a retirarse, consiguieron curar a Evania, y tuvieron un fuerte debate sobre qué hacer. Mientras Echidna y Evania querían regresar al barco, el resto de sus compañeros votaron por seguir en busca de Sandara y de Tam Tate. Tras un nuevo enfrentamiento con un grupo de grindylows, recuperaron el sombrero de la sacerdotisa de Besmara, y continuaron adentrándose en la cueva. Mientras exploraban una reja temiendo una nueva trampa, Echidna y Kio fueron heridos por las garras de dos lacedones atrapados bajo una reja, aunque Vanderlay y Balon consiguieron sacarlos antes de que fuera demasiado tarde, para encontrarse con que el camino les llevaba de nuevo a la sala en la que el agua se había vuelto negra.. Aunque ahora no había agua y solo quedaba una sala llena de fango... 

domingo, 30 de octubre de 2016

CALAVERAS Y GRILLETES: MOTÍN EN EL AMARGURA (V)

Con el sol ya en el cielo, los aventureros dirigieron la barca en la que se encontraban hacia la isla, dejando a la tripulación del Promesa de Hombre tratando de arreglar el barco. Buscando un lugar donde fondear, encontraron una pequeña población en la costa norte de la isla, aunque al no encontrar un lugar discreto donde desembarcar, decidieron continuar explorando, encontrando una playa en una bahía al sureste. Mientras se acercaban, Evania  divisó una figura humana de pie en la playa, y al acercarse, pudieron ver que era un esqueleto sujeto a un palo, atado con tendones, y con numerosas muescas y heridas en todos los huesos. Con cuidado, fondearon la barca y exploraron la playa, divisando dos caminos, uno que se dirigía al norte a través de la jungla, y otro que se adentraba en esta hacia el oeste. Además, al sur de la playa, parecía haber unas tierras de cultivo. Finalmente, tras acabar con unos cangrejos gigantes que pusieron en aprietos serios al equipo, consiguiendo incluso herir de gravedad a Echidna, decidieron seguir el camino del norte, siguiendo las indicaciones de un pájaro al que Evania había convencido para que les diera la dirección donde poder encontrar agua dulce. 

El ankheg, gran amigo de Balon.


Según avanzaban hacia el norte, se fueron adentrando en una espesa jungla que terminó convirtiéndose en un pantano, donde fueron atacados por una plaga de mosquitos de la que consiguieron escapar, para dar con un claro, donde había una tienda de seda apoyada en un árbol bastante frondoso, un claro inundado por un olor pútrido. Mientras Echidna se concentraba en detectar rastros de magia y descubría rastros de nigromancia, Kio se acercó de forma sigilosa, sólo para darse cuenta de que los habitantes de la tienda ya les habían sentido. Tres mujeres ghoul aparecieron por sorpresa desde la tienda, enzarzándose en combate con Kio, Echidna y Trufa; mientras los demás trataban de ayudarles desde la distancia. Finalmente, acabaron con ellas, examinando el tocador, encontrándose con ropas y elementos de gran riqueza, impropios de un lugar como aquel. Continuando hacia el norte, se encontraron con arenas movedizas, y varios de ellos trataron de cruzarlas usando los pilotes de un viejo puente. Mientras Vanderlay cruzaba usando los árboles, Kio y Evania cruzaron por los restos del puente. Evania se cayó y Kio fue arrojado a las arenas por una rana gigante, mientras otra trataba de acabar con la druida mediana. Consiguieron acabar con las ranas, y llegar al otro lado con bastantes esfuerzos, para encontrar finalmente la aldea, que estaba abandonada, según Vanderlay, desde al menos cincuenta años atrás, y sin rastros de agua potable. Tras recorrer la población, y pese a las dudas de Echidna, se dirigieron hacia un promontorio situado al este, donde encontraron las ruinas de una atalaya y una almenara. Desde arriba, obtuvieron una panorámica de la isla, viendo las tierras de cultivo del sur, y una empalizada que se encontraba en las colinas del oeste, a la que se llegaba por el otro camino de la playa. Pensando que quizá allí encontraran agua dulce, volvieron a la playa bordeando la costa, volviendo de noche al lugar en el que habían atracado. Allí se dirigieron hacia las tierras de labranza, en las que Kio y Balon se adentraron, seguidos de cerca por Evania. En el interior, Kio golpeó accidentalmente una cabeza clavada a un palo, provocando que una plaga de reznos les atacara, provocando el caos. Kio trató de huir, adentrándose en las tierras. Balon encendió una antorcha, y comenzó a escapar, prendiendo fuego a las hierbas, pero fue atrapado por una criatura que le atacó desde un túnel subterráneo, dejándole al borde de la muerte. Su grito alarmó a sus compañeros, que se adentraron en el campo ardiente en su busca, en un mar de confusión. Kio, Evania y Echidna consiguieron terminar dando con los restos de su amigo, mientras Vanderlay vigilaba desde el exterior, confuso por los gritos contradictorios que llegaban del interior. Kio consiguió sacar a Balon de las fauces de su atacante, que les atacó con ácido. Finalmente, consiguieron escapar del sembrado, dejando que la criatura muriera (o no) entre las llamas.

Cansados y heridos, continuaron hacia la empalizada, habiendo perdido ya cualquier discreción que pudiera quedarles. Siendo ya noche cerrada, encontraron la empalizada, entrando Vanderlay y Echidna a explorar, y dando por fin con un manantial de agua dulce. Mientras Vanderlay avisaba a sus compañeros, Echidna buscaba magia en la parte interior de la empalizada, siendo atacada por dos ahogadores de las enredaderas mientras estaba concentrada. Sus compañeros consiguieron evitar que se la llevaran, aunque Kio quedó también herido, y aunque finalmente acabaron con los ahogadores, el ninja y la oráculo se quedarían fuera. Vanderlay, Evania y Balon entraron en la parte interior de la empalizada, donde había un cadáver ahorcado, colgando de una cadena. Exploraron la habitación, encontrando algunos objetos, y cuando Balon se acercó al cadáver, este trató de alcanzarle, aunque el alquimista consiguió evitarlo. Las moscas que cubrían al ahorcado  llenaron la habitación, y escaparon de la sala con algunas nuevas heridas, para reunirse en el exterior con Kio y Echidna. Mientras estaban dentro, Kio había encontrado un catalejo orientado hacia una cala en el sur de la isla... y allí, vio a dos grindylows jugando en el agua... y uno de ellos tenía el sombrero de Sandara Quinn... 

lunes, 24 de octubre de 2016

CALAVERAS Y GRILLETES: MOTÍN EN EL AMARGURA (IV)

Tras avistar un barco en el horizonte, de inmediato el Amargura se dispuso a perseguirlo, descubriendo que se trataba de un mercante rahadoumita llamado "Promesa de Hombre". Ryaris Krine, la condestable, distribuyó por la cubierta del barco a los miembros de la tripulación del Amargura, situando a los aventureros sobre el castillo de popa, dándoles como misión tomar el control del timón del Promesa de Hombre y asegurarse de que no huyera nadie del barco. También les ordenaron que no hicieran daño serio al barco, ya que el Capitán Harrigan lo quería como botín. Con los nervios agarrados al estómago, se prepararon para su primer abordaje, preparando los arpeos y sus armas, para asaltar el Promesa de Hombre. 

Los misteriosos asaltantes del Promesa de Hombre... Los Grindylows...


