En los últimos post dedicados a las tramas de Marvel, hemos visto qué pasaba en la Tierra, pero en aquellos años, Marvel había encontrado (o más bien reencontrado) un filón del que sacaría partido: su lado cósmico. Muchos años atrás, y de forma cíclica, como casi todo, Marvel había conseguido grandes historias a base de mezclar a sus clásicos héroes con tramas propias de la Ciencia-Ficción. Thanos, Adam Warlock, Estela Plateada, los Guardianes de la Galaxia originales, Korvac, la Saga de la Madonna Celestial, Galactus, los Kree, los Shi´ar, los Skrull, los Badoon... todos estos nombres y muchos más llenaron el cosmos de Marvel, y en los años 90 tuvieron un resurgir de mano de Jim Starlin y Ron Lim, con la llamada "Trilogía del Infinito", en la que muchos de estos personajes volvían a saltar a primera línea, en una serie de sagas que marcaron a muchos aficionados (me cuento entre ellos) con grandes historias y la épica del space ópera.
Al igual que otras muchas modas, el lado cósmico de Marvel se agotó, pero coincidiendo con la preparación de la Guerra Civil en este lado del Cinturón de Kepler, las cabezas pensantes de Marvel decidieron que había llegado el momento de volver a aquella parcela de terreno que habían dejado abandonada. Keith Giffen, fue el guionista elegido para relanzar el lado cósmico de Marvel, y lo hizo preparando un gran evento que cambiaría el Universo Marvel de forma bastante profunda. Giffen comenzaría preparando los prolegómenos en una miniserie dedicada a Drax el Destructor, donde cambiaba de arriba a abajo la estética y el comportamiento del viejo guerrero casi humorístico que habíamos visto en la época de Starlin, que se convertía en un macarra con cuchillos acompañado de una chica humana llamada Cammi.
La saga en sí comenzó con un cómic llamado "Aniquilación: Prólogo", con guión de Giffen y dibujos de Scott Kolins y Ariel Olivetti, y en el que comenzaba el ataque de lo que se daría en llamar "La Oleada Aniquiladora". A través del "Crujido", una grieta de energía en el espacio xandariano, los ejércitos insectoides de Annihilus, personaje surgido de las páginas de los Cuatro Fantásticos en los tiempos de Stan Lee y Jack Kirby, cruzaban a este lado del Universo desde la Zona Negativa, arrasando cuanto encontraban en su camino. Y una de las primeras cosas que encontraron fueron Xandar y el Cuerpo Nova, destruido por completo, salvo por el Nova de la Tierra, el clásico Richard Raider, que conseguiría sobrevivir, llevando con él la Mundomente de los Nova... pero la Oleada no se detendría allí, y continuaría extendiéndose por el Universo. Esa trama nos la contarían cuatro miniseries de cuatro números cada una dedicadas a cuatro pesos pesados de la historia espacial de la Casa de las Ideas.
