No es la crónica de un mundo... es la historia de muchos.

jueves, 19 de junio de 2025

ÚLTIMA SALIDA


 

        Obra del neoyorquino Max Gladstone, Última Salida es el penúltimo proyecto que ha traído a España la editorial RedKey Books, y es un libro que llevaba demasiado tiempo en mi lista de pendientes hasta que finalmente he podido dedicarle el tiempo que necesitaba. Gladstone había adquirido cierto renombre por otro título, Así se pierde la guerra del tiempo, escrito a cuatro manos junto a la escritora Amal El-Mohtar, y que fue publicado por Insólita, aunque el que parece ser su trabajo más importante, la saga Bookburners ha sido publicada solo en parte por Planeta, en lo que parece que va a ser una de esas muchas sagas que se van a quedar sin terminar por aquí, al menos de momento. 

        Pero eso aquí no nos preocupa, Última Salida es una historia autoconclusiva, que podemos encajar claramente en el terreno de la fantasía urbana y el road trip, en un viaje de vértigo al corazón mágico de los Estados Unidos. La historia tiene cierto aire a lo It, con acontecimientos que se narran en dos tiempos y un grupo de amigos como protagonistas en ambos, aunque en este caso no se trata de niños, si no de universitarios, que coinciden en un momento llevados por sus intereses en los aspectos más desconcertantes de las matemáticas, y que se lanzan a la carretera llevados por un descubrimiento: la existencia de dimensiones alternativas, lo que llaman alts. Y así, el equipo formado por Sal, Zelda, Ish, Ramón y Sarah, comenzaron a viajar por las carreteras de Estados Unidos y descubrieron la presencia de una entidad malévola llamada La Putrescencia, que amenaza con devorar la realidad tal y como la conocemos. 

        O más bien, todas las realidades. Y en este viaje, mientras hacían frente a la Putrescencia, sufrieron una gran pérdida: Sal, la novia de Zelda y amiga del resto, desapareció en un enfrentamiento con esa Putrescencia, lo que llevó al grupo de amigos a dispersarse y romper su relación. Más o menos todos han rehecho su vida... hasta que Zelda vuelve a llamarlos, y reúne de nuevo al grupo, diez años después. Parece que sal va a volver... pero lo va a hacer como un heraldo de la Putrescencia, y dispuesta a poco menos que devorar el mundo. Con este planteamiento (potentísimo como tal y más aún con la cuidada prosa de Gladstone, aquí pasada por el traductor de la novela, Raúl García Campos, que hace una labor encomiable), Última Salida nos lanza sin reparos a un viaje a través del espacio (los Estados Unidos que conocemos... y los que no conocemos, esos alts distópicos en su mayoría) y el tiempo, pues lo ocurrido ahora y lo ocurrido diez años atrás se va revelando ante nosotros de forma alterna, a través de los hechos y los recuerdos de los personajes. 

        Estos están en su mayoría muy bien tratados, quizá un poco previsibles en algunos momentos (Ish, un personaje muy potente con esa cita que le caracteriza de Hay una serpiente royendo la realidad, aparece como prácticamente marcado para lo que va a hacer en el final de la novela desde que se presenta), y de hecho, los capítulos en los que se nos presentan sus vidas previas a la convocatoria de Zelda, me parecen de los más interesantes del libro, que en ese sentido quizá sí es un poco irregular, en tanto que el primer tercio, con la presentación del mundo, los personajes y parte de la historia (y el adversario, un vaquero con un sombrero blanco que pone los pelos de punta en algunos momentos), me parece bastante más interesante que el resto del libro, cuando ya se lanzan a viajar por los alts. 

          Una de las cosas que más me ha llamado la atención es el sistema de magia que utiliza el libro (sí, es fantasía urbana, y hay magia, la que permite a los protagonistas viajar entre dimensiones y además llevar acabo sus poderes especiales, tienen un toque Patrulla-X, con sus poderes únicos cada uno de ellos, mucho más sutiles que prenderse en llamas, pero interesantes aún así), y que se basa en lo que ellos llaman espín, y que realmente es la incertidumbre sobre lo que puedes encontrarte en una ciudad o una carretera, y cuanto menos conozcas un lugar, más espín generarás, pues mayor incertidumbre habrá. Al final, normalmente no hay dragones al final de una calle de Nueva York... pero si no has estado nunca allí, ¿puedes realmente asegurarlo? Esa incertidumbre es lo que permite a los protagonistas deslizarse por los diferentes alts, algunos de los cuales tienen nombres tan llamativos y a la vez clásicos como Elsinore o la Ciudad de Cristal Verde. 