Finalmente, y después de recibir algunos disparos de ballesta que alcanzaron a Evania, se pusieron al alcance de las armas de abordaje del Amargura, y Echidna y Sarah fueron los primeros en lanzar sus arpeos hacia el otro barco, mientras en retaguardia, Vanderlay comenzaba a recitar con voz tan potente que fue capaz de imponerse al ruido del barco y a la niebla convocada por la maga del Amargura, Quisquillosa Cuartodepenique, en una letanía que envalentonó a sus compañeros. Balon comenzó a lanzar bombas de fuego hacia el otro barco, mientras Echidna y Sarah llegaban las primeras a la cubierta del Promesa del Hombre. Uno de los virotes de los defensores se hundió con brusquedad en el pecho de Sarah, mientras Evania enviaba a Trufa al Promesa, seguido de Balon. Echidna, Trufa y Balon consiguieron asegurar la cubierta mientras Kio se unía a ellos, siendo Vanderlay y Evania los últimos en cruzar al otro lado, después de que la druida convocara a varias águilas para entorpecer a los defensores del Promesa de Hombre, varios soldados rahadoumitas armados con ballestas y espadas cortas. En una grieta de la niebla, pudieron ver como un marinero rahadoumita amenazaba la espalda del propio capitán Harrigan, y Sarah saltó desde el castillo para interponerse, salvando al capitán y recibiendo una herida mortal. Mientras Echidna acudía en su ayuda, sus compañeros aseguraron la cubierta de popa, de donde una explosión que hizo temblar el barco, arrojó al Vanderlay, que de pronto se vio nadando entre tiburones. Con ayuda de Echidna, el bardo no tardó en subir de nuevo a cubierta, mientras sus compañeros se enfrentaban a un grupo de rahadoumitas que trataban de escapar en uno de los esquifes. Sarah fue herida de nuevo, y Trufa la cubrió mientras sus compañeros acudían en su rescate. Aunque no consiguieron impedir que uno de los rahadoumitas botara el esquife, dejando atrás a sus compañeros, Balon evitó que escapara con una bomba ígnea. Y mientras Echidna arrastraba a la moribunda Sarah a salvo, después de ver una breve aparición de Harrigan con un corazón en la mano, sus compañeros tuvieron que hacer frente a otro grupo de rahadoumitas, liderados por una oficial armada con una pica mágica, que estuvo a punto de arrojar de la cubierta a Evania, aunque Vanderlay la neutralizó con uno de sus hechizos. Finalmente, acabaron con los soldados, y Kio terminó con la vida de la oficial. La niebla comenzó a dispersarse, y los marineros del Amargura se dieron cuenta de que habían triunfado. Harrigan empezó el grito de victoria, y los demás, aventureros incluidos, lo siguieron. 

Mientras se desarrollaba la celebración a bordo del Amargura, Harrigan convocó a todos sus hombres, repartiendo el botín (y entregando un amuleto mágico a Sarah, como agradecimiento por su intervención), y les explicó que iba a designar una tripulación de presa para el Promesa de Hombre, que llevaría el barco a Puerto Peligro para reclamar un rescate por él. Los rahadoumitas supervivientes se unirían a la tripulación del Amargura, y el Señor Plugg quedaría al mando del Promesa de Hombre. El propio Plugg elegiría una tripulación de presa, que él lideraría junto a Azotes. Evidentemente, Plugg eligió a buena parte de sus seguidores, además de Tripas de Pez Kroop, Rosie la Malhablada, Sandara Quinn... y los personajes. Destinados ahora al Promesa de Hombre, los aventureros quedaban bajo el mando de Plugg, que se mostró un líder mucho más bronco aún que el Capitán Harrigan, reduciendo el tiempo libre y el ron a sus marineros, y dando a los personajes y sus aliados los trabajos más duros. En los primeros días, descubrirían que Plugg se alejaba del camino a Puerto Peligro, y Kroop y Tam Tates sospechaban que Plugg había puesto rumbo a la Bahía Serpentina, a un dique seco donde remozar el barco, del que probablemente se nombrara capitán, traicionado así a Harrigan. Mientras la tensión crecía en el barco, llegó una tormenta que les tuvo a todos trabajando a destajo... y tras la cual, Sandara Quinn y Tam Tate habían desaparecido. Plugg pensaba que se habrían caído durante la tormenta, pero Sarah encontró una muesca extraña en la cubierta. Cuando los demás descansaban, Evania, Vanderlay, Echidna y Kio salieron a explorar y buscar algún rastro que explicara la desaparición de Sandara y Tam, ya que creían que se podía tratar de un golpe de alguien de dentro del barco. Y mientras exploraban bajo la lluvia, fueron atacados por media docena de criaturas semejantes a goblins, pero con tentáculos en lugar de piernas, que hirieron a Kio y Echidna, aunque finalmente cayeron derrotados ante los aventureros.  Sin saber muy bien que estaba pasando, se deshicieron de los cadáveres y volvieron a sus habitaciones, para al día siguiente, encontrarse con que el Promesa de Hombre había encallado en un arrecife, cercano a una isla. 

Revisando el barco, Kio se encontró con una brecha de importancia en la cubierta principal, y con que el bidón del agua dulce roto y vacío. Plugg ordenó a los aventureros que fueran a la isla y consiguieran agua potable, y les dio 24 horas para regresar... 

domingo, 16 de octubre de 2016

CALAVERAS Y GRILLETES: MOTÍN EN EL AMARGURA (III)

La vida en el Amargura continuó igual que en los días anteriores, cada día los aventureros recibían sus deberes, y eran castigados cuando no lo hacían de forma adecuada, siendo especialmente castigada Sarah, que recibió en esos días varios latigazos. El Señor Plugh decidió divertirse a costa de ellos, y les presentó a su mascota, un bárbaro llamado Osolechuza Esquilavenados, no demasiado inteligente pero con puños como mazas. Plugh apostó cien monedas de oro para el personaje que pudiera vencer a Osolechuza en una pelea a puñetazos, sin armas y sin trucos mágicos, de lo que se aseguraba la maga Quisquillosa, que lo observaba todo desde el castillo de proa. Finalmente fue Kio Shen el que aceptó el desafío, y en los primeros movimientos consiguió despistar a Osolechuza y propinarle varios golpes, hasta que viendo que su "campeón" perdía, Plugh le lanzó un garrote. Balon consiguió hacer llegar también un garrote a Kio, pero el ninja decidió respetar las reglas del juego, lo que casi le costó la vida, ya que Osolechuza consiguió conectar un par de golpes que dejaron a Kio en el suelo y al borde de la muerte. Sólo la intervención de Sandara Quinn y de Evania consiguió evitar que Kio perdiera la vida. Además, en esas noches, Evania consiguió deslizarse hasta el pañol de la intendenta, donde encontró varios cofres y taquillas que contenían objetos mágicos. La druida abrió uno de los cofres, disparando una trampa que la hundió una flecha en las costillas y a punto estuvo de morir allí, aunque consiguió curarse utilizando sus hechizos, y robó de pañol varias pociones, un equipo de disfraz y una lupa. 

El Señor Plugg, contramaestre del Amargura.


