Tras una noche complicada y tensa, los personajes pudieron recuperarse de sus heridas, y prepararse para seguir explorando el cañón en busca de la Corona de Almadenas y de Radaga, la sacerdotisa que parecía dominar aquella región. Se dirigieron hacia el zigurat coronado por la imagen de un cuervo, protegido por varias docenas de esqueletos, así que bordearon el zigurat para terminar de explorar el cañón, encontrando dos grietas que se adentraban en dos caminos en el interior de la tierra. Entre ambas grietas, había una esqueleto tensado en el suelo. A pesar de las advertencias de Ailyn, Balduin decidió examinar el esqueleto, tocándolo y disparando una maldición que cayó sobre él, provocándole fuertes dolores y la práctica inutilidad de un brazo. Finalmente, tras meditarlo, decidieron adentrarse en la grieta occidental, donde tras explorar una pequeña parte, encontraron una estatua de una especie de mujer momificada, que sostenía un cráneo y un bastón. Examinando el cráneo, Lady Sombra encontró una ranura que le permitió abrirlo. Dentro había un pequeño murciélago, que empezó a volar hasta que la elfa acabó con él de un flechazo, y una pequeña llave. Descendieron una amplia grieta en el suelo, encontrando un pequeño camino que Sombra y Clavis cruzaron arrastrándose, abriéndose a una nueva cámara. Al activar un mecanismo en forma de costilla, Lady Sombra disparó una trampa que llenó el pasillo de arena, bloqueando esa salida, y separándoles en dos grupos. Aunque Balduin trató de excavar para alcanzar a sus compañeros, fue imposible. Lady Sombra y Clavis continuaron explorando aquella cueva, y Balduin, Bastian, Ronna y Aislyn de dirigieron a la otra grieta, contando con que en algún momento, pudieran encontrar a sus amigos en las catacumbas.
Lady Sombra y Clavis se encontraron con un entorno inquietante, lleno de brumas, y en el que tuvieron que cruzar varios abismos cuyos puentes eran gigantescas costillas, mientras los espíritus atrapados en el interior de la mazmorra trataban de atraerles con ellos. Se encontraron con una corona, pero al cogerla, Lady Sombra disparó una trampa que hizo que el suelo se hundiera bajo sus pies al tiempo que la habitación se derrumbaba. A duras penas consiguieron escapar trepando por un pilar, pero al examinar la corona, se dieron cuenta de que era falsa, sólo un pedazo de latón chapado en oro que apenas costaría cincuenta monedas de oro, y que desde luego, no era la corona mágica que debían recuperar para Akriel. Tras superar varios desafíos, consiguieron acceder a una sala donde un esqueleto hechizado convocó para ellos una puerta que les llevó a la sala donde descansaba, sobre la cabeza de un esqueleto suspendido en un círculo de metal sobre un pozo lleno de bruma, la verdadera corona de Almádenas. Lady Sombra consiguió llegar al esqueleto cruzando las cadenas, y tomó la corona, pero el esqueleto activó un mecanismo que arrojó a Sombra y a la corona al pozo, mientras de las puertas de la sala aparecían varios esqueletos a los que Clavis tuvo que hacer frente. En el fondo del pozo, Lady Sombra encontró una criatura muerta viviente de la que consiguió escapar trepando por la cuerda que había preparado anteriormente. Finalmente, Lady Sombra y Clavis consiguieron escapar de la sala, llevando con ellos la Corona y saliendo al exterior de la catacumba...
Mientras tanto, el resto del grupo se encontraba también con las trampas de Radaga, ya que la niebla mágica consiguió hacer desaparecer las armas mágicas de Ailyn y Ronna, ya que Bastian y Balduin consiguieron escapar a tiempo de la niebla. Ronna y Ailyn tuvieron posibilidad de descubrir las oscuras artes de Radaga encontrándose con una joven cuya fuerza vital era absorbida por una piedra de sacrificios, mientras las anteriores víctimas de la sacerdotisa se alzaban y las atacaban. La joven terminó muriendo en brazos de Ronna, pero finalmente, los cuatro encontraron el refugio de Radaga, una gigantesca caverna protegida por dos esqueletos gigantes, en cuyo centro había un foso del que aparecía un esqueleto absolutamente colosal, dentro del cual parecía atisbarse una construcción. Los personajes se prepararon para enfrentarse a los esqueletos gigantescos, que despertaron cuando estos entraron en la sala. Sin embargo, a pesar de que pusieron toda la carne en el asador, sufrieron graves heridas, y el propio Balduin quedó inconsciente y pendiente de los cuidados de Ailyn. Finalmente, Ronna ordenó que se retiraran, pues si seguían allí, morirían sin duda. Los esqueletos volvieron a su lugar en cuanto abandonaron la sala, y corrieron hacia la entrada de la mazmorra, donde atendieron sus heridas y descansaron un poco... reuniéndose con Clavis y Lady Sombra, Tras un concienzudo debate, pues algunos eran partidarios de marcharse de allí ya que tenían la Corona, encabezados por Ailyn, y otros defendían su responsabilidad de acabar con la sacerdotisa que había lanzado tanto mal en aquel lugar, encabezados por el magullado Balduin. Finalmente, estos últimos se impusieron... y se prepararon para volver a enfrentarse con Radaga y sus criaturas...