Black Magick, Vol. 1: Awakening, Part One by Greg Rucka
My rating: 4 of 5 stars
Lectura fortuita, pero no por ello menos interesante. El otro día fuimos a Alcalá Cómics a echar un ojo, buscar regalos, etc; y me hice un pequeño autorregalo con este primer tomo de Black Magick. Creo que tuvo bastante que ver el azar con que lo cogiera, ya que lo habían colocado en la estantería de lo sugeridos justo al lado de los dos tomos de El Departamento de la Verdad y los dos tomos de Los Asesinatos del Lunes Negro, así que no tuve más remedio que preguntar, "¿qué tal Black Magick?"... y la respuesta fue muy positiva, así que nada. Para delante. Por lo menos esta vez solo he comprado el primero, para probar, aunque en los próximos días iré a por los otros dos tomos publicados en España por Norma.
¿Qué es Black Magick? Pues de momento, ha empezado siendo una historia de policías y brujería. La protagonista, Rowan Black, es una policía de la pequeña ciudad de Portsmouth, y también forma parte de un culto de brujería... y son brujas de verdad, con hechizos y poderes que funcionan. Pero nada más empezar vamos a ver que se preparan problemas para Rowan: en una situación de retención de rehenes, el secuestrador se niega a hablar con ningún policía que no sea ella, y cuando acude, descubre que su intención es matarla, y lo hace mostrando la señal de un martillo (de momento no lo han explicado, pero supongo que el martillo es por el Malleus Maleficarum, el famoso libro de Kramer y Spengler que se utilizaba como manual para la caza de brujas en el siglo XVI, Martillo de Herejes). A partir de aquí, Rowan va a tener que hacer frente a una serie de sucesos que van a mezclar crímenes corrientes con lo que parecen ser cuestiones mágicas, con la sensación de que el círculo se cierra sobre ella, y que es el objetivo de alguien... Que de momento es desconocido.
¿Qué es lo que mola de Black Magick? Pues hay para todos. Por un lado, Rucka es un gran guionista, y siempre se le han dado muy bien las tramas de corte policíaco, como ya demostró en sus trabajos con la policía de Gotham en Gotham Central, a pachas con Brubaker; y por otro lado, tenemos a Nicola Scott al dibujo, y en este cómic, la dibujante se sale. Del todo, es acojonante. Y gran labor también del colorista (no recuerdo el nombre, lo siento), que utiliza una gama de colores sepia para todo el cómic, lo que le da un rollo muy particular a los dibujos de Nicola Scott. Así que por lo menos, un gran principio, vamos a ver cómo sigue.
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