Después de acabar con Yesca, los aventureros recorrieron de vuelta el túnel que habían despejado bajo tierra el camino hasta la Forja de Hrakhamar, donde se reunieron de vuelta con los enanos y les entregaron la cabeza de la dragona, demostrando así que habían liberado la Mina Wyrmheart. Siguiendo las instrucciones de Sitti Vinecutter, se adentraron de nuevo en la selva en busca de los restos del navío volador del que habían oído rumores, y en el camino sufrieron el ataque de un grupo de atrapahombres, gigantescas plantas carnívoras que consiguieron atrapar por sorpresa a Leodithas y hechizar con su polen a Joehr, pero Kellek consiguió liberarles a ambos, y decidieron alejarse de las plantas. Finalmente llegaron a los restos del Diosa Estelar un barco volador halruaano del que habían tenido alguna noticia en Puerto Nyanzaru y que al parecer se había estrellado en la selva, partiéndose en tres pedazos. Los aventureros recibieron llamadas de ayuda desde los restos del barco, y se apresuraron a acercarse, encontrándose con que varios ghouls estaban merodeando por la zona, quizá esperando a que los supervivientes del "naufragio" desfallecieran. Kellek utilizó su poder sagrado para expulsar a muchos de los no muertos de la zona, y Joehr y Leodithas se encargaron de los que quedaban, antes de comenzar a trepar a los árboles para poder examinar los restos del barco y ayudar a sus tripulantes.
Pero mientras Kellek bajaba de nuevo del barco con dos de los supervivientes, tres girallones zombis (un tipo de grandes gorilas de cuatro brazos) cayeron sobre los restos del Reina Estelar, enzarzándose dos de ellos con Joehr y Leodithas mientras el tercero llegaba a otro de los trozos del barco, arrojando a los supervivientes por la borda a una muerte cierta. Joehr y Leodithas consiguieron acabar con uno de ellos y arrojar al otro a la jungla, pero mientras trataban de alcanzar al otro trozo del barco, Joehr se precipitó también al vacío. Abajo, Kellek y un malherido Joehr acabaron con el segundo de los girallones mientras Leodithas hacía frente al tercero, que ya había matado a dos de los supervivientes. Los aventureros acabaron finalmente con el monstruo, salvando así al resto de náufragos (dos más) y haciéndose cargo de ayudarles. Tras un debate, ya que Joehr quería volver a Fuerte Beluarian a través de la selva, mientras que Kellek defendía regresar a Hrakhamar y desde allí volver al fuerte en barco, un camino más rápido y más seguro para los supervivientes del Reina Estelar. Finalmente se impuso la idea de Kellek, y consiguieron un barco en la Forja con el que dirigirse hacia el norte.
Alcanzaron Fuerte Beluarian en dos días, donde pudieron dejar a salvo a los halruaanos, pagando además al fuerte su diezmo del tesoro que habían obtenido en sus exploraciones. Desde allí, regresaron a Puerto Nyanzaru, donde se aprovisionaron para su viaje hacia Nangalore, donde según la sacerdotisa Asharra, encontrarían la Orquídea Negra que les permitiría realizar el Ritual de los Siete Vientos. Después de armarse y aprovisionarse, se dirigieron hacia Kir Sabal siguiendo las rutas que ya conocían, para desde las cercanías del Santuario de Ubtao, dirigirse hacia el sur. En el camino atravesaron un extraño desierto de cenizas con una torre destruida donde hicieron frente a varios esqueletos, y después de volver a la jungla, escaparon de unas enredaderas asesinas antes de encontrar su objetivo: los jardines perdidos de Nangalore.