        En resumen, estamos ante un libro al que merece la pena dedicar el tiempo que requiere, con algunos pasajes especialmente brillantes, cuidado y que presenta un mundo (o varios) atractivo y dinámico, con una amenaza insólita y algunas escenas que obligan a contener el aliento. 

        Volveremos a hablar de Gladstone por aquí... 

sábado, 24 de mayo de 2025

DE PRÍNCIPE DE NADA A LA SAGA DEL EMPERADOR ASPECTO: LA FANTASÍA OSCURA DE R. SCOTT BAKKER



    Pues... lo primero, bienvenidos de vuelta al Iconocronos. Hacía mucho tiempo que no publicaba nada por aquí, y mucho más tiempo desde que no me sentaba a escribir algo específico para esta página. Supongo que es lo que tiene la vida, que si te descuidas un poco, el tiempo que tienes detrás se come al tiempo que te queda por delante, y se hace cada vez más complicado sacar momentos y ganas que dedicar a los aspectos más periféricos de nuestra vida. Pero estos días he estado dándole vueltas a volver al blog, a volver a hablar de libros y de cómics, a hacerlo a mi ritmo, sin prisa, sin agobios, y escribiendo solo sobre aquello que me apetezca escribir, sobre aquello que quiera comentar. 
    ¿Y qué mejor forma que hacerlo que para hablar de una saga que empecé a leer hace años, y que no he terminado hasta esta misma semana? 
    Acababa de empezar el año 2012, el 19 de enero concretamente, cuando hablaba en este blog de la primera parte de la trilogía Príncipe de Nada. Y han pasado más de trece años de ese momento. Trece años, que se dice pronto. Por supuesto, la traba ha sido editorial, ni más ni menos. Príncipe de Nada no fue exactamente un éxito de ventas, y después de esta primera trilogía (que a día de hoy está descatalogada), nadie se decidió a traer su continuación, la tetralogía de El Emperador-Aspecto. Y yo no leo en inglés. Bueno, con esta saga incluso lo he intentado, me leí en inglés el primero de los libros de la tetralogía, The Judging Eye, pero fue un suplicio y creo que no entendí la mitad de lo que leía. Así que he tenido que leerlo en una traducción fanmade. Muy bien hecha, ojo. Pero no voy a empezar esta nueva época mintiendo, no tendría ningún sentido. Me encantaría poder haber leído los libros oficiales de la tetralogía del Emperador-Aspecto, pero ha sido imposible. Y con este preámbulo, empezamos. 

El primer libro de la serie: En el Principio fue la Oscuridad.