En Nova, con guión de Dan Abnett y Andy Lanning (DnA, que se convertirían en los grandes directores del apartado cósmico de Marvel), y con dibujos de Kev Walker, veríamos a Richard Raider intentando sobrevivir como el último de los Nova y portador del Mundomente, al tiempo que trata de detener el avance de la Oleada Aniquiladora, encontrando aliados como el propio Drax, Cammi, o otro peso pesado cósmico, Quasar, que moriría en manos del propio Annihilus, convenciendo a Nova de que debía aprender el arte de la destrucción de Drax. En Estela Plateada, el propio Keith Giffen y el dibujante Renato Arlem, el antiguo heraldo de Galactus debe hacer frente a los seguidores de Annihilus, dirigidos por el brutal Voraz, que buscan hacerse con el Poder Cósmico, acabando con los antiguos heraldos del Devorador de Planetas. Así, Caminante Aéreo, Polvo Estelar, Batocromo, el Señor del Fuego, Terrax o el propio Estela Plateada, se convertirían en presas de Voraz, mientras veíamos también a Thanos convertirse en testigo interesado de todo lo que estaba ocurriendo; y el propio Galactus sufría el ataque de dos entidades cósmicas que buscaban su destrucción. Estela volvería a convertirse en Heraldo de Galactus, mientras Thanos parecía aliarse con sus enemigos... Y mientras la Oleada Aniquiladora llegaba al Imperio Skrull, que se llevaría una de las peores partes de este conflicto. De hecho, la destrucción del Imperio Skrull en manos de la Oleada Aniquiladora, sería uno de los acontecimientos que, como hemos visto, llevarían a los Skrull a la Invasión Secreta. Aquí, antes de ello, tendremos una historia protagonizada por Kl´rt, el viejo enemigo de los Cuatro Fantásticos conocido como el Superskrull, con guiones de Javier Grillo-Marxuach y dibujos de Gregory Titus, en una historia de heroísmo y traición que convertiría al Superskrull en un renegado, dispuesto a llevar la guerra a la propia Zona Negativa, rodeándose de un curioso grupo con el que tratarían de destruir una de las grandes armas de Annihiuls, el Cosechador de Aflicción, capaz de destruir mundos. Traicionado por los suyos, Kl ´rt tendría que realizar lo que parecía el mayor sacrificio para detener al Cosechador: su propia vida. Y por último, también los Kree tendrían que hacer frente a la Oleada, y de hecho, perderían parte de sus dominios, incluyendo Kree-Lar. Ronan el Acusador vería su propia miniserie dentro de Aniquilación, con guión de Simon Furmann y dibujos de Jorge Lucas. Exiliado de Hala y convertido en un expatriado, Ronan tendrá que hacer frente a un grupo de asesinas llamado las Gracias, entre los que se encuentra la propia Gamora, y que buscan acabar con su vida, mientras el Imperio Kree se deshace bajo la Oleada Aniquiladora.
Después de las cuatro series de introducción, comenzaría Aniquilación, la serie principal, de seis números, con guión de Keith Giffen y dibujos de Andrea DiVito en la que se desarrollaría el resto de la trama, con los esquemas puestos en las cuatro colecciones previas. A los protagonistas de las cuatro miniseries se unirían otros personajes cósmicos, como Dragón Lunar, Phyla Vell, un recuperado del olvido Starlord... todos ellos reunidos en el Imperio Kree para luchar contra la Oleada. Mientras se enfrentan a Voraz y los suyos, descubrirían también la supuesta traición de Thanos, que había capturado a Galactus y Estela Plateada para Annihilus, aunque evitando que este se hiciera con el control directo del poder del Devorador, lo que Drax puso en peligro al cumplir con su destino después de tantos años... matar a Thanos. Finalmente, y con el Superskrull recuperado, los héroes conseguirían liberar a Galactus y a Estela, y en un épico combate final en el que Phyla Vell conseguiría las Bandas Cuánticas que la convertirían en la nueva Quasar, Nova terminaría matando a Annihilus, acabando así, al menos de momento, con la Oleada Aniquiladora.
El equilibrio de poder en el Universo Marvel quedaba destrozado. El cuerpo Nova había desaparecido, los skrulls habían perdido su Imperio, los Kree se veían obligados a compartir sus dominios con los restos de la Oleada, con Voraz establecido en Kree-Lar (y custodiando un embrión de Annihilus que más adelante Jonathan Hickman utilizaría de forma magistral durante su época en Cuatro Fantásticos). Y lo cierto es que Aniquilación supuso todo un repuntar del aspecto cósmico del Universo Marvel, con nueva colección de DnA dedicada a Nova. Como veis, no se puede hablar de guionistas o dibujantes punteros en la saga (Giffen es un clásico pero ya no es un autor hit, y DnA comenzaron a despuntar aquí), pero la saga resultó más que rentable, y de una alta calidad. De hecho, hubo muchas teorías sobre la historia, incluyendo una (que se concretó en un What If...?) que decía que la Oleada Aniquiladora terminaría llegando a la Tierra, lo que forzaría a los héroes a luchar juntos, dejando de lado las diferencias que les habían llevado a Civil War...
El hecho era que se había abierto todo un nuevo mundo para Marvel... y no tardarían en seguir aprovechándolo...