Tras acabar con los oscuros ocupantes de la Tumba de Khonir, los aventureros reemprendieron su camino siguiendo las indicaciones del pergamino de Mhair en busca de los esclavistas que estaban dominando a la gente de Whelun para ponerlos al servicio de la diosa de la oscuridad, Shar. Guiados por Berenice, se adentraron finalmente en el Gran Pantano, donde dieron con el Asta de las Calaveras, situada en una pequeña zona seca en el pantano. Allí, dispararon una trampa de red de la que sólo escaparon Berenice y Bastian, quedando el resto atrapados y colgando de un árbol, mientras una docena de hombres lagarto aparecían del pantano. Ronna liberó a los atrapados, y Berenice y Ailyn trataron de dialogar con los Hombres Lagarto, que se motraron poco belicosos y les pidieron que les acompañaran para ver a su lider, Kessekek. Los aventureros siguieron a los hombres lagarto hasta su campamento, donde se presentaron al líder chamánico de la tribu, Kessekek. Este les contó a los aventureros que en el último mes habían visto varias caravanas de esclavos dirigirse hacia Refugio Perdido, y en ese tiempo, fuerzas oscuras se habían apoderado de la Tumba de Khonir y Refugio Perdido, dejando a los Hombres Lagarto del Clan del Diente Afilado atrapados entre los dos puntos. Además, unos días antes, el Clan de la Escama Fría había desaparecido... por completo.
Después de hablar con los Hombres Lagarto, los aventureros pasaron la noche en el campamento del clan, y al día siguiente se dirigieron hacia el Clan de la Escama Fría, guiados por un joven hombre lagarto llamado K´Aichek. Una vez allí, recorrieron el campamento, situado al borde de un barranco, descubriendo lo que parecían ser rastros de lucha, la profanación del santuario del clan y evidencias que apuntaban hacia un ataque por criaturas aladas. Puesto que la noche se acercaba, decidieron pasar la noche en el campamento abandonado, enviando de vuelta a K´Aichek a su propio campamento. Mientras Balduin y Clavis hacían la primera guardia, el paladín enano escuchó unos extraños tambores, parecidos a los que habían escuchado en los pantanos de Souragne, en Marais d´Tarascon. Mientras buscaban el origen del sonido que tanto perturbaba a Balduin, aunque Clavis no escuchaba nada, en el refugio Lady Berenice despertó al escuchar ruidos fuera. Así, fue la ladrona Elfa la que descubrió que estaban a punto de ser atacados por un grupo de extraños hombres lagarto. Berenice despertó a sus compañeros, mientras Balduin y Clavis eran emboscados con ataques mágicos y la aparición de una diabólica criatura que se enzarzó en combate con Clavis. Atrapados en una siniestra oscuridad, recibieron varios ataques que llevaron a la caída de Bastian, y finalmente, Clavis descubrió que lo que había detrás de todo eso era una criatura demoníaca, un Nabasu. Con Balduin cubriendo a Bastian, consiguieron dispersar la oscuridad, de modo que Berenice localizó al Nabasu, acabando con él con una serie de certeros flechazos, lo que acabó con los lagartos muertos vivientes y la presencia del resto de las criaturas demoníacas.
Con el Nabasu muerto, entendieron que el campamento había sido atacado por esa criatura, capaz de convertir a sus víctimas en muertos vivientes, por lo que los antiguos miembros del clan de la Escama Fría se habían convertido en criaturas no muertas. Al amanecer, finalmente, partieron hacia Refugio Perdido, pero Ronna extravió el camino, y no fue hasta la noche cerrada cuando Ailyn lo recuperó, llegando a la fortaleza unas horas antes del amanecer. Mientras dudaban sobre como entrar en la fortaleza, fueron detectados por los guardias, que les atacaron para luego refugiarse. Mientras Lady Berenice utilizaba su capa arácnida para escalar las paredes de la fortaleza y llegar al patio interior, después de recibir varios disparos desde las saeteras de la fortaleza, Ailyn trepó por otra de las paredes, y Ronna, junto a Clavis, Bastian y Balduin trataban de alzar el rastrillo que daba acceso a Refugio Perdido, defendido por dos hombres lagarto armados con jabalinas. Ailyn saltó al interior del pasillo cerrado por dos rastrillos, y entre ella y la magia de Clavis, acabaron con los Hombres Lagarto, pero los guardias aprovecharon las saeteras para asaetear a Ailyn, que cayó malherida, y tuvo que ser protegida por Balduin, que trepó el muro utilizando sus babuchas de trepar. Mientras tanto, corriendo por encima de la edificación, Lady Sombra se internó en el patio de la fortaleza. Fuera, Clavis y Balduin tenían que hacer frente a un fuego fatuo. Finalmente, una ligeramente recuperada Ailyn consiguió utilizar un grito de furia para amedrentar a los guerreros, que soltaron sus arco y a los que Berenice localizó refugiados en un rincón del portón. La Elfa rompió sus arcos y abrió os rastrillos desde el interior, lo que permitió que Ailyn ayudara al mago y al sacerdote a acabar con el Fuego Fatuo, mientras Ronna y Berenice decidían que hacer con los guardias que comenzaban a recuperarse...