    R. Scott Bakker es un escritor canadiense que cursó estudios de filología y filosofía, siendo esto último muy evidente en sus novelas, y cuya limitada producción literaria comprende las siete novelas de la serie del Segundo Apocalipsis (las ya mencionadas trilogía del Príncipe de Nada y la tetralogía del Emperador-Aspecto) y una novela de ciencia-ficción, Neuropath, que por supuesto, tampoco está traducida a nuestro idioma. Estas novelas del Segundo Apocalipsis nos trasladan a un mundo de ficción fantástica, Eärwä, y en concreto, a una región conocida como Los Tres Mares, que aproximadamente podría corresponderse con el entorno del Mar Mediterráneo en la época de las Cruzadas... aunque (y esto es solo una percepción), leyendo las novelas las imágenes que me vienen a la cabeza no son de fantasía medieval, sino con una inspiración más relacionada con el mundo antiguo, con Roma e incluso con tiempos anteriores, como los asirios o los hititas. A lo largo de En el Principio fue la Oscuridad, El Profeta Guerrero y El Pensamiento de las Mil Caras, vamos a asistir a la formación de una Guerra Santa, en la que lo que sería el equivalente a nuestro Papa, desde la ciudad de Sumna (un equivalente a Roma), el Sumo Sacerdote de los Mil Templos, Maithanet, reúne una hueste sagrada para recuperar la Santa Shimeh, la ciudad en la que había nacido el profeta de su religión principal, Inri Sejenus (ya el nombre de Inri recuerda poderosamente a la imagen de Jesucristo), y que en esos momentos estaba dominado por los heréticos fanim (que se corresponderían con los reinos musulmanes de los tiempos de las Cruzadas). Y entre Sumna y Shimeh se encuentra la ciudad de Momemn (Constantinopla), dominada por los emperadores Nansur. Pero el presente de la Guerra Santa, va a estar íntimamente ligado a un pasado misterioso y legendario, pues las leyendas de Eärwä hablan de los tiempos del Apocalipsis, cuando en el lejano norte, desde la oscuridad del dominio de Golgotterath (de nuevo una alusión al Evangelio, similar al Monte Gólgota), los reinos kuniuricos habían tenido que hacer frente al alzamiendo del No-Dios, Mog-Pharau, una entidad apocalíptica y ajena, que había conseguido pervertir a los inmortales no-hombres, creando la raza salvaje de los Sranc, y destruyendo los antiguos imperios antes de ser derrotado por un mago, Seswatha, cuya memoria vive una y otra vez en los sueños de uno de los grupos de hechiceros que viven en Eärwä, el Mandato, los únicos que aún creen en el antiguo Apocalipsis y en la amenaza que, desde Golgotterath, plantean los servidores del No-Dios, el Consulto. 


El Profeta Guerrero, segundo libro. 



    Y es que ya desde el principio, para el protagonista de la historia, el hechicero del Mandato, Drusas Achamian, hay algo extraño y provocador en la forma en la que Maithanet convoca la Guerra Santa, y se une a ella como emisario del Mandato. Hay más escuelas mágicas en los Tres Mares: los Chapiteles Escarlatas, el Colegio Imperial o los cismáticos Cishaurim (llamados también Portadores del Agua), los hechiceros de los fanim, y todas ellas envidian al Mandato, pues son los únicos custodios del saber de la antigua magia, la Gnosis, magia pura, mientras que el resto de las Escuelas utilizan magia anagógica, que requiere símbolos e intermediaros para mostrar su poder, por lo que las envidias entre las Escuelas, y las tensiones entre los señores de la Guerra Santa (incluyendo a Nersei Proyas, Príncipe-Coronado de Corinya, fiel del Colmillo y antiguo discípulo de Achamian) van a ir filtrándose en la Guerra Santa... que además, observa con desconfianza a todos los hechiceros, pues todos y cada uno de ellos son una mácula en la creación, y sus almas han sido condenadas desde el primer uso de la magia. De hecho, existen unos objetos, las Baratijas (o Chorae) cuyo mínimo roce mata al hechicero, convirtiéndolo en sal. A todo este conflicto se suma la aparición de lo que parece ser un heredero de los imperios kuniuricos, un guerrero llamado Anasurimbor Kellhus, que llega a la Guerra Santa de mano de un scylvendio, un guerrero profano llamado Cnaiur urs Skiotha, que en el pasado fue apartado de su tribu después de haber sido seducido de alguna manera por el padre de Kellhus, Anasurimbor Moënghus, a quien ahora Kellhus busca, pues cree que se encuentra entre los Fanim. 
    Así, con Achamian, Cnaiur y Esmenet (una prostituta de Sumna que se une a la Guerra Santa y que había sido amante del hechicero en el pasado) como protagonistas de la historia, acompañaremos a la Guerra Santa a través de su viaje, descubriendo que, como no podía ser de otra manera, el Consulto está más presente de lo que podía esperarse, pues al estilo de los cylon o los skrulls, el Consulto había infiltrado a sus Espías-Piel (capaces de cambiar de rostro) en diferentes puntos de los Tres Mares, dominando la política y los ejércitos... y parece que solo Kellhus es capaz de descubrirlos. 

El Pensamiento de las Mil Caras, fin de la primera trilogía.