En los siguientes días, consiguieron afianzar su amistad con algunos de los marineros, recuperando cada uno de ellos finalmente su equipo de manos de Grok Garganta Cortada, Además, Vanderlay consiguió acercarse a Tam Tate, un enano muy próximo a Azotes, que le advirtió de la animadversión que Azotes y Plugh sentían hacia ellos, avisándoles de que tuvieran cuidado. El tiempo comenzó a torcerse, y finalmente, se desató una gran tormenta sobre el Amargura, que mantuvo a los personajes ocupados durante todo el día, empapados y sacudidos por la tormenta. Sarah sufrió un accidente serio al caerse desde el palo mayor, y Rosie la Bien Hablada cayó al agua después del golpe de un cabo. Por suerte, Balon estaba lo suficientemente cerca para arrojarle un cabo con extraordinaria destreza después de utilizar una de sus pociones, y Vanderlay consiguió sujetar a la mediana con sus trucos, atándola a la cuerda. Evania convocó un águila para salvarla, mientras Chufa tiraba de la cuerda junto a Kio y Balon, pero el ave fue sacudida por los poderosos vientos de la tormenta, y acabó desapareciendo. Finalmente, Rosie consiguió hacerse con la soga y los aventureros la llevaron a cubierta, continuando sus trabajos al día siguiente, mientras la tormenta amainaba. 

Decidido a dar una lección a Azotes, Balon consiguió convencer a Kio de que le ayudara a infiltrarse en el camarote de los oficiales, para tratar de poner en su contra a los oficiales del barco, para lo cual utilizó un elixir de disfraz, pero Kio no fue capaz de abrir la puerta, así que no pudieron realizar a cabo su venganza. Al contrario, al día siguiente, el Señor Plugh les envió a un arrecife a capturar cangrejos para la cena del capitán Harrigan. Mientras cazaban cangrejos, se encontraron con varios grandes crustáceos, tres garracifes que pusieron en aprietos especialmente a Evania, aunque consiguieron matarlos y llevárselos a Harrigan, que se mostró satisfecho, ya que los garracifes eran un auténtico manjar. Por orden de Harrigan, Kio recibió el resto de su equipo, y al día siguiente, la condestable Rioris les enseñaría a abordar un barco. 

Efectivamente, al día siguiente Rioris les llevó en dos tandas a un bote a varios metros del barco para enseñarles a usar los arpeos de abordaje mientras sus compañeros les arrojaban verduras podridas y cubos de agua sucia para impedírselo. Balon (utilizando sus elixires) y Kio fueron los más hábiles, mientras que Evania, Vanderlay y Sarah cayeron varias veces al agua consistiendo su premio en varios latigazos.

Y por fin, tras el largo viaje que no parecía tener un destino claro, avistaron un barco y el capitán Harrigan ordenó a todos prepararse... Irían al abordaje. 

domingo, 2 de octubre de 2016

CALAVERAS Y GRILLETES: MOTÍN EN EL AMARGURA (II)

El amanecer del segundo día a bordo del amargura confirmó que lo que habían vivido no era una pesadilla. La campana de a bordo y las voces del Maestro Azotes les despertaron en su coys de la cubierta inferior; realmente habían sido enrolados en la tripulación del barco pirata a las órdenes del capitán Bárnabas Harrigan. Así que trataron de apresurarse y dirigirse a la cubierta principal para recibir sus órdenes, pero un grupo de cuatro piratas, dirigidos por una de las tripulantes, Aretta, se interpuso en su camino. Al parecer tenían ganas de pelea, y se enfrentaron a los personajes sin sacar armas en las escaleras. Mientras Balon, Sarah y Evania se enfrentaban a ellos de frente, Vanderlay, Kia y Echidna se deslizaban hasta situarse tras ellos, dándose cuenta de que buena parte de la tripulación estaba observando la pelea. Después de asustar a Aretta con los conjuros de fuego de Evania, las amenazas de Balon y un truco fantasmal de Vanderlay, otros dos piratas fueron heridos de seriedad, uno de ellos por un  nuevo conjuro de Evania, y otro cuando Echidna le hundió el cuchillo que había robado el día anterior de la cocina en la pierna. La aparición del Maestro Azotes detuvo la pelea, y aunque Balon, Kia y Vanderlay se esfumaron con la multitud, Azotes centró su atención en Echidna, acusándola de robar en las cocinas. Su sonrisa no auguraba nada bueno para la muchacha, pero los castigos llegarían al anochecer, así que todos se volcaron en sus tareas, salvo Sarah, que como castigo por su sublevación del día anterior fue encerrada en el sudadero, una pequeña caja metálica situada a pleno sol en la borda de babor. Tras algunas horas y pese a la ayuda de Vanderlay, Sarah perdió el sentido y pasó el día desvanecida. Mientras realizaban sus tareas, comenzaron a relacionarse con los otros tripulantes, consiguiendo Kia y Balon acercarse a Grok Cuello Cortado, la semiorca que custodiaba el pañol, y que devolvió a Kia el wakizashi que aún permanecía en el pañol, asustada cuando este comenzó a hablar de que los espíritus de sus antepasados estaban en las espadas. 

Sandara Quinn, Sacerdotisa de Besmara y aliada.


En los días siguientes, continuarían con sus acercamientos, consiguiendo ganarse Vanderlay a la tripulación con sus canciones tras la puesta de sol, consiguiendo la amistad de la mediana Rosie la Bien Hablada, a quien Kia consiguió devolver su violín, Evania buscó a Trufa, cada vez más preocupada al no encontrarlo y al servirse al capitán un simio en una de sus comidas uno de los días, con Echidna tratando de mantener a la tripulación alimentada tras las continuas borracheras de Tripas de Pez, y Sarah volcándose en hacer bien sus trabajos, y consiguiendo derrotar a varios piratas jugando a la Pota, a base de beber el fuerte ron del barco. También se encontraron con la hostilidad de otros tripulantes, como Aretta y Chiste Ictérico, el orco al que Echidna había herido, el gnomo Conchobar, y otros; aunque lo cierto era que Grok, Rosie, Tripas de Pez y Sandara cada vez estaban más a su favor. 

El cuarto día se encontraron con una invasión de ratas gigantes en la sentina, y enviaron a los seis a limpiarla. Consiguieron algunos garrotes, además de que Kia llevaba sus espadas y Evania una daga que había conseguido de la cocina mientras buscaba a Trufa. En la sentina, consiguieron hacer frente a las ratas gigantes, sufriendo Kia y Echidna algunas mordeduras serias, y encontrándose también con los mordiscos de peligrosas arañas de sentina, que consiguieron envenenar a Balon. Finalmente, decidieron aprovechar el momento para explorar la sentina, encontrando varias cajas con una armadura de cuero, tres mazas pesadas y un puñado de monedas de plata. Encontraron también un hacha de mano y una rodela, y se retiraron a las escaleras para repartirse aquel pequeño botín... sorprendidos cuando al final Trufa hizo su aparición, escuálido y débil, entre las cajas de la sentina. Esa noche, mientras Echidna conseguía derrotar en un pulso a Conchobar, Balon conseguía que Grok le devolviera sus equipo de alquimista, y Vanderlay cantaba mientras Rosie tocaba el violín, Sarah se dio cuenta de que Azotes les miraba, siniestro, antes de desaparecer en sus aposentos. 

domingo, 25 de septiembre de 2016

CALAVERAS Y GRILLETES: EL MOTÍN DEL AMARGURA (I)

¡¡¡Vuelve la temporada rolera!!!

Y lo hace con una nueva crónica de Pathfinder. ¡Importante! ¡Aviso de SPOILER! Si no habéis jugado a la Senda de Aventuras CALAVERAS Y GRILLETES y queréis jugarla, no sigáis leyendo. Que os lo vais a destripar...

Seguimos bajo vuestra propia responsabilidad...

Los Grilletes son unas islas que forman parte de Golarion, el mundo en el que se desarrollan las aventuras del juego de rol Pathfinder, y en las que se encuentra una ambientación de juego sobre los clásicos piratas, como en las pelis de Errol Flynn, la Isla del Tesoro o Black Sails. Las Islas de los Grilletes se encuentran bajo el gobierno de una serie de piratas que se hacen llamar Los Capitanes Libres, dirigidos por el Rey del Huracán, un rey pirata que reside en la principal ciudad de los Grilletes, Puerto Peligro. 

Marco ha decidido que esta vez su personaje será Vanderlay d´Hermes, un joven aprendiz de bardo, de diez años, un niño de la calle que sueña con la riqueza y la gloria de los piratas, y que ya se ha colado en algunos viajes como polizón, lo que le ha llevado a Puerto Peligro. Paloma maneja a Evania, una Mediana Druida, procedente de una exótica isla, más acostumbrada a vivir en la naturaleza que a mezclarse con otras personas, y que había llegado a Puerto Peligro junto  a su familiar, un orangután llamado Trufa. Vicente ha pensado que esta vez quiere repartir ostias como panes, y lo ha hecho con una exploradora, Sarah Lark, con bastante mala leche y que tiene un concepto muy particular de lo que es satisfacer a los hombres. Carlos es esta vez un Alquimista humano, Balon Olli, ambicioso y orgulloso, procedente de una larga dinastía de piratas, y que está decidido a que ellos se conviertan en los antepasados de Balon Olli, y no al contrario. José Luis, que parece que va a seguir siendo el más exótico de los jugadores, maneja un ninja-no-oriental, llamado Kia Suen, que se ha apartado de su hermandad de asesinos en busca de su propia libertad. Y por último, Vero se ha puesto en la piel de una joven, Lucero, una Oráculo de las Olas, que perdió a su familia y que ha acudido en su búsqueda a Puerto Peligro, haciéndose pasar por un chico con el nombre de Echidna. 

Barnabas Harrigan, Capitán del Amargura


Todos ellos se encontraban por casualidad en la misma posada en la misma noche, y sin saberlo, coincidieron allí con el Maestro  Azotes, uno de los tripulantes del Amargura, el barco del infame capitán Barnabas Harrigan, que buscaba nuevos tripulantes. Tras pagar a los posaderos una buena cantidad de oro, Azotes consiguió que le ayudarán a drogar o emboscar a los personajes, que se encontraron al día siguiente recuperándose del efecto de las drogas que les habían deslizado en la comida y la bebida en el interior de un barco bajo la mirada del Maestro Azotes y seis de sus hombres. Vanderlay reconoció enseguida el Amargura como el navío de Harrigan, y tanto él como la mayoría de sus compañeros siguieron las órdenes de Azotes, aunque Sarah se mostró bastante reticente, Además, todo su equipo había desaparecido, convertido en botín del barco, y Trufas parecía no estar a bordo. 

En la cubierta principal del barco escucharon el discurso de "bienvenida" de Harrigan, que les informó que habían sido enrolados en el Amargura, y que quedaban bajo las órdenes de su Primer Oficial, el Señor Plugg. Plugg procedió a hacerse cargo de los nuevos reclutas, probando cómo se desenvolvían entre jarcias y aparejos, Sarah fue la más rápida a la hora de llegar al puesto del vigía, así que Plugg la envió con los aparejadores, mientras que Echidna pasaba a las cocinas, como ayudante de Tripas de Pez Kroope, el cocinero, un hombre gordo y borracho que la avisó de que el Amargura era auténtico veneno, mientras la enviaba luego a pescar. El resto fueron enviados a realizar diversas tareas de grumete: Balon tuvo que fregar la cubierta, Evania se ocupó de las pesadas cuerdas y cabos, y Vanderlay fue enviado a limpiar la sentina. Sarah tuvo varios problemas a la hora de realizar su labor entre las cuerdas, y en la sentina, un espacio oscuro y maloliente lleno de telarañas y agua salobre, el muchacho se encontró con un hombre encadenado que se hacía llamar Jakes y que rogaba clemencia, y que le liberaran. Tras despistar a sus compañeros de la sentina, Vanderlay consiguió averiguar que Jakes había sido pillado robando en el pañol de la intendente, la semiogra Grok Garganta Cortada, y que estaba cumpliendo su condena. En aquel momento, Vanderlay decidió que no podía hacer mucho, aunque pensó en volver más tarde para ayudar a Jakes, y en un rincón de la sentina, encontró una bolsa podrida con cincuenta monedas de oro que alguien había perdido allí.  

Cuando acabaron sus tareas, volvieron a reunirse en la cubierta principal, donde Harrigan les explicó que llegaba la Hora Sangrienta, el momento de los castigos. El castigo por el fallo de Sarah eran tres latigazos, pero ella se encaró con el capitán, que decidió que los recibiera con el látigo de nueve colas de Plugg. La exploradora empuñó los nudillos de cobre que había conseguido esconder, y se enfrentó al Primer Oficial y dos de los tripulantes, que finalmente la redujeron Harrigan permitió que Echidna la curara, pero determinó que al día siguiente, la mujer se pasaría doce horas en el sudadero como castigo. Después, llegó el momento del castigo de Jakes, que fue pasado por la quilla, lo que acabó con su vida, y siguiendo las órdenes de Harrigan, fue dejado como pasto para los tiburones.  Vanderlay acabó agotado, casi durmiéndose por las esquinas mientras, con la borrachera de Kroope, Echidna tenía que encargarse de repartir las raciones de ron y bizcocho de la tripulación, bajo la atenta mirada de Plugg y Azotes. Mientras cenaban, se acercó a ellos una mujer, que se presentó como Sandara Quinn, sacerdotisa de Besmara. Ella también había sido enrolada a la fuerza en el Amargura, y quería ayudar a los personajes. Y lo hizo, entregándoles el libro de fórmulas de Balon y uno de los wakizashi se Kia, explicándoles que había podido convencer a Grok de que se los entregara.

Siendo ya noche cerrada, fueron conducidos a la cubierta inferior, donde se encontraban los coys y las taquillas de la tripulación, y donde pasarían su primera noche en el Amargura... 

domingo, 14 de agosto de 2016

RAVENLOFT: LAS RAÍCES DEL MAL, CAPÍTULO FINAL.

A toda prisa y espoleados por los eventos que habían ocurrido el día anterior en el Castillo Ravenloft, con la muerte del Rey Barov y el secuestro de la Reina Kristiana, los aventureros siguieron los ojos de la Filacteria de Azalin y se dirigieron hacia Vallaki, En el camino, en el paso de Svalich, se encontraron con una Conjunción que les hizo ser atacados por varias entidades, una banshee, huecuvas, ghouls y momias. La magia de Balduin les permitió adelantarse, dejando atrás a tan peligrosos enemigos, para ir a caer a las dudosas manos del propio Inajira, que se presentó ante ellos como un aliado. Inajira les explicó que él era un intermediario entre poderes, y que Strahd le había engañado muchos siglos atrás, reteniendo su Libro de Mantenimiento, donde se recogían los contenidos de todos sus contratos, y sin los que no podía volver a su hogar, en el plano de Gehenna. Inajira les ofreció su ayuda a cambio de que recuperaran para él su Libro de Mantenimiento, a cambio de lo que les devolvería a la Reina Kristiana, Aunque los personajes se opusieron en principio, ya que realmente él se había llevado a la Reina, Inajira se mostró como un poderoso aliado, especialmente cuando Strahd hizo su aparición. Mientras los aventureros se oponían a Strahd, sus nuevos aliados Barovianos, Thormurray y Anebroun, se enfrentaban a Inajira, hasta que este fue expulsado de allí por una palabra de mando de Strahd. El Lord Vampiro les pidió una tregua, pues les necesitaba como aliados. Strahd les mostró su deseo de volver a Ravenloft, donde era un auténtico señor todopoderoso, y para ello, debía ayudarles a debilitar la Gran Conjunción. Para ello, Strahd les indicó que debían encontrar a Azalin, escondido en Vallaki, y convencerle para que volviera a enviarles atrás en el tiempo, para evitar que él llevara a cabo su pacto con Inajira. Según Strahd, aquello podría tener dos posibles consecuencias: o bien desharía la Gran Conjunción, o incluso cambiaría toda su historia, al evitar que él creara Ravenloft. Para ayudarles, le entregó a Anebroun un pergamino con un hechizo que escondería la Filacteria de Azalin de los ojos del cadáver, para que pudieran presionar al archiliche. Además, les confió la palabra de mando que hacía desaparecer a Inajira, pero que sólo se podía utilizar una vez. 

Cerrando un extraño pacto con Strahd, regresaron a Vallaki, donde siguiendo los ojos de la Filacteria, encontraron el refugio de Azalin en un mausoleo del cementerio de la iglesia en la que Balduin había estado poco antes. Anebroun les convenció de realizar el hechizo de Strahd, y ante sus sorprendidos ojos, la maga desapareció, llevándose con ella la Filacteria. A pesar de desconfiar de ella, siguieron adelante. Berenice consiguió abrir las puertas, y se adentraron en el refugio de Azalin, bajo el cementerio. Allí tuvieron que hacer frente a algunos muertos vivientes, varias trampas y un acertijo que les llevó a rememorar todas las profecías que habían vivido en Ravenloft, teniendo que hacer frente a Zombies, Momias, Hombres Lobo, Fantasmas y Vampiros. Finalmente, se enfrentaron al propio Azalin, que acabó con Thormurray, aunque no tardarían en descubrir que era un falso Azalin, solo una ilusión. Tuvieron varios encuentros con más ilusiones y trampas del Archiliche, hasta que finalmente dieron con el verdadero Azalin, que de nuevo, quiso hacer un pacto con ellos. A cambio de la Filacteria, les entregaría el Amuleto de los Raven y el Icono de Ravenloft. Sin embargo, ellos ya no disponían de la Filacteria, y además, necesitaban que Azalin les enviara al pasado, así que le forzaron a hacerlo utilizando su verdadero nombre, que habían descubierto en el Castillo Avernus, en Darkon. Al llamarle "Firan zal´Honan", Azalin tuvo que someterse, y accedió a enviarles al pasado, para darles posteriormente los dos símbolos de Ravenloft, y recuperar su Filacteria. 






Tras descansar, se sometieron a la magia de Azalin, que les envió atrás en el tiempo, hacia el momento en el que Strahd había firmado su pacto con Inajira. Allí aparecieron, ocupando el cuerpo de varios soldados de Strahd en su lucha contra sus enemigos, en los momentos previos a una batalla. Y sobre la tienda de Stahd, pendían las nubes de tormenta de Inajira. Se dirigieron hacia allí, y aunque trataron de convencer a lsos guardias de que les dejaran entrar, finalmente tuvieron que hacerlo por la fuerza. Mientras Berenice, Kenzi, Balduin y Ronna morían en el exterior, Ezekiel y Ailyn consiguieron entrar en la tienda, encontrándose con el momento en el que Strahd se disponía a firmar en el Libro de Mantenimiento de Inajira. Ailyn pronunció la palabra de poder que Strahd les había confiado en el futuro, haciendo que el demonio desapareciera y que Strahd volviera sus iras contra ellos. Ezekiel fue asesinado mientras trataba de tranquilizar a los hombres del Conde,  y finalmente, Ailyn fue ejecutada por el propio Strahd, de modo que todos volvieron a su tiempo, dejando parte de su fuerza vital en el pasado. 

De vuelta a su tiempo, se encontraron con un agotado Azalin, que les entregó el Medallón de los Raven y el Icono de Ravenloft, incapaz de defenderse, por lo que Kenzi lo destruyó antes de volver al exterior, encontrándose con que la Gran Conjunción se había asentado. Decididos a averiguar qué se había torcido, cabalgaron a toda prisa hacia el Castillo Ravenloft, donde bajaron hasta las criptas para buscar el Libro de Mantenimiento de Inajira. Allí, en la cámara inferior de los sepulcros de los señores de Barovia, se encontraron con un Strahd sonriente, ya que ellos habían asentado la Gran Conjunción, cumpliendo finalmente todas las profecías de Hyskosa. La Gran Conjunción no podría ya deshacerse, y les ofreció la Filacteria de Azalin, que tenía su discípula Anebroun, a cambio de los objetos que habían conseguido de Azalin. Se negaron a entregárselos, aunque la magia de Anebroun estuvo a punto de hacer que Berenice se los entregara. Sus compañeros lo evitaron, y aunque Strahd despareció, Kenzi disparó a Anebroun, que malherida se teleportó a salvo, dejando a los aventureros en las profundidades del castillo. Decididos a encontrar el libro, siguieron el instinto de Balduin, que les llevó hacia una de las bóvedas, donde quizá guiados por los dioses, encontraron la caja en la que se encontraba el Libro de Mantenimiento. Berenice le entregó el Icono y el Medallón a Balduin, que utilizó el medallón para abrir la caja y tomar el libro. Pero al salir de la bóveda, se encontraron con que Strahd les esperaba, junto a un ejército de criaturas sobrenaturales. Después de que Ezekiel muriera tras el ataque de varias entidades, y ante la vista de una muerte segura, Balduin cedió y ante la sorpresa de sus compañeros, entregó el Medallón de los Raven a Strahd, que a su vez, lo hizo llegar a Anebroun. Y después, ordenó que los mataran a todos. 

Berenice utilizó sus poderes para escalar por las paredes alejándose de la batalla, mientras Balduin caía ante las entidades, y Ronna y Ailyn trataban de hacer frente al resto de las criaturas de Strahd. Kenzi disparó a Anebroun, acabando con ella, lo que permitió que Berenice recogiera del cuerpo muerto de la maga el Medallón y la Filacteria. Berenice utilizó el amuleto de los Raven, que bañó en luz solar a Strahd y sus aliados, haciéndoles retroceder y dañándoles,  en el momento en el que Inajira hizo su aparición, llevando con él a Kristiana. Sin distinguir ya entre amigos y enemigos, Kenzi atacó a Inajira, y la Reina Kristiana les indicó que debían tocar el Libro con el Medallón. Kenzi recuperó el Libro y el Icono del cadáver de Balduin y corrió junto a Berenice. Así, unieron el Libro de Mantenimiento de Inajira al Medallón de los Raven, destruyendo el Libro. Strahd comenzó a retirarse para organizar una nueva defensa contra Inajira, que furioso, atacó a Kenzi, Ailyn y Ronna. El pistolero consiguió liberar a la Reina Kristiana, que utilizó sus poderes para devolverle la vida a Balduin, mientras Berenice veía como de la Filacteria escapaba el alma de Azalin, que animó a uno de los cuerpos muertos de las bóvedas. Azalin llamó a Strahd en contra de los aventureros, ya que estos aún podían destruir la Gran Conjunción, pero Inajira se volvió contra ellos: si él no podía volver a casa, nadie lo haría. Así, mientras Inajira se enfrentaba a Stahd y Azalin, Kenzi, Ailyn, Ronna, Balduin y Kristiana salieron de la sala, con el cuerpo de Ezekiel, al que la Reina también consiguió devolver la vida. 

Mientras el castillo amenazaba con colapsarse, Berenice consiguió llegar hasta el Altar de Ravenloft, y corrió para poner sobre él el Amuleto de los Raven y la Filacteria de Azalin, los símbolos del bien más resplandeciente y el mal más aterrador, y su poderosa magia desatada provocó que las Nieblas regresaran, invadiendo el castillo y llevándose a todas las criaturas malignas a su encierro en el Semiplano del Terror. Los ruidos de lucha desaparecieron mientras los aventureros encontraban a su compañera Berenice arrodillada junto al altar, con la Filacteria reducida a cenizas y el Medallón aún resplandeciente. Se vovió al escuchar llegar a sus compañeros, y cuando vio vivo a Balduin, corrió a abrazarlo, pues lo consideraba perdido Jirones de niebla aún les rodeaban en la Barovia terrenal, cuando Strahd hizo su aparición, llamando a su amada Tatyanna, y la reina Kristiana estuvo a punto de responder, y lo habría hecho de no haberla detenido los aventureros, mientras las brumas se llevaban a Stradh de vuelta a Ravenloft...

Finalmente, habían conseguido detener la Gran Conjunción, el mal contenido en Ravenloft volvió a su prisión, retirándose de todo el Multiverso, y las Nieblas llegaron para recoger a los aventureros y llevares... quizá a su mundo... quizá a otra aventura... 

domingo, 31 de julio de 2016

RAVENLOFT: LAS RAÍCES DEL MAL (II)

Después de recibir los consejos y las visiones de Madame Yvonna, y tras pasar la noche bajo la protección de los vistani, partieron al amanecer hacia Vallaki, la población más cercana al Castillo Ravenloft. Vallaki era poco más que una aldea situada al pie del gran pico en el que se alzaba el Castillo, y las puertas de la aldea estaban cerradas. Los guardias parecían asustados por las consecuencias que estaba teniendo la Gran Conjunción, pero finalmente Ezekiel consiguió convencerles para que les dejaran entrar, aunque cerraron rápidamente las puertas tras ellos. Los aventureros acudieron a la posada, el Agua Azul, donde tampoco fueron recibidos con los brazos abiertos, ya que despertaban bastante suspicacias. Al entrar, Ailyn vio una niña que les observaba, pero la muchacha se limitó a correr cuando vio que la bárbara la observaba. Mientras Ailyn custodiaba el cadáver de Ronna, temiendo que las fuerzas libres de Ravenloft pudieran alzarla como una no-muerta, Balduin recorrió el pueblo, encontrando una vieja iglesia en ruinas, dedicada a los dioses de la vida, donde encontró a un anciano sacerdote, que no le dio mucha información más allá de que el pueblo estaba aterrado por lo que estaba pasando y que todos estaban bajo la protección de la Reina Kristiana. Mientras intentaban descansar, Ezekiel creyó ver un ghoul observándole a través de una ventana, así que el vidente salió junto a Kenzi, Ailyn y Berenice a buscar al no muerto, aunque no lo encontraron. Finalmente, se reunieron con Balduin y decidieron comenzar su viaje hacia el Castillo Ravenloft. Tras cruzar las puertas que cerraban el camino, se encontraron con un carruaje negro sin conductor. La mayoría se mostraron cautos, pero Balduin y Berenice decidieron subirse al pescante, con lo que el carruaje se puso en marcha. Finalmente, el resto decidieron subir al carruaje, y este comenzó un viaje de vértigo hacia arriba, a través del estrecho camino hacia el Castillo, un camino que estuvo a punto de costarle la vida a Kenzi que estuvo a punto de despeñarse cuando la puerta del carruaje se abrió al pasar por desfiladero. Finalmente, tras varias horas, y rodeados de lluvia y niebla, llegaron al Castillo Ravenloft.



Ante el Castillo el carruaje volvió hacia la oscuridad, y ateridos y empapados, llamaron la atención de los guardias del castillo, que se encontraban a salvo tras un foso y un puente levadizo recogido. Tras esperar un rato, consiguieron convencer a los centinelas para que les permitieran entrar, llevándoles ante la presencia del Rey Barov y la Reina Kristiana. En aquellos pasillos, Ailyn encontró una sobrecogedora figura en un mural que representaba una batalla en una montaña, la figura de un hombre gigantesco con cabeza de chacal que parecía luchar del lado de Barovia. Ezekiel vio a una niña que les observaba y escapó después, pero cuando iba a seguirla, Ailyn y Kenzi repararon en su ausencia y le llamaron para que continuara con ellos. Finalmente, llegaron ante los Reyes, encontrándose con una sorpresa: el Rey Barov era idéntico a Strahd, y la reina Kristiana les recordaba poderosamente a Tatyanna. Dominando su sorpresa, consiguieron mostrarse diplomáticos ante los reyes. Además de Barov y Kristiana, allí estaban dos sacerdotes de la fe de Kristiana, una docena de guardias y la maga que protegía a Barov, la anciana Anebroun. Ante la petición de los aventureros, Kristiana utilizó su poder divino para devolverle la vida a Ronna, y uno de sus sacerdotes curó la lengua de Balduin, que de inmediato expuso ante Kristiana y Barov todo lo que les había ocurrido desde que cayeran en manos de Azalin. Kristiana les explicó que los dioses estaban furiosos con ellos por haber derramado el mal de Ravenloft sobre el multiverso, pero les daban una oportunidad, y en las visiones de Kristiana, la Filacteria de Azalin era la herramienta con la que podían conseguirlo. Anebroun les pidió la Filacteria para poder destruirla, pero Kristiana se negó, argumentando que los aventureros tendrían que custodiarla. Kristiana y Barov llevaron a los aventureros a la capilla de donde siglos atrás habían robado el Medallón de los Raven y el Icono de Ravenloft, y allí, la Reina oró a los dioses, que le dieron una respuesta. Los aventureros deberían devolver a la capilla el Medallón de los Raven y la Filacteria de Azalin, el bien y el mal más puros, para deshacer la Gran Conjunción. Agradecida por la visión, Kristiana comenzó una vigilia en la que participaron Barov y sus sacerdotes, junto a Balduin y Ezekiel, mientras Kenzi, Ronna y Ailyn descansaban en la capilla y Berenice salía de allí, con la intención de seguir a Anebroun, aunque la presencia de un guardia la persuadió de no hacerlo. 

Y repentinamente, la capilla del castillo fue atacada por un poderoso demonio, una criatura con cuerpo humano y cabeza de chacal, pero cuya sombra se extendía por toda la sala sala, llenándola de sombras y fuego. El demonio tomó al rey Barov, llamándole Strahd, y acabó de un solo golpe con su vida. Ronna y Kenzi trataron de atacarle, pero las balas del pistolero se detuvieron en el aire antes de tocarle, y el mandoble de Ronna se consumió cuando le rozó. El demonio se dio cuenta de que Barov no era Strahd, y trató de alcanzar a Kristiana, a la que Ronna trataba de sacar de la sala, mientras Ailyn, Kenzi y Ezekiel eran dominados por el miedo. El demonio atacó a Balduin, hiriéndole con su espada llameante y su látigo, mientras convocaba a dos criaturas demoniacas, que cerraron el paso a Ronna. El demonio atrapó a Kristiana con su látigo y desapareció junto a ella, y mientras sus criaturas atacaban a Ronna, Berenice hizo su aparición, tratando de atacarles con sus flechas. Pero cuando su maestro demoníaco hubo desaparecido, ellos le siguieron, y mientras se recuperaban de lo ocurrido, antes de que llegara el resto de la guardia, Strahd hizo su aparición, llamando al demonio por su nombre, Inajira, y partiendo tras él en busca de la Reina Kristiana. Ezekiel reconoció el nombre de Inajira de la profecía de Hyskosa, y allí, en la Capilla de Ravenloft, decidieron partir en busca de Azalin para recuperar el Medallón y el Icono. Uno de los sacerdotes de Kristiana, Thormurray, se unió a ellos, y después de volver a pedirles la Filacteria, también lo hizo Anebroun. Al amanecer, Balduin sacó la Filacteria de Azalin del saco donde la guardaban, y vieron que sus ojos se iluminaban cuando señalaba hacia Vallaki...

lunes, 25 de julio de 2016

RAVENLOFT: DESDE LAS SOMBRAS (IV)/LAS RAÍCES DEL MAL (I)

Después de escapar del Castillo Avernus, los aventureros se dirigieron a toda velocidad hacia Il Akun. En la ciudad, capital de imperio de Azalin, y sorteando las complicaciones "legales" que ponía la burocracia darkoniana consiguieron pasajes en un barco que se dirigiría a toda velocidad hacia el poblado de Manantial de Nevuchar, en el otro extremo del dominio, esperando así cumplir con los plazos que el fantasma de Hyskosa les había dado para destruir la Filacteria de Azalin. Tras un viaje tenso, consiguieron llegar en dos días y medio a Manantial de Nevuchar, una población de elfos que vivían prácticamente al borde de las Brumas. Balduin intentó encontrar algún sacerdote o druida que pudiera sanar su cuerpo y, sobre todo, su alma, pero entre los habitantes de Manantial de Nevuchar no había servidores de lo sagrado. Kenzi consiguió averiguar que el Sagrario de Nevuchar era un viejo lugar sagrado, un gran árbol en una isla en el río, en el mismo borde de las Brumas. Hacia allí se dirigieron en una barca, con Balduin llevando la Filacteria, y allí, se encontraron con que Azalin les esperaba, junto a su montura, un pequeño dragón negro, y su familiar, el pequeño demonio Skeever. Azalin liberó su magia sobre los aventureros, y solo la habilidad de Berenice consiguió evitar la muerte de Ezekiel en manos del archiliche. Mientras sus compañeros trataban de cubrirle, Balduin corrió hacia el árbol, seguido de Berenice y Ezekiel, tratando de descubrir como se podría destruir la Filacteria. Berenice y Kenzi habían herido a Azalin, permitiendo que Ronna se enzarzara en un combate con el cadáver viviente. Kenzi acabó con la vida del dragón negro, mientras que Berenice hacía lo mismo con el familiar de Azalin, y Balduin arrojaba la Filacteria a las brumas. En ese momento, Ronna alcanzó a Azalin y mató al Archiliche, que quedó reducido a un montón de huesos y andrajos, mientras las Nieblas cubrían la isla y a los personajes....



Cuando las Brumas se retiraron, ya no estaban en Ravenloft. Se encontraban en algún tipo de pinar, a la sombra de unas grandes montañas y bajo una gigantesca luna pálida, y a su alrededor, se alzaban los muertos vivientes. Y allí estaba la Filacteria de Azalin, resplandeciendo. Balduin la recogió, y aunque Ezekiel consiguió destruir a muchos de los cadáveres animados, tuvieron que retroceder cuando hicieron su aparición varias Sombras que les drenaban la fuerza y la vida. En su huida, Balduin dejó atrás la Filacteria, pero las criaturas de sombra les siguieron. Mientras Ezekiel, Berenice y Balduin trataban de entretener y detener a las Sombras, Kenzi y Ronna corrieron de vuelta a la Filacteria, y desde allí vieron como se alzaba uno de los cuerpos que acababan de matar, animado por una luz idéntica a la que emitía la Filacteria. Azalin volvía, y el Archiliche les mostró que él había manipulado al fantasma de Hyskosa para que llevaran su Filacteria más allá de las brumas. Con ello, el cadáver había escapado de Ravenloft, desencadenando la Gran Conjunción sobre el Multiverso: el mal de Ravenloft se extendía como una enfermedad por todos los mundos, Azalin se lo agradeció a los aventureros, antes de comenzar a retirarse jurando venganza contra Strahd, y lanzando una última orden: acabad con ellos. De pronto, Kenzi se dio cuenta de que Ronna se preparaba para atacarle, y es que aunque ninguno lo sabía, la guerrera había caído bajo el dominio de Azalin en la Sala de la Adivinación del Castillo Avernus, mientras escrutaba la bola de cristal. Kenzi fue más rápido, y consiguió disparar dos veces, una en el pecho y otra en la cabeza. Ronna cayó muerta a sus pies ante la mirada atónita de sus compañeros, Ezekiel intentó hacer algo con ella, pero fue imposible. Había muerto. 

Y en ese momento, por si no habían tenido suficiente, apareció Strahd. El propio Strahd von Zarovich, liberado de Ravenloft por la Gran Conjunción, que acudía para reclamar la Filacteria de Azalin, con la intención de volver a dominar al Archiliche, que había sido su esclavo en el pasado. Agotados por todo lo que había ocurrido y amedrentados por el aura de terror que emanaba de Strahd, los aventureros permitieron que se acercara a la Filacteria, pero los hechizos que la impregnaban le rechazaron, y se marchó maldiciendo a los aventureros. Finalmente, y después de que Balduin descubriera que los ojos de la Filacteria parecían brillar cuando miraban en la dirección por la que había desaparecido Azalin, Kenzi voló por encima del pinar que les rodeaba, viendo el humo de una hoguera más adelante, una población y un gran castillo, y por fin, identificó donde se encontraban. Aquello era Barovia, y aquel era el Castillo Ravenloft, pero no el que se encontraba en el Semiplano del Pavor, sino su reflejo en el plano material. Después de recoger el cadáver de Ronna, se dirigieron hacia el fuego, llegando al amanecer a un campamento Vistani, donde una de ellas, Arabelle, les dijo que les esperaban y les dio un té reconstituyente, prometiéndoles que protegerían el cuerpo de Ronna mientras ellos visitaban a su vidente, Madame Yvonna. Los aventureros tuvieron una prueba de la habilidad de los Vistani, que rechazaron a varios zombies con unas hierbas que les concedían invisibilidad ante los muertos vivientes. Y luego, se reunieron con Yvonna en el interior del carro.

Allí, la Vistani utilizó la bola de cristal y las cartas de tarokka para escudriñar su pasado y su futuro. Estaban vinculados a las seis profecías de Hyskosa sobre la Gran Conjunción, y al parecer esta se había desatado... y no lo había hecho al mismo tiempo. Y es que al parecer, las acciones de Azalin habían precipitado el cumplimiento del sexto verso de la profecía antes que el quinto, lo que quizá les daba una opción de evitar que la Gran Conjunción se asentara. En su lectura, Yvonna pareció ver que el gran rival de los aventureros era Azalin, insistió en que encontraran la magia que se perdió y no lo hizo (que los personajes interpretaron como el Icono y el Medallón que habían robado del Castillo de Ravenloft en el pasado), les planteo la posibilidad de que recibirían ayuda de una criatura de la oscuridad, y les indicó que buscaran la ayuda de la Reina Kristiana de Barovia, una poderosa sacerdotisa del Bien, que podría ayudarles en su búsqueda, e incluso resucitar a su amiga. Tras abandonar el carruaje de Madame Yvonna, encontrándose con que habían pasado muchas más horas de las que creían, y tras comprar a los vistani dos unidades de sus hierbas para ocultarse de los no muertos, se dirigieron hacia Vallaki, desde donde podrían llegar finalmente al que parecía haberse convertido en su destino...

El Castillo Ravenloft.

RAVENLOFT: DESDE LAS SOMBRAS (IV)/LAS RAÍCES DEL MAL (I)

Después de escapar del Castillo Avernus, los aventureros se dirigieron a toda velocidad hacia Il Akun. En la ciudad, capital de imperio de Azalin, y sorteando las complicaciones "legales" que ponía la burocracia darkoniana consiguieron pasajes en un barco que se dirigiría a toda velocidad hacia el poblado de Manantial de Nevuchar, en el otro extremo del dominio, esperando así cumplir con los plazos que el fantasma de Hyskosa les había dado para destruir la Filacteria de Azalin. Tras un viaje tenso, consiguieron llegar en dos días y medio a Manantial de Nevuchar, una población de elfos que vivían prácticamente al borde de las Brumas. Balduin intentó encontrar algún sacerdote o druida que pudiera sanar su cuerpo y, sobre todo, su alma, pero entre los habitantes de Manantial de Nevuchar no había servidores de lo sagrado. Kenzi consiguió averiguar que el Sagrario de Nevuchar era un viejo lugar sagrado, un gran árbol en una isla en el río, en el mismo borde de las Brumas. Hacia allí se dirigieron en una barca, con Balduin llevando la Filacteria, y allí, se encontraron con que Azalin les esperaba, junto a su montura, un pequeño dragón negro, y su familiar, el pequeño demonio Skeever. Azalin liberó su magia sobre los aventureros, y solo la habilidad de Berenice consiguió evitar la muerte de Ezekiel en manos del archiliche. Mientras sus compañeros trataban de cubrirle, Balduin corrió hacia el árbol, seguido de Berenice y Ezekiel, tratando de descubrir como se podría destruir la Filacteria. Berenice y Kenzi habían herido a Azalin, permitiendo que Ronna se enzarzara en un combate con el cadáver viviente. Kenzi acabó con la vida del dragón negro, mientras que Berenice hacía lo mismo con el familiar de Azalin, y Balduin arrojaba la Filacteria a las brumas. En ese momento, Ronna alcanzó a Azalin y mató al Archiliche, que quedó reducido a un montón de huesos y andrajos, mientras las Nieblas cubrían la isla y a los personajes....



Cuando las Brumas se retiraron, ya no estaban en Ravenloft. Se encontraban en algún tipo de pinar, a la sombra de unas grandes montañas y bajo una gigantesca luna pálida, y a su alrededor, se alzaban los muertos vivientes. Y allí estaba la Filacteria de Azalin, resplandeciendo. Balduin la recogió, y aunque Ezekiel consiguió destruir a muchos de los cadáveres animados, tuvieron que retroceder cuando hicieron su aparición varias Sombras que les drenaban la fuerza y la vida. En su huida, Balduin dejó atrás la Filacteria, pero las criaturas de sombra les siguieron. Mientras Ezekiel, Berenice y Balduin trataban de entretener y detener a las Sombras, Kenzi y Ronna corrieron de vuelta a la Filacteria, y desde allí vieron como se alzaba uno de los cuerpos que acababan de matar, animado por una luz idéntica a la que emitía la Filacteria. Azalin volvía, y el Archiliche les mostró que él había manipulado al fantasma de Hyskosa para que llevaran su Filacteria más allá de las brumas. Con ello, el cadáver había escapado de Ravenloft, desencadenando la Gran Conjunción sobre el Multiverso: el mal de Ravenloft se extendía como una enfermedad por todos los mundos, Azalin se lo agradeció a los aventureros, antes de comenzar a retirarse jurando venganza contra Strahd, y lanzando una última orden: acabad con ellos. De pronto, Kenzi se dio cuenta de que Ronna se preparaba para atacarle, y es que aunque ninguno lo sabía, la guerrera había caído bajo el dominio de Azalin en la Sala de la Adivinación del Castillo Avernus, mientras escrutaba la bola de cristal. Kenzi fue más rápido, y consiguió disparar dos veces, una en el pecho y otra en la cabeza. Ronna cayó muerta a sus pies ante la mirada atónita de sus compañeros, Ezekiel intentó hacer algo con ella, pero fue imposible. Había muerto. 

Y en ese momento, por si no habían tenido suficiente, apareció Strahd. El propio Strahd von Zarovich, liberado de Ravenloft por la Gran Conjunción, que acudía para reclamar la Filacteria de Azalin, con la intención de volver a dominar al Archiliche, que había sido su esclavo en el pasado. Agotados por todo lo que había ocurrido y amedrentados por el aura de terror que emanaba de Strahd, los aventureros permitieron que se acercara a la Filacteria, pero los hechizos que la impregnaban le rechazaron, y se marchó maldiciendo a los aventureros. Finalmente, y después de que Balduin descubriera que los ojos de la Filacteria parecían brillar cuando miraban en la dirección por la que había desaparecido Azalin, Kenzi voló por encima del pinar que les rodeaba, viendo el humo de una hoguera más adelante, una población y un gran castillo, y por fin, identificó donde se encontraban. Aquello era Barovia, y aquel era el Castillo Ravenloft, pero no el que se encontraba en el Semiplano del Pavor, sino su reflejo en el plano material. Después de recoger el cadáver de Ronna, se dirigieron hacia el fuego, llegando al amanecer a un campamento Vistani, donde una de ellas, Arabelle, les dijo que les esperaban y les dio un té reconstituyente, prometiéndoles que protegerían el cuerpo de Ronna mientras ellos visitaban a su vidente, Madame Yvonna. Los aventureros tuvieron una prueba de la habilidad de los Vistani, que rechazaron a varios zombies con unas hierbas que les concedían invisibilidad ante los muertos vivientes. Y luego, se reunieron con Yvonna en el interior del carro.

Allí, la Vistani utilizó la bola de cristal y las cartas de tarokka para escudriñar su pasado y su futuro. Estaban vinculados a las seis profecías de Hyskosa sobre la Gran Conjunción, y al parecer esta se había desatado... y no lo había hecho al mismo tiempo. Y es que al parecer, las acciones de Azalin habían precipitado el cumplimiento del sexto verso de la profecía antes que el quinto, lo que quizá les daba una opción de evitar que la Gran Conjunción se asentara. En su lectura, Yvonna pareció ver que el gran rival de los aventureros era Azalin, insistió en que encontraran la magia que se perdió y no lo hizo (que los personajes interpretaron como el Icono y el Medallón que habían robado del Castillo de Ravenloft en el pasado), les planteo la posibilidad de que recibirían ayuda de una criatura de la oscuridad, y les indicó que buscaran la ayuda de la Reina Kristiana de Barovia, una poderosa sacerdotisa del Bien, que podría ayudarles en su búsqueda, e incluso resucitar a su amiga. Tras abandonar el carruaje de Madame Yvonna, encontrándose con que habían pasado muchas más horas de las que creían, y tras comprar a los vistani dos unidades de sus hierbas para ocultarse de los no muertos, se dirigieron hacia Vallaki, desde donde podrían llegar finalmente al que parecía haberse convertido en su destino...

El Castillo Ravenloft.