    
    Con todos estos mimbres, Bakker lanza una historia de fantasía oscura, desgarradora, desesperante y dura, en la que se habla sin pudor de violaciones, abusos, violencia y destrucción de todo tipo, y con una profunda carga de filosofía y psicología de la fe y las religiones, y en cuyo corazón está el camino que lleva a transformar a un hombre en un dios... y a que todo, absolutamente todo lo que está pasando, sea un plan y una manipulación de una sola persona, el recién llegado Anasurimbor Kellhus, capaz de asumir el papel de Profeta-Guerrero de la Guerra Santa, y que vendría de una antigua raza, los dunyainos, capaces de manipular a los hombres como los hombres manipulan a los niños. En estos tres primeros libros, asistimos a la transformación de Kellhus de un hombre en un dios, a como la Guerra Santa pasa a enarbolar la bandera de su propio profeta, y lo hace a través de batallas que no son menores cuando provocan miles de muertos que cuando se producen en el interior de un alma traicionada. 
    Y tras alcanzar Shimeh y descubrir la verdad sobre la Guerra Santa, tras descubrir la verdad (o parte de ella) sobre Kellhus, sobre Maithanet, sobre Moënghus... La historia quedó inconclusa. 
    Es decir. La historia de la Guerra Santa acaba. Pero no lo hace la historia de los dunyainos, el conflicto con el Consulto, el Segundo Apocalipsis y los protagonistas de la historia. Así que vamos a pasar a comentar la tetralogía del Emperador-Aspecto. 

The Judging Eye, la aventura continúa.


    Cuando comienza la tetralogía del Emperador-Aspecto, han pasado veinte años desde el final de Príncipe de Nada. Anasurimbor Kellhus es el Emperador-Aspecto, señor de los Tres Mares, y la sagrada Esmenet es su esposa. Dominando el poder político, el espiritual e incluso la magia (pues aprendió de Achamian Drusas los misterios de la Gnosis), el Emperador-Aspecto, su esposa y sus hijos, gobiernan con puño de hierro divino los Tres Mares... y Kellhus está dispuesto a una nueva guerra sagrada, una guerra que llevará a los Reyes-Creyentes del sur, ante el mismo Golgotterath para destruir al Consulto y evitar El Segundo Apocalipsis. Además de recuperar a personajes como Kellhus, Esmenet, Achamian Drusas (convertido en un renegado, un Mago sin escuela) o Nersei Proyas, para esta tetralogía Bakker presenta un buen puñado de nuevos personajes, como Mimara (la primera hija de Esmenet, que busca a Achamian para que le enseñe la Gnosis), los hijos de Kellhus y Esmenet (Moënghus, Theliopa, Kayûtas, Inrilatas, Serwa y los gemelos Kelmomas y Samarmas), o el príncipe Sorweel, rehén de un reino destruido por los primeros pasos de la Ordalía del Emperador-Aspecto en su camino hacia el norte. 
    Si la trilogía anterior se había centrado en los Tres Mares, aunque esta tetralogía no deja de lado los Tres Mares (parte de la familia imperial permanece en Momemn, y tendrán que hacer frente a la amenaza de un resurgir de los fanim), abre ante nosotros las inmensidades del Norte, y vamos a acercarnos a los salvajes Sranc, la auténtica horda (cuyos miembros son exáctamente idénticos todos entre sí... y a los poderosos no-hombres) que domina el norte, y a los no menos salvajes Escalpadores, que se dedican a cazarlos. Mientras Achamian busca Ishual, el lugar de origen de los dunyainos, Sorweel hace de nuestros ojos en el camino de la Gran Ordalía y el tiránico dominio del Emperador-Aspecto...

The White-Luck Warrior, uno de los grandes misterios. 


    Pero además, en esta tetralogía vamos a ver cómo los propios dioses reaccionan ante la Gran Ordalía y el Emperador-Aspecto, a quien al parecer, desean muerto. La historia de la Gran Ordalía va a mezclarse con la del Guerrero de la Blanca Suerte, una manifestación de la voluntad de los dioses, y que quizá sea encarnado en el rehén Sorweel... o tal vez no, pues otro asesino, el Narindar, recorre los pasillos y las calles de Momemn, acechando... Por supuesto, en la historia de la Gran Ordalía nada brillante. No hay nada que sea un remanso de calma. De nuevo, nos encontramos con una exploración sin paliativos del lado más oscuro del ser humano, y en estos cuatro libros, vamos a asistir de nuevo a violaciones, necrofilia, canibalismo, incesto, asesinatos y todo tipo de sufrimientos. La fe es fanatismo, y bajo ese fanatismo, cada hombre esconde una bestia, cuya máxima expresión son los propios hijos del Emperador-Aspecto, pues cada uno de ellos manifiesta una parte oscura de la personalidad de su padre. El barbárico Moënghus, la aséptica Theliopa, el orgulloso Kayûtas, el perturbado Inrilatas (encerrado lejos del contacto de todo el mundo), la manipuladora Serwa, el débil Samarmas,  o el más cruel de todos, el pequeño Kelmomas, capaz de todo para ser el único objeto del amor de su madre, un asesino de ocho años con un destino extremadamente oscuro y siniestro. 

The Great Ordeal, la parte más dura del viaje. 


    Y sin dejarnos tomar aliento, sin darnos un respiro, Bakker nos arrastra de un trauma a otro, desde la ciudad no-hombre de Isterebinth a las puertas de Golgotterath, desde las murallas de Momemn al tráfico drama de la Escaldadura. Y todo esto lo hace lanzando pistas de que hay algo que no estamos viendo, algo que asoma, y es que en este mundo de magia, donde los hechiceros cantan cantos gnósticos que crean geometrías perfectas de destrucción, luz y muerte, hay elementos más propios de la ciencia-ficción, pero que queda soterrado, que queda pendiente, que se cierne sobre nosotros incluso en el cuarto y último libro de la saga, The Unholy Consult, un libro que prácticamente se centra en la última batalla entre la Gran Ordalía y el Consulto, la lucha en las torres de Golgotterath y la verdad sobre el Consulto y Mog-Pharau, el No-Dios... Y de nuevo, nos encontramos con que la historia no acaba. 
    Sí, al igual que al final de Príncipe de Nada, asistimos al final de la Gran Ordalía y el asalto a Golgotterath. Pero de nuevo, es un final que no cierra del todo la historia. Es un final que no es tal. Y es que parece ser que Bakker tendría una nueva saga que continuaría esta, la Saga del No-Dios... pero de esta aún no sabemos nada. 

The Unholy Consult... ¿el final?

    El final... No, no es un final, pero en perspectiva, creo que ha merecido la pena. Porque el final no ha sido satisfactorio en absoluto. Pero el camino ha sido un auténtico delirio. No apto para todos los paladares, por supuesto, esta Saga del Segundo Apocalipsis no es fantasía oscura... está más allá de la oscuridad. Como dice el primer libro, Al Principio fue la Oscuridad, pero durante seis libros siguientes, hemos profundizado cada vez más en la oscuridad y la desesperación. Es evidente que Bakker tiene sus fuentes en la historia medieval (las Cruzadas) y en la literatura de fantasía clásica. El mapa de Golgotterath es Mordor, las torres en las que se refugia el Consulto, es Barad-dûr. Los perturbadores no-hombres, sin tener las orejas de punta, son poderosos magos inmortales, son el lado absolutamente sombrío y desquiciado de los elfos de Tolkien, e incluso al igual que, en la Tierra Media, Morgoth crea a los orcos desde los Elfos, en estas novelas, el Consulto crea a los Sranc desde los no-hombres. Y sí, a día de hoy hablamos de grimdark, y disfrutamos de las historias crudas de Abercrombie o Martin (bueno, de este más bien disfrutábamos...). Pero tanto en Abercrombie, como en Martin (como en Erikson o Sapkowski), esa visión oscura de la fantasía está regada de humor, de cinismo. Incluso cuentan con personajes con los que, más o menos, podemos hasta identificarnos. 
    Bakker no nos da reposo. No hay lugar para el descanso. Cada giro es una tragedia. Cada palabra está escrita para asfixiar la esperanza, para hundirnos más y más abajo en un barro existencial cargado del sentido de la filosofía y la religión, donde aspectos tan intrínsecos al ser humano como la fe, son descarnadamente expuestos, cuidadosamente desollados, despellejados para mostrar su aspecto más crudo, para transformar las creencias en una violación del alma... e incluso del cuerpo. 
    La Saga del Segundo Apocalipsis es desesperanzadora. 
    Es una mirada al abismo.
    ...
    Ojalá algún día... 
    Llegue el verdadero